El Vestido PerfectoSample

Vístete con la armadura de Dios

La armadura es la vestimenta que usan las guerreras para proteger su cuerpo en las batallas. Es un conjunto de diferentes piezas y todas tienen un propósito. Cuando recibimos al Señor, Él nos equipa para que hagamos Su voluntad. Como hijas de Dios estamos batallando a diario con las asechanzas del enemigo. Por lo tanto, necesitamos estar vestidas con la armadura espiritual. En este mundo que vivimos no puede faltar en nuestro armario esa vestimenta tan importante. Y para más decirte… te la tienes que poner todos los días. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. (Efesios 6:11-12)

La armadura de Dios es:

1- El casco de la salvación. El casco protege la cabeza. Nuestra mente es un campo de batalla, y un blanco fácil para el ataque del enemigo. Debemos combatir los malos pensamientos con la Palabra de Dios.

2- El escudo de la fe. La fe en Jesucristo es como un escudo de protección.

3- El cinturón de la verdad. El cinturón es el conocimiento y seguridad que nos hace permanecer firmes, convencidos de que somos hijos de Dios. Aunque el enemigo quiera convencerte de lo contrario. No le creas.

4- La coraza de la justicia. Es esa cubierta que nos da la justicia que alcanzamos a través de Jesús y de Su sacrificio en la cruz del calvario. Gracias a Su sacrificio somos justificados delante del Padre Celestial.

5- El calzado de la paz. Calzados los pies para proclamar el Evangelio de Cristo.

6- La espada del Espíritu. La Biblia que es la Palabra de Dios es nuestra arma para embestir al enemigo.

Cada pieza de esta armadura está relacionada con la comunión que tenemos con Cristo. No podemos usarla sin antes tener un encuentro y una relación personal con Él.

El vestido perfecto sí existe. Lo tiene Dios para ti. Abre las puertas de tu armario espiritual y deja que Él coloque ese vestido ahí.