Eres mi todoSample

La sala del trono

Santo, Santo, Santo, Señor Dios Todopoderoso, sobre todo, fuiste, eres y serás por siempre el Rey entronizado en glorioso esplendor, Santo, Santo Señor.

Imagínate alrededor del trono glorioso de Dios con todos los ángeles y ancianos. ¿Te inclinarías? ¿Cantarías? ¿Te sentirías abrumado por su belleza? Día y noche, los ángeles, los ancianos y los cuatro seres vivientes se reúnen alrededor del trono de Dios llenos de reverencia y asombro, derramando incesante adoración ante Él (Apocalipsis 4:4, 7:11).

Los cuatro seres vivientes, los ángeles y los ancianos no gritan «Santo» incesantemente por obligación, como si Dios tuviera algún interruptor de control que les obligara a repetírselo una y otra vez. Dicen: «Santo» alrededor del trono de Dios como respuesta a la revelación de su belleza, gloria, poder y naturaleza, que no se parece a nada que podamos imaginar. Como hijos de Dios, invitados a la presencia de Dios por la sangre de Jesús, tenemos la misma oportunidad en la tierra de hacernos eco de santas alabanzas «al que nos ama y nos ha liberado de nuestro pecado con su sangre» (Apocalipsis 1:5).

Nuestra mirada puede fijarse ahora en nuestro digno Rey, del mismo modo que lo hace la multitud que rodea el trono. El velo se ha rasgado y se nos invita a entrar en el trono de Dios, donde podemos unirnos a todo el cielo en una adoración sin reservas ofrecida a Él. El enemigo anhela desesperadamente que posemos nuestros ojos en otra cosa que no sea el trono de Dios, pero no te distraigas. Solo hay uno que merece para siempre nuestra atención y nuestro afecto.

¡Santo es el Señor Dios Todopoderoso!

Hoy se nos invita a entrar en la sala del trono de Dios para contemplar su gloria, esplendor y majestad. Nuestra respuesta puede emular a la de los ancianos, los ángeles y los seres vivientes en una adoración llena de temor. Con el corazón inclinado ante nuestro Rey, clamamos: «Santo es el que era, el que es y el que ha de venir».

¿Cómo puedes adorar hoy a Dios en respuesta a su santidad?