¡Rabí, enséñanos a orar!Sample
4. En secreto y a solas (Mateo 6:6)
“¡Les enseñaré cómo pescar hombres!”
Estas palabras marcan el camino del gran ministerio, así como “Enséñanos a orar” el de la escuela de oración para los discípulos de Jesús, por medio de este plan basado en mi libro. Ambas tienen algo en común, la enseñanza y no hay mejor método que el de entrenar. De modo que, no estaría mal ver a esta escuela de oración como un gimnasio al que mucha gente acude precisamente a eso, a entrenar; y a Jesús como nuestro Coach o Entrenador (2 Sm 22:35).
Los pescadores de hombres no deben de ser unos acaparadores. ¿Conoces a alguién así? Son personas que se guardan todo y por consiguiente, lo van acumulando, más y más.
En secreto y a solas, es el título de nuestra tercera lección, pero también, es el de la vida del adorador, que esto no los confunda mis amados, pues siempre está dirigido a los demás, ese es su firme propósito. Siempre que tomen, compartan con los demás y promuevan que ellos también compartan; en aquel caso eran peces, en el nuestro son oraciones, y al menos en un principio es en privado y en silencio.
Pero, ¿el mundo que te dice? Ten más, pide crédito, compra ahora y pague después; El que tenga más Me Gusta se lleva un premio (Mt 6;19-20). En el Sermón del Monte Jesús nos enseña las bases del Nuevo Reino que son las bienaventuranzas; y como lo comentamos en la primera lección, los discípulos ya llevaban un año aprendiendo a orar antes de eso; así que la oración y la vida del orador forma una parte muy importante en la revelación del Nuevo Reino que Jesús vino a establecer.
Si usted escucha con esa atención con la que ahora medita, tres son las ocasiones en que hoy menciona al Padre: ora al Padre, tu Padre quien todo lo ve y el Padre que te recompensará. Meditamos para ir al Padre, cuando te apartas del día, cuando cierras tus ojos y cada que inhalas el aire que es el combustible de cada oración, ahí está tu Padre.
En la clase pasada aprendimos que la meditación cristiana no está limitada por el tiempo y el espacio, pero ellos estaban acostumbrados a un lugar específico para orar. Él no sólo lo da todo, sino que es Él mismo el todo. Por eso la meditación cristiana tiene que formar parte de su vida. Él quiere que cada uno de nosotros, sus discípulos, escojamos un lugar fijo donde Jesús pueda encontrarse con nosotros, a solas y en secreto, diariamente; (Mt 6:6).
Así como cada maestro debe tener un salón de clases, luego entonces, todo alumno de esta escuela debe tener un lugar especial para orar. De eso se trata la lección en Samaria. Pero ese sitio no es un lugar en específico, por eso es en secreto. Está en ti, en tu interior para estar junto a Él preparado para adorar al Padre.
Sólo y en secreto, ahí, donde Jesús viene a nosotros para enseñarnos a orar.
Oremos:
¡Amado Padre Celestial!
Tú que estás en los cielos y al mismo tiempo estás aquí abajo con Tus discípulos que tanto te anhelan, bendita sea Tu santa voluntad, así como Tu amor inagotable que nos atrae, pues solo quien permanece en Ti de una manera real y verdadera, permanece con Jesús a su lado.
Es un gran honor para todos nosotros, el poder conectarnos contigo en el aquí y ahora, haz que Tu luz llene esta pared a la que nos entregamos con profundo amor para que tu incomparable luz de tu hermoso rostro brille en cada uno de nosotros.
Señor si no es mucho pedir, inclina Tu hombro de manera que puedas sentir y escuchar nuestra humilde meditación que incluye algunas peticiones especiales las cuales están acompañadas con acción de gracias, para que la paz de Dios Padre, tu Padre y Dios nuestro, que sobrepasa todo nuestro entendimiento, guarde nuestros corazones y nuestras mentes en este color resplandeciente, el mismo que mostrabas en la túnica que vestías mientras estuviste aquí en la tierra con nosotros.
Gracias Padre porque siempre estás con nosotros, gracias por rescatarnos, protegernos y liberarnos, pero sobre todo por Tu pronta respuesta a nuestras peticiones, respuesta llena de tu incomparable verdad que es Tu luz y la muestra de que estás en todos nosotros por Tu Espíritu. Señor siente nuestro anhelo por tener la mente de Tu amado Jesús presente en todas nuestras decisiones y conversaciones.
Haz que por medio del Espíritu Santo encuentre las palabras exactas para expresarte todo esto que siento y que Tú has puesto en nuestros corazones, pues sólo en Ti nuestra alma encuentra descanso, pues todo esto que traemos hasta Ti es para Ti y nos viene por la escuela de oración para los discípulos de Jesús, por este deseo que sentimos de honrarte con lo poco que somos pero que somos sólo para Ti.
¡Oh, Padre nuestro! gracias te damos por permitir que detrás del color de la luz se nos mantenga este instinto de ir a dónde sabemos bien que Tú nos esperas, y dónde nuestra oración encuentra Tus bienaventuranzas; confiando con gran tranquilidad que nos lo otorgas en nombre de Jesús. Amén y amén.
