ABC De La Vida CristianaSample

La Palabra de Dios

Anteriormente vimos acerca de la Oración, como algo fundamental e irremplazable en la vida cristiana, tan importante que la relacionamos con la “respiración”. ¿Lo recuerdas? ¿has puesto en práctica lo aprendido? “Orad sin cesar”.

En este día veremos otra herramienta fundamental para una vida cristiana:

“La Palabra de Dios”.

La Biblia es la Palabra de Dios, es la revelación divina, es el testimonio de su amor, su plan de redención y su guía para nuestras vidas. Se compone de 66 libros con dos secciones principales: Antiguo y Nuevo Testamento.

La Biblia se escribió a lo largo de aproximadamente 1.500 años, por diferentes autores, en diferentes lugares y en diferentes idiomas. Con diferentes géneros literarios relata las historias sobre la creación del mundo, el pueblo de israel, Jesucristo y la iglesia cristiana

¿Por qué leer la Biblia?

• Es la fuente de autoridad suprema para la fe y la práctica cristiana.
• Porque alimenta nuestra fe: La Biblia es el alimento para nuestro espíritu. “Jesús respondió y dijo: escrito está: no sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (S.Mateo 4:4).
• Porque nos instruye y corrige: “Toda la escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (2 Timoteo 3:16).
• Porque nos permite conocer la voluntad de Dios: al leer su Palabra conocemos los pensamientos de Dios. “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino” (Salmos 119:105).
• Porque nos sostiene en momentos de pruebas y dificultades: si afirmamos nuestra vida en su Palabra, al venir las tormentas permaneceremos firmes (S.Mateo 7:24-25).

¿Cómo leer la Biblia?

Antes de abrir la Biblia, inicia con la oración. Pide al Espíritu Santo que te guíe en la comprensión y aplicación de las Escrituras.

Dios es un Dios de orden, por lo tanto debemos ser ordenados al leer su Palabra.

Es bueno separar un tiempo de forma diaria para orar, leer su palabra y meditar en ella, a ello le llamamos “devocional”.