¡Tú, Reverdece!Sample
Reverdecer y dar fruto eterno
La palabra gracia es utilizada por lo menos 108 veces en el Nuevo Testamento. Lo cual indica lo importante que es para Dios que apreciemos esta palabra, que sea parte de nosotros y que tenga un efecto práctico en nuestro diario vivir. Apreciar significa: “estimar el valor de una persona o algo”. Por tanto, apreciar la gracia de Dios es reconocer que solo Él es quien nos puede llevar a reverdecer y dar fruto. En la gracia lo que se estima, valora y aprecia es el sacrificio de Jesucristo en la cruz, pues Dios ofreció por amor (por gracia) a Su Hijo Jesucristo para rescatarnos.
Cuando Dios ve un corazón realmente humillado y arrepentido, Él no demora en derramar Su gracia, y nos hace reverdecer. Él es el labrador de la viña y si ve que algo no está bien en nuestro interior, entonces se dispone a podarlo (Lee Juan 15:1-8).
Dios te escogió para que lleves mucho fruto, con el propósito de que ese fruto se manifieste en vidas que necesitan reconocer que Dios es su Padre, y ellos son Sus hijos. Jesús hoy nos da la misma indicación que les dio a Sus discípulos: “Si ustedes permanecen en mí, producirán mucho fruto”. Y no solo nos dice que produciremos mucho fruto, sino que lo que pidamos será concedido, y la mejor parte: le daremos la gloria a Su Padre, pues en esto demostraremos que somos verdaderos discípulos.
¿Ves? Él no estaba hablando de ser unos simples cristianos y miembros de iglesia; Él estaba diciendo: “Serán verdaderamente mis hermanos, y mis hijos”. Por ende, le demostramos a Dios que somos Sus verdaderos discípulos cuando dejamos de caminar como esclavos y jornaleros, y empezamos a hacerlo como Sus hijos y herederos del Reino. El Padre es tu labrador y es quien te hace reverdecer. Por lo tanto, Él va a cortar todo orgullo, altivez o soberbia y quitará de tu vida todo lo que Él no plantó, todos aquellos lastres del pasado que te han seguido lastimando y no te permiten crecer. Eso es lo que Él quiere podar, porque estas cosas nunca tuvieron nutrientes de vida en ti.
Cuando pasas a tu nuevo tiempo de retoño, mirarás al pasado solo para testificar lo que la gracia de Dios ha hecho en ti, y, al mirar atrás, ya el dolor no tiene el mismo efecto de antes, porque ahora sabes cuál es tu posición: eres hijo de un Rey y no más esclavo del pasado. Ahora sabes que la sangre de Cristo te limpió para este nuevo tiempo, para un nuevo nacimiento y un nuevo fruto eterno. Solo te corresponde recibir y creer que ha llegado el momento de tu reverdecer, y de manifestar la fructificación de Dios en tu vida, que no es otra cosa que compartir con otros el mensaje de salvación, de lo que la gracia hizo en ti, para que ellos también pueden recibir lo que Dios tiene preparado para ellos.
Este es tu tiempo de reverdecer y dar fruto eterno. Es tiempo de vivir y actuar como un hijo santo que refleja una vida que no lleva más culpa, vergüenza, condenación ni heridas del pasado, pues ha comprendido que es un hijo del Reino y que la sangre de Cristo es la que lo lleva a trascender y reverdecer. Tu vida no será más la misma, pues has permitido que el Padre provoque Su reverdecer en ti y se manifestará la verdadera felicidad que se encuentra en el corazón del Padre.
Por eso hoy a ti te digo: ¡Tú, Reverdece!
Reflexiona:
En tu momento de intimidad con Dios, toma un lápiz y un papel. Comienza a responder cada pregunta y permite que Él, por Su Espíritu Santo, susurre a tu corazón su respuesta para ti.
- ¿En qué áreas de tu vida has visto el favor y la gracia de Dios manifiestos?
- ¿De qué manera ha sido Dios fiel en tu vida?
- ¿Puedes creer conmigo que Dios te devolverá el doble de lo que pensaste que habías perdido?
Este plan de lectura está basado en el libro ¡Tú, Reverdece! Obtén más información haciendo clic aquí. Además, si quieres compartir con la autora tu testimonio como resultado de la lectura de este plan, o alguna petición de oración, puedes hacerlo escribiendo a: dra.nchinea@gmail.com
Scripture
About this Plan
La gracia de Dios sobre nuestras vidas es la única que nos hace reverdecer, cambia nuestra identidad, nos hace herederos en Dios y partícipes de la vida eterna en Cristo Jesús. Por medio de este plan devocional, verás cómo Dios quiere que reverdezcas en cada proceso, estación, y temporada de tu vida. ¡Prepárate para reverdecer!
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