Corazón, Alma Y Mente: Vive El Gran MandamientoSample

“Amarás al Señor tu Dios con todo tu CORAZÓN…”: Desde la perspectiva bíblica, el corazón es el centro, la totalidad, la fuente y la esencia de todo en nuestra vida. Es la fuente de los motivos, intenciones, deseos, de las pasiones y aún de los procesos mentales y, una vez que estos motivos están en nuestro corazón, son momentos para que los transformemos en una acción. En consecuencia, esa es la razón por la que hacemos todo lo que hacemos.

Una noticia poco agradable es que Jeremías 17:9 dice que la naturaleza de nuestro corazón es engañoso y perverso; por lo tanto, naturalmente, se inclina hacia el mal. Pero la buena noticia es que Proverbios 2:10 expresa que la sabiduría puede entrar, y en Salmos 51:10 se afirma que Dios lo puede limpiar y renovar. Otra buena noticia que se encuentra en 1 Samuel 16:7, es que el corazón es en lo único que Dios se fija. Es decir, nuestro físico, nuestra carrera, casa, carro, salud, nuestros logros aquí en la tierra, no son aspectos en los que Dios se fija, es solamente en nuestro corazón. Entonces, es bastante importante el estado de este, y si naturalmente la Biblia dice que va hacia el mal, y todo lo que este mundo nos ofrece lo lleva de la mano hacia el mal también, ¿cómo lo redirigimos? ¡Las buenas noticias es que nosotros no tenemos que hacerlo, el Doctor, quién lo creó, lo puede hacer! Nuestro deber es entregárselo por completo a Dios y dejar que Él lo transforme.

Ezequiel 36:26 dice: Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne.

Hábito para amar a Dios con todo el corazón: Lo primero es, entregar a Dios el corazón. Si nunca lo ha hecho, la manera de hacerlo es reconociéndolo como único Señor y Salvador personal (Juan 1:12). Lo principal es creer en Dios, que Él existe y que es capaz de transformarlo todo. En Hebreos 11:6 se lee: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay y que es galardonador de los que le buscan”.

Si usted es de los que ya le entregó su corazón y su vida un día a Dios, hoy lo quiero motivar a evaluarse. ¿Realmente sus prioridades (cómo invierte su tiempo, dinero, talentos) están alineadas con los deseos de Dios? ¿Está cumpliendo lo que está claramente instruido en la Biblia que debe hacer? (Orar, leer y meditar en su Palabra, amar a su prójimo, dar a los pobres, dar gracias en todo, hacer discípulos, etc.) ¿Cree y obedece lo que Dios le manda a través de su Palabra, o sólo las partes que a usted “le gustan”?

Volviendo al punto inicial, hay que tomar la decisión de creer en Dios de todo corazón, y creer que la Biblia es un mensaje de amor de Él para nosotros. No creamos a medias como la mayoría de las personas, que lo hacen por respeto o porque, en algún rincón de su mente, creen en un ser superior, que está en algún lado, pero realmente no es parte de sus vidas, solamente lo toman en cuenta cuando las cosas se ponen feas o realmente necesitan un milagro. Así, no. Creamos que Él quiere ser nuestro amigo, nuestro padre, nuestro consejero, nuestro guía, nuestro galardonador, nuestro todo.