Meditemos:
Hasta aquí nos hemos concentrado en la respiración, lo que proporciona un verdadero cambio en nuestras vidas. Por increíble que parezca, solemos dejar de respirar. ¿Cómo es esto posible?
En el mundo de la gastronomía se dice que “alguien está camote” haciendo alusión a un tubérculo y como tal, se encuentra dentro de la tierra. Es decir, está, pero a la vez no está y lo que es peor, nos estorba. Cuando una persona se estresa, disminuye su frecuencia respiratoria, haciendo que su organismo se colapse y no reacciona igual. Aquí radica una de las primeras ventajas de meditar. Seguramente lo ha sentido.
Ahora vamos a empezar a trabajar con nuestra mente.
En lo personal, cuando me refiero a mí mismo, lo hago diciendo “Mí Persona” (ver Ex 3:12), eso marca una diferencia en mi consciencia entre lo que soy y el ego, que evidentemente no es lo que realmente soy.
Necesitamos meditar profundamente acerca de lo que está ahí en Éxodo, si queremos ser auténticos discípulos de Jesús debemos comprender que solo Él es el camino, solo Él nos puede conducir al Padre, pues solo Él tiene la dirección. Jesús es la verdad pues nos transmite la convicción del Padre y finalmente Él es la vida pues nos ha prometido la eternidad. Por lo tanto, solo Él (estando con el Padre) puede decir Yo Soy.
Es algo a lo que no le debe poner intelecto, pues la mente no lo puede entender, es algo espiritual y como comentamos al principio, Dios es espíritu y nosotros hemos sido hechos a su imagen y semejanza. Por eso todos, de una forma u otra tenemos un no sé qué con la luna. Es algo que no puedes negar pues sabes que está ahí. La respuesta ha sido alojada en el interior de nuestro corazón y la mejor manera de llegar ahí es por medio de la meditación.
En la sesión pasada le recomendé el uso del Maranatha, el cual permite concentrar su atención en una declaración que es muy poderosa: “Ven Señor Jesús”.
Ahora vamos a trabajar en poner nuestra mente en blanco, y eso se logra centrando nuestra concentración en el color blanco de la luz que es Jesús y cuya explicación la puede encontrar en (Jn 1: 6-9).
Nos iremos a ese sitio en secreto y en lo privado y vamos a pensar en el color de la luz. Es de mucha ayuda trabajar frente a una pared blanca. En lo personal, me gusta mucho la posición que realizaremos el día de hoy pues paso muchas horas de pie o de escritorio y esta posición me ayuda a aliviar las molestias, principalmente en la parte superior de mi espalda y cuello causadas por mi mala postura durante mi jornada diaria.
Así que mi lugar favorito para meditar es el rincón, al lado de la pared blanca y, ¿saben qué? ¡Es una maravilla!
Vamos a colocarnos frente a una pared de color claro (en el caso de que no haya blanca), dejando unos cinco centímetros de distancia, cerramos nuestros ojos y colocamos ambas palmas de las manos sobre la pared, a la altura de nuestra cara. Muy bien, ahora en esa posición, vamos a inhalar y exhalar 3 veces.
¿Listos?
Perfecto, ahora vamos a acercar nuestra frente a la pared, dejando las manos en la misma posición y hacemos 3 repeticiones de respiración.
Muy bien, ahora viene lo bueno, vamos a quitar nuestras manos, dejando la frente tocando la pared, recordemos que el tema de hoy es conectar con su interior y prepararlo para adorar a Dios Padre, no en un templo ni en un tabernáculo, sino en su interior, a solas y en secreto, así que meditando en esto, con esta posición, haremos 3 repeticiones usando el Maranatha y al término de cada una de ellas, vamos a abrir por un segundo lo ojos, observar el blanco y volver a cerrar los ojos, luego igual una segunda y otra tercera ocasión.
¡Muy bien!
Ahora al menor indicio de que su mente esté tratando de llamar su atención, abra por un segundo sus ojos, mire la pared blanca y vuelva a cerrar sus ojos, eso corta la distracción, le recuerda el color blanco de la santidad y le regresará a su punto de equilibrio. ¡Es sencillamente fantástico!
Vamos a repetirlo una vez más, en cuanto al tiempo, es mi deseo preguntarle, ¿logramos en la sesión pasada las 15 repeticiones? ¡Felicidades!
El tiempo que le dedica a algo indica la importancia que eso tiene para uno.
Ahora vamos a incrementar 2 más para alcanzar los 7 minutos ¿qué les parece?
Y si la mente se manifiesta aplique la pared blanca.
Scripture
About this Plan
Hoy en día, la ansiedad, las preocupaciones y el estrés están a la orden del día. Es muy importante integrar a nuestra vida el hábito de meditar, por lo menos unos cuantos minutos al día para encontrar el equilibrio y conectarnos con nuestra paz interior. "¡Rabí, enséñanos a orar!" es un plan que le llevará a un viaje devocional bíblico a través de la Palabra para conectarle con Dios.
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