Señales Para Detectar El Ataque EspiritualSample
Josafat y la batalla espiritual
En el antiguo testamento la obra de Satanás en contra del pueblo del Señor se ejemplificaba en la forma como las naciones ajenas a Dios se levantaban en contra de Israel, entre ellos los moabitas y amonitas quienes los atemorizaban.
La Biblia registra la maravillosa historia de Josafat un rey que enfrentó circunstancias difíciles, y por momentos aterradoras. Josafat fue un buen rey, su corazón de continuo estaba inclinado con valentía hacia los caminos del Señor y aunque en muchos momentos de su vida Dios lo protegió de sus enemigos, en una ocasión sus adversarios lograron avanzar contra él. Y aunque Josafat tuvo miedo, decidió hacer algunas cosas que valdría la pena tomar como ejemplo para cuando nos veamos rodeados de enemigos, manipulados por nuestro adversario el diablo.
1) Josafat no se apoyó en su liderazgo, ni fuerza militar, ni mucho menos en su capacidad para mover a una nación hacia la guerra, por el contrario, Josafat decide buscar al Señor, Dios de los ejércitos de Israel, en oración (V3).
Josafat tampoco indaga sobre su enemigo, no busca saber cuan potente es su armamento o capacidad destructiva, ni mucho menos desea saber cuantos vienen contra él; por el contrario, decide a través del ayuno consultar al Señor Dios de toda sabiduría y conocimiento; con esta acción nos da ejemplo que frente a nuestras luchas más atemorizantes nuestra esperanza debe estar puesta en Jesucristo, nuestro Salvador, no en las circunstancias que nos rodean o en el enemigo que nos asecha.
2) Como líder o rey de Judá, frente a Dios y a su pueblo, Josafat se vuelve vulnerable y humilde, reconoce públicamente que ha sido gracias al Señor que su pueblo ha sobrevivido hasta ese instante. Dios no solamente ha sido el Señor de su pueblo, sino también el de sus ancestros, por lo tanto, Dios ha sido el Señor de su historia como nación y como rey (V.5-9).
¡Y esto me encanta! Porque quién como Dios para conocer nuestra historia, como ha sido nuestro peregrinaje hasta llegar a nuestro hoy, por lo tanto, Dios es el único capaz de juzgar a nuestros enemigos con justicia y rectitud. Solo Él puede ejercer autoridad y poder frente a nuestros adversarios. Con esta confianza puesta en el Señor podemos reconocer al igual que Josafat: “Que la guerra no es nuestra, sino de Dios” (Ro.8:31).
3) Y… Josafat proclamó un ayuno en todo Judá. Algo maravilloso del ayuno es que nos permite vernos en la perspectiva adecuada, en la de Dios, es decir por misericordia el Señor nos deja ver si estamos oprimiendo a alguien, si estamos generando cargas injustas sobre alguien o si estamos reteniendo lo que Dios quiere darle a alguien a través nuestro (Isa. 58:6-7, 1 Jn.1:8-9).
Al proclamar ayuno para toda Judá y dar ejemplo de esto, Josafat quería asegurar que su demanda de justicia para sus enemigos ante Dios no recayera sobre él y sobre su pueblo por causa del pecado. Si bien es cierto que Dios nos quiere guardar o librar de nuestros enemigos es importante estar a cuentas con Dios antes de enfrentar la batalla espiritual (Heb.4:13).
4) La gratitud a Dios expresada a través de la adoración: “Entonces Josafat inclinó la cabeza con el rostro en tierra, y todo Judá y los habitantes de Jerusalén se postraron ante el Señor, adorando al Señor” (v18).
…"Y cuando comenzaron a cantar y adorar a Dios. El Señor tendió una emboscada contra los moabitas y los amonitas, haciendo que ellos mismos se destruyeran los unos a los otros. Al final, el “Temor” que quiso usar Satanás para destruir al pueblo del Señor, Dios lo usó para bendecirlos.
“Al oír las naciones de la tierra cómo el Señor había peleado contra los enemigos de Israel, el temor de Dios se apoderó de ellas. Por lo tanto, el reinado de Josafat disfrutó de tranquilidad, y Dios le dio paz por todas partes” (2 Cr. 20:29-30).
Scripture
About this Plan
En nuestro viaje de fe es inevitable que enfrentemos luchas espirituales en nuestro anhelo de obedecer y avanzar en las cosas de Dios. La Biblia es categórica en afirmar que nuestro adversario el diablo, deambula como un león rugiendo con feroz hambre, buscando a quien agarrar y devorar. Y aunque nuestro enemigo desea destruirnos, Dios asegura que en nuestra dependencia y sujeción a Cristo estará siempre nuestra victoria
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