Tu Bando Sí ImportaSample
Solo puedes escoger uno.
Una de las características del ser humano posmoderno es que vive buscando constantemente nuevas experiencias. No perderse nada es un valor establecido de manera inapelable, pero es uno también que choca frontalmente con la economía del evangelio, no tanto porque no podamos probarlo todo (que como “poder”, podemos) sino porque no existe tal cosa como tener un pie en un bando y el otro en el contrario sin que eso implique quedarse fuera.
En ese universo paralelo que las personas nos imaginamos, acariciamos la idea de poder seguir haciendo lo que nos place y alcanzar, eso sí, la bendición de Dios. No hablamos de “salvación” porque eso implicaría reconocer que la necesitamos, y la batalla hoy se pelea en el lenguaje, no nos quepa duda. El debate no está necesariamente en si Dios existe, o en si es amor y justo a la vez, sino en si me conviene alinearme con Él teniendo en cuenta que lo que yo quiero y mis aspiraciones son lo más importante.
Este asunto cuesta a los creyentes también y no solo al inconverso, no nos engañemos. Diría que nos reta más aún a nosotros que a ellos, porque la santidad no es la lucha del no creyente, sino del que en algún momento se acercó y aceptó a Cristo.
El tema de la salvación, entonces, es solo el primero de dos: luego viene la cuestión del señorío de Cristo, ante el que nos seguimos rebelando cada día de nuestra vida, incluso habiendo aceptado Su sacrificio por nosotros. Lo que queremos hacer no hacemos, y hacemos lo que no queremos, como expresaba Pablo en Romanos 7. Pero no existe tal cosa como un discípulo que no siga intencionalmente a Su Maestro, ni una transformación real que no busque dejar atrás completamente su antigua naturaleza.
No hay una fuente, en definitiva, que pueda dar agua dulce y amarga a la vez, ni el mismo árbol puede producir diversos frutos. De nuevo, tenemos que elegir, y solo puede ser una la opción que escojamos. Cuando antes lo acepte nuestra mente posmoderna y actúe en consecuencia, tanto mejor.
El resultado de escoger mal en el día a día, cuando nos inclinamos más hacia nuestros propios deseos y estándares, es que terminamos menospreciando al Dios al que decimos seguir. O amamos al Señor y Su ley, o bien la aborrecemos y a Él con ella. Era el mal de aquel pueblo. ¿Seguirá siendo el nuestro?
Scripture
About this Plan
Efectivamente, has leído bien: “bando”, porque hay dos, y no es lo mismo militar en uno que otro. Tema radical en que, incluso los cristianos, podemos pensar en algunos momentos que no hay tanta diferencia entre estar en uno u otro lugar. En este plan examinaremos todo esto a la luz de la Palabra para dar respuestas al relativismo que también nos alcanza en estos días.
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