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La mejor carrera
En el Antiguo Testamento encontramos la historia de la travesía que realizó el pueblo de Israel al salir de Egipto a la tierra que Dios les prometió, un lugar donde fluía leche y miel. Este viaje no debía tardar más de quince días en realizarse; sin embargo, les tomó cuarenta años llegar.
Podemos comparar la salida del pueblo de Israel de Egipto con una carrera, un maratón. El disparo de salida fue con bombo y platillo teniendo como meta la tierra prometida. Los egipcios les dieron provisiones, joyas y oro para su salida, no salieron huyendo sino como conquistadores, en abundancia, a los ojos de todos los egipcios y engrandecidos por Dios. Y así fue como comenzó su carrera. Los israelitas, teniendo el mejor guía y una meta certera a donde llegar, perdieron el rumbo y la principal razón por la que Dios tuvo que tratar con ellos, haciendo de su carrera un largo peregrinar, por la dureza de su corazón. Ellos se inventaron otros dioses y desviaron su vista del Dios Todopoderoso que los había rescatado de Egipto.
Nosotros también nos encontramos en una carrera. Nuestra vida es el maratón que corremos y, de la misma manera que los israelitas, corremos el riesgo de ser desviados de nuestra meta.
¿Cómo identificar la dureza de corazón? Cuando tomas decisiones sin considerar a Dios, cuando los pendientes diarios son más importantes que tu tiempo con Dios, cuando no lo obedecemos porque pensamos que al final no pasará nada, es entonces cuando vemos que todos los tropiezos, heridas, sorpresas de nuestra vida, de repente son planes de Dios para corregir los nuestros, para tratar con el corazón endurecido, para ablandarlo y que podamos rendirlo a Dios. Todo esto fue lo que les pasó a los israelitas que salieron de Egipto, quienes, viendo las maravillas y el poder de Dios, fijaron sus ojos en las circunstancias y vieron a los gigantes y los obstáculos más grandes y poderosos que el Dios que los sacó de Egipto.
Si en nuestra carrera nos tomamos de la mano de Dios, su bendición va con nosotros. Él no nos va a desamparar pase lo que pase en nuestra vida, aunque cometamos errores o busquemos su ayuda, Él estará ahí para redireccionar nuestro rumbo, pero debemos tener cuidado de que la dureza de corazón no sea un obstáculo para nosotros.
Pídele a Dios en oración:
Señor, perdóname si hay dureza en mi corazón, yo me arrepiento si no te he considerado todo el tiempo en mi vida. Permíteme ver como los tropiezos y dificultades en mi vida me llevan a ti y a saber que en cada cosa que pasa en mi vida tú puedes usarla para beneficio mío, para que yo pueda ser redirigido a tus caminos.
About this Plan
Nuestra carrera nos conduce al mejor lugar que hay, el Cielo. Los israelitas también realizaron una travesía que podemos comparar con nuestra carrera, pero hubo obstáculos que no lograron vencer y que los llevaron a perder el rumbo, teniendo que invertir cuarenta años en un recorrido de unos cuántos kilómetros. El pastor Oscar Sotres nos alerta de estos obstáculos y nos dice cómo correr nuestra carrera de la mejor manera.
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