¿Marta O María? Y Las Prioridades EspiritualesSample
La mejor parte.
“—Marta, Marta —le respondió Jesús— estás inquieta y preocupada por muchas cosas, pero solo una es necesaria. María ha escogido la mejor, y nadie se la quitará.”(Lc.10:41-42)
Uno de los descubrimientos más liberadores en mi vida fue comprender que, para Dios, lo más importante no es lo que hacemos, sino quiénes somos. Dios ama más la disposición de nuestro corazón, que hacer algo para Él por obligación. En otras palabras, el cristianismo obra por el amor, no por coerción.
Me encanta ver que cuando Jesús corrigió a Marta, no le dijo: Marta, Marta "¿Por qué no puedes ser más como tu hermana, María?" No, Jesús sabía que por más que Marta fuera fuerte, nunca sería como María, y por más que María quisiera afanarse, jamás lograría la intensidad de Marta. Lo cierto es que ambas se vieron expuestas al mismo dilema, trabajar o adorar. Jesús resuelve el dilema al responder: “María ha escogido la mejor parte”.
Una valiosa enseñanza que podemos extraer de la historia de Marta y de María es que, cuando se trata de adorar a Dios, siempre hay una mejor parte disponible para nosotros, ya sea que seamos del tipo de personas operativas como Marta o contemplativas como María. En otras palabras, Dios siempre está dispuesto a recibir nuestra adoración y esto siempre será lo más importante o necesario para nuestra vida (Heb. 4:16)
Para nosotros, el secreto está en procurar mantener el equilibrio y balance entre la tensión natural que surge de todo lo que puede pasar en nuestra vida, que catalogamos como urgente e importante. Verás, hay muchas tareas importantes que no necesitan hacerse hoy, ni siquiera esta semana. El punto es que, para muchas personas, no les está alcanzando las veinticuatro horas del día para cumplir con todas sus obligaciones. Lo que hace que, siempre, terminan postergando las horas de estudio de la Biblia y la oración. ¿Te suena familiar? Para mí, sí.
Por otro lado, hay personas que viven en una eterna contemplación, como me diría una alta ejecutiva empresarial que conocí en el pasado. Ella me decía: “El problema con los cristianos es que viven todo el tiempo en una eterna introspección y se les olvida que hay que trabajar para comer”. Y en esto, creo que mi amiga tenia razón. Porque no sirve de nada la contemplación sin acción. No podemos vivir todo el tiempo en las nubes, debemos aterrizar y enfrentar nuestro hoy, o como diría un reconocido Pastor parafraseando al príncipe de los predicadores Charles Spurgeon: “hay que orar y hay que obrar“. Porque el que trabaja y no ora es orgulloso, y el que ora y no trabaja es una hipócrita.
Por tanto, priorice el tiempo con Dios. Dedique tiempo cada día para orar, leer la Biblia y reflexionar sobre su relación con Dios. Esto se puede hacer por la mañana, durante las pausas para el almuerzo o por la noche.
También es importante establece límites: Es esencial establecer límites y priorizar lo que es importante. Aprende a decir no a las cosas que agotan tu tiempo y energía y te dejan con poco tiempo para el crecimiento espiritual.
Y por último, y no menos relevante, procura practicar la atención plena. La virtualidad, las redes sociales y los dispositivos electrónicos, fuera de ser una bendición, también hacen que estemos dispersos. Por esto al practicar la atención plena, logramos estar presentes en el momento y apreciar las bendiciones que vienen con el trabajo. Tómese el tiempo para reflexionar sobre cómo su trabajo puede ser usado para glorificar a Dios.
¡Medita en esto!
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El afán de la vida a menudo nos hace creer que no estamos haciendo lo suficiente. Después nos sentimos culpables porque se supone que deberíamos invertir una buena cantidad de tiempo para estar a solas con Dios. Pero, cuando tratamos de ir más despacio, aun nuestros mentes todavía siguen ocupados. Descubre en los próximos días la gracia que el Señor nos ofrece para sortear tal situación.
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