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El Tribunal De CristoSample

El Tribunal De Cristo

DAY 7 OF 7

Acciones, obras, y tesoros en el cielo

Aunque las obras no nos salvan, nuestras buenas obras nos recompensarán. Por eso, Jesús enseñó a sus discípulos a hacer tesoros en el cielo. No dijo: “Yo haré tesoros en el cielo por ustedes”. Él nos dijo que los hiciéramos nosotros mismo (Mateo 6:19-20). Efesios 2:8-9 no deja ninguna duda de que la salvación es solo por gracia. Pero las recompensas es otro asunto, como enfatiza el versículo 10: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Efesios 2:10). No fuimos salvados mediante buenas obras, ¡sino que fuimos salvados para buenas obras!

Dios lñte salvó por una razón, y no para ser un chisme decorativo en la estantería de Dios. Fuiste redimido para el propósito eterno que había en Su corazón desde antes de la fundación del mundo. Él tiene un plan para toda la creación (Efesios 3:11), un plan para todo Su pueblo (Romanos 8:28-29), y un plan específicamente para ti (Efesios 2:10). Si nosotros no cumplimos ese propósito, engañamos a Dios y también a nosotros mismos.

¿Qué te retiene y te impide correr la carrera? ¿Qué distracciones mundanas te impiden vivir para la eternidad? ¿Qué pecados amenazan tus recompensas? La eternidad es demasiado importante para arriesgarla por causa de algunas cosas temporales tontas que finalmente no tienen importancia. Cómo vives tu vida importa. Cómo empleas tu tiempo importa. Cómo sirves al Señor importa. Él te está viendo, y un día, todos daremos cuentas delante de Él. Quiera Dios que viva tu vida a partir de hoy a la luz de la eternidad, y que ese día oigas las palabras del Maestro: “Bien, buen siervo y fiel” (Mateo 25:21).

Day 6

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El Tribunal De Cristo

No hay nada más repulsivo que un corazón de juicio rebosante de crítica crónica. Y, aunque los juicios humanos son defectuosos en el mejor de los casos, y corruptos en el peor, los juicios de Dios son tan maravillosos y perfectos como Él. Por consiguiente, como discípulos de Su Hijo, no deberíamos evitar aprender sobre ellos sino más bien esforzarnos por entenderlos y apreciarlos.

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