Aprendiendo a ConfiarSample

CONFIANZA SIN FRONTERAS

No importa en qué etapa de la vida te encuentres ahora mismo o cómo estén cambiando tus circunstancias, el llamado a confiar en Dios debe permanecer constante en nosotros. Personalmente, yo he confiado al Señor el bienestar de mis hijos, las enfermedades, la salvación de amigos y familiares, que mi trabajo que sea fructífero.

¿Qué le has confiado tú al Señor? Piénsalo por un minuto, seguro hay muchas cosas. En todos esos momentos de confianza, Dios siempre ha demostrado ser fiel. No es que haya obrado en todas las cosas según nuestros deseos, pero lo ha hecho para algo mucho más grande. Él ha dispuesto todas las cosas para nuestro bien.

Pensarías que después de todos estos años, mi confianza se habría expandido más allá de las fronteras. Pero, en realidad, nada bloquea más mi confianza en Dios que yo mismo. Así como lo lees, nosotros somos los únicos que impedimos que Dios obre en toda su expansión. En lugar de confiar en Él con todo nuestro corazón, muchas veces tendemos a apoyarnos en nuestro propio entendimiento. En otras palabras, lo que realmente he hecho es confiar en mí mismo, un ser humano defectuoso y lleno de errores en lugar de confiar en el Creador soberano del universo que me ama más de lo que puedo imaginar.

La confianza sin fronteras depende de un Dios sin fronteras. Este tipo de confianza sacia nuestra sed de dudas al darnos la seguridad de que cualquiera que sea el porqué de una situación, Él es suficiente. Así que no dejemos que nada nos impida ofrecer a Dios aquello de lo que solamente Él es digno. Nuestra confianza hacia Él debe ser sin límites y sin fronteras.