Caerán: Adoración Agarrada De La FeSample

Josafat y sus enemigos

El poder de tu alabanza y adoración

Un pastor llegó a una conferencia y mientras el servicio proseguía, había un hombre que gritaba alabanzas al Señor.

El Pastor, molesto por el “alboroto” que causaba, se disgustó y preguntó: “¿Quién es el pastor de este hombre? ¿Acaso no le han enseñado sobre ética y orden?”. Decidió tomar cartas en el asunto y dijo: “Como nadie se atreve, me acercaré y lo pondré en su lugar”.

El pastor se acercó y le dijo: “Tremenda trompeta que tienes por voz. ¿Crees que puedes dar una alabanza más fuerte?". El hombre le respondió: “Deja que algo bueno pase”. Pero como el hombre vivía agradecido encontraba todo bueno y no pasó un minuto cuando levantó su voz y volvió a gritar.

El pastor listo para ponerlo en su lugar le preguntó: “Oye, y ¿por qué tú gritas tanto?, ¿acaso no puedes alabar más callado?". El hombre lo miró y le dijo: “Yo alabo a Dios de esta manera porque era mudo y Dios me sanó”. El pastor asombrado lo miró y le dijo: “Sigue gritando”.

Hay un poder que se desata cuando levantamos nuestra voz ante Dios y proclamamos en alto Su grandeza. En la Biblia hay muchos casos que nos muestran el poder que hay cuando esto sucede, ya que nuestra alabanza se convierte en un grito de guerra en contra del enemigo.

El dilema es que el tiempo más adecuado para levantar nuestra voz es cuando estamos pasando situaciones difíciles. Por tal razón, David le ordena a su alma que alabe al Señor: “Bendice, alma mía, a Jehová y bendice todo mi ser con su santo nombre". Le ordenó a su alma que adorara. En otras palabras, tienes que alabar a Dios, no tienes opción.

De esta misma forma Josafat experimentó la mano de Dios. Cuando se enfrentó al ejército enemigo, envió a los levitas delante de él y cuando comenzaron a cantar y alabar a Dios con voz fuerte, Dios puso las emboscadas de los enemigos contra ellos mismos y se mataron los unos a los otros. La adoración a Dios prevaleció como un arma que le dio la victoria al pueblo.

¿Qué situación estás enfrentando que amenaza con detener tu adoración? ¿Será como la que enfrentó Natanael al escuchar al doctor decir que había una probabilidad grande que no volvería a cantar? Aun así le creyó a Dios y vio Su mano obrando a su favor. Tal vez has recibido un reporte negativo del médico, tu familia se está desmoronando, tus finanzas se fueron al suelo; no importa cuál sea tu situación no permitas que nada detenga tu adoración. Levanta tu voz y mira a Dios pelear por ti.