Mentores

Priscila y Aquila, compañeros de oficio de Pablo, viajaron con él cuando salió de Corinto para ir a Siria. Cuando Pablo vio la apertura de los judíos en Éfeso, dejó allí a Priscila y Aquila hasta que él pudiera regresar (Hechos 18:18-20). Mientras ellos trabajaban y ministraban en Éfeso, llegó un predicador llamado Apolos. Aunque este tenía una buena educación y una gran pasión por Jesús, su formación no estaba completa. Priscila y Aquila reconocieron los dones y la valentía del joven, pero los preocupaba su falta de conocimientos sobre el bautismo de Jesús. Con amor, actuaron como sus mentores hasta que él estuvo plenamente capacitado para continuar su ministerio itinerante.

Lea Hechos 18:24-28 y reflexione:

1. Apolos era de Alejandría, una importante ciudad del norte de África que era un centro de conocimiento. La descripción que hace Lucas de Apolos, indicando su elocuencia, sugiere que el joven tenía una educación formal en retórica. ¿Cómo se habrán tentado a considerarse a sí mismos Priscila y Aquila, en comparación con Apolos?
2. Dado que era judío, Apolos también conocía bien las Escrituras. Siendo cristiano, entendía la historia de Jesús. Pero solo conocía el bautismo de Juan. ¿Por qué esto preocupó a Priscila y Aquila? ¿Cómo respondieron a Apolos?
3. Priscila y Aquila trabajaban como fabricantes de tiendas, pero sabían más sobre “el camino de Dios” que Apolos. ¿De qué manera esto desafía los preconceptos habituales sobre los cristianos que trabajan en el ámbito secular y los predicadores?
4. La iglesia de Éfeso escribió una carta de recomendación para Apolos, que le permitía ministrar en las iglesias de Acaya. ¿Cómo dio fruto la inversión que hicieron Priscila y Aquila en Apolos? ¿Qué revela esta historia sobre quién puede ser mentor y por qué la tarea del mentor es importante?