La Biblia en un AñoSample

Reflexión: SERVIMOS A UN DIOS DE PROMESAS

"Y Jehová dijo a Jehú: Por cuanto has hecho bien ejecutando lo recto delante de mis ojos, e hiciste a la casa de Acab conforme a todo lo que estaba en mi corazón, tus hijos se sentarán sobre el trono de Israel hasta la cuarta generación" (2 Reyes 10:30).

Qué interesante promesa le hizo el Señor a este hombre llamado Jehú. Seguramente habrás ya leído la historia o la leerás en el día de hoy; en esta oportunidad fue, sin lugar a duda, un instrumento en las manos del Señor. Jehú no fue perfecto, de hecho el versículo siguiente narra que no anduvo en la ley de Jehová con todo su corazón... Sin embargo, por haber hecho conforme a lo que estaba en el corazón de Dios respecto a un asunto, Dios le prometió que sus hijos se sentarían sobre el trono hasta la cuarta generación. ¡Qué Dios increíble tenemos! Él no se posiciona sobre nuestros errores, sino sobre sus promesas, las cuales son fieles y eternas. Esto no nos exime de buscar agradarle en todo.

Me preguntaba: ¿Qué más hubiera sucedido si este rey hacía la voluntad de Dios en cada momento de su vida? A veces nos conformamos con agradarle un poco, o en un asunto, y nos sentimos geniales, como si fuésemos los únicos que buscamos complacerle. Pero, cuando definitivamente nos animemos a ser “perfectos”, es decir a buscar obedecerle en todo, experimentaremos no solo una promesa, sino también todo lo sobrenatural que Dios tiene para nosotros.