La canción de María

Escrito Por Denise Trio

“Entonces dijo María: ‘Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador, porque se ha dignado fijarse en su humilde sierva. Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho grandes cosas por mí. ¡Santo es su nombre! De generación en generación se extiende su misericordia a los que le temen. Hizo proezas con su brazo; desbarató las intrigas de los soberbios. De sus tronos derrocó a los poderosos, mientras que ha exaltado a los humildes. A los hambrientos los colmó de bienes y a los ricos los despidió con las manos vacías. Acudió en ayuda de su siervo Israel mostrando su misericordia a Abraham y sus descendientes para siempre, tal como había prometido a nuestros antepasados" Lucas 1:46–55 (NVI).

¿Cómo es tu memoria? Si no lo escribo, lo voy a olvidar. Haré listas en todas partes, me enviaré correos electrónicos y le pediré a la gente que me recuerde cosas porque en el ajetreo de la vida, especialmente en esta temporada, mi memoria a corto plazo no funciona a plena capacidad. Pero hay Alguien cuya memoria es perfecta. Descubramos quién es.

En los pocos versos de hoy, María canta una canción. Es una canción de alegría, humildad y agradecimiento. Se le conoce como el Magníficat, tomado de la traducción latina de las primeras palabras del versículo 46. Recuerda, ella acababa de recibir la visita del ángel Gabriel, diciéndole que daría a luz al Mesías. Luego su prima Elizabeth refuerza este milagro llamándola bienaventurada. En respuesta, ¡María canta! Esta debería ser nuestra respuesta cada vez que nos encontramos con algo milagroso.

Imagínate a María. Una adolescente que creció en una cultura en la que las mujeres no eran valoradas. Por el contrario, eran maltratadas y vistas simplemente como una propiedad. Las expectativas que la sociedad depositaba en ellas era casarse tan pronto como pudieran tener hijos y luego tener hijos y cuidar de su familia. No había una profesión a la que pudieran aspirar en su vida. Normalmente, nadie las recordaría después de que hubiera pasado una generación o más. A las mujeres no se les invitaba a entrar en el templo ni se les animaba a estudiar. Pero cuando Jesús vino, y como Lucas se esfuerza en mencionar con una gran intencionalidad, Él invierte las normas sociales y honra a las mujeres, incluyendo a esta mujer que fue llamada a ser Su madre.

El canto de María es significativo porque indica que, de alguna manera, a pesar de las restricciones culturales, ella conocía la Palabra de Dios. En primer lugar, es un paralelismo con la canción que cantaba Ana. Ana era estéril, así que oró por un hijo, y el Señor se acordó de su súplica (1 Samuel 1:19). Su canto en 1 Samuel 2:1–10 fue su respuesta al acordarse del Señor. Además, María hace no menos de 12 referencias del Antiguo Testamento de eventos significativos en la historia de Israel. Ella enhebra estos eventos a través de la lente del poder, la fidelidad y la misericordia de Dios.

La Biblia es una historia completa acerca de Dios, y María se siente honrada de ser parte de Su obra. Se refiere a sí misma como una sierva y reconoce su necesidad de un Salvador. Qué gratificante haber sido escogida para a dar a luz al Mesías. ¡Qué increíble que El que no cometió pecado viniera a través de ella, una mujer que era completamente humana y propensa a los efectos del pecado! Ella reconoce que el Todopoderoso ha hecho grandes cosas por ella, al llamarla bienaventurada. Ese, en efecto, es el poder del evangelio, que transforma el pecado en justicia a través de la sangre de Cristo derramada en la cruz (2 Corintios 5:21). Dondequiera que se predique el evangelio, esta humilde joven será recordada en todo el mundo porque su nombre está asociado con el nombre de Jesús, el Salvador del mundo. Los humildes serán exaltados. ¡Oh, qué misericordia tan grande!

A pesar de que los seres humanos somos personas olvidadizas, Dios no olvida Sus promesas. Él fue fiel al pacto que hizo con Abraham, y su lealtad al pacto perdura para siempre. Para siempre nos incluye a los que seguimos a Jesús hoy, y es por eso que podemos celebrar Su nacimiento cada año.

Esta Navidad, deja que tu corazón rebose de alegría, humildad y agradecimiento como el de María. ¡Empieza a cantar de repente! ¡Sube el volumen de la radio! Rinde tu corazón ante el Todopoderoso, nuestro Salvador, que ha venido a estar con nosotros. Él es misericordioso y cumple sus promesas, ¡y esa es la buena noticia!

Pausa: ¿Cómo has visto las promesas de Dios en tu vida?

Practica: Pon tu lista de reproducción favorita de villancicos, busca la letra y canta todas las canciones en voz alta. ¡Toma nota de su significado bíblico y doctrinal!

Ora: Gracias Jesús por haber venido por nosotros. Gracias por Tu recuerdo y fidelidad. Gracias por incluir esta canción en la Biblia a través de las palabras de María. Que nuestras almas te engrandezcan, Señor, y que nuestros espíritus se regocijen en Ti, Dios, nuestro Salvador. Oro para que esta actitud no sea solo durante la temporada navideña, sino durante todo el año. Amén.