Un Paso MásSample

Yo tengo el poder

Ayer leímos que Jesús antes de ascender a los cielos, dijo unas últimas palabras en Hechos 1:8. Ese “PODER” que se menciona tiene que ver con fuerza o con ser capaz. El Espíritu de Dios (también así lo podemos llamar) nos CAPACITA para ser testigos de Jesús. A ti y a mí, nos hace capaz y da fuerza pero de la forma que Él sabe hacerlo, como lo hizo con Jesús.

Lo ayudó a sanar a los enfermos, le dio fuerzas para soportar todo lo que sufrió en la Cruz y lo resucitó de la muerte para perdonar nuestros pecados, entre tantas otras cosas. Jesús dijo que nosotros también podríamos hacer lo que Él hizo y aún cosas más grandes, porque también tendríamos al Espíritu.

Pero, “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”, sensacional frase del tío Ben del Hombre Araña. Nuestra parte de la gran responsabilidad para recibir el poder del Espíritu Santo es esperarlo, lo cual significa ser bautizados con Él. Y ser bautizados es estar llenos o sumergidos, en este caso del Santo Espíritu.

Fue así que los discípulos siendo personas ordinarias se convirtieron en extraordinarias por el poder del Espíritu de Dios pudiendo sanar enfermos, amar a los que los perseguían, hablar de las buenas noticias de Jesús, compartir en comunidad, orar, servir a los que más necesitaban, estudiar la Palabra, tener nuevas capacidades y tantas otras poderosas cosas que se nombran en el libro de los Hechos.

¿Qué hace Él en tu vida y en mi vida? El Espíritu Santo nos capacita para ser testigos de Jesús con amor, alegría, amabilidad y muchas más cualidades; con el fin de mostrarlo en nuestra casa, barrio, escuela, sociedad, país y hasta lo más lejos de la tierra.

¿Te animarías a dejar actuar al Espíritu Santo en tu vida?

Te invito a que oremos juntos...

“Hola Espíritu Santo, quiero ser lleno/a de Tu presencia. Mi vida fue, es y seguirá cambiando por la muerte y resurrección de Jesús. Dame las fuerzas para testificar de lo que Jesús hizo en mi vida con Tu poder, Espíritu de Dios. Amén”.