Control De CalidadSample

Pregunta #2: ¿Cuánto parecido hay con el modelo?

Pablo, junto con Silas y Timoteo, destacan de esta comunidad en Tesalónica tres valores fundamentales del evangelio puestos en movimiento: fe, amor y esperanza.

En 1ª Corintios 13:13, el apóstol menciona al amor como el mayor de ellos (lo cual no indica que hay que elegir, sino que habla de manera descriptiva), y esto es coherente con el primer mandamiento que Jesús nos dio: amar a Dios en primer lugar, y al prójimo como a uno mismo (Marcos 12:30-31).

Ahora bien, es interesante (y nada casual) ver a los tesalonicenses imitando a sus referentes directos con total eficacia, porque los modelos a los que se referenciaban estos tenían por objeto al MEJOR de todos, y ellos mismos procuraron ser fieles al tipo por excelencia: Cristo. Pablo lo ve en estos hermanos, y lo destaca: “imitadores de nosotros y del Señor”.

La calidad implica entonces un buen referente, pero más que eso, una imitación lo más excelente posible (y progresivamente mejor) del modelo delante de nosotros. El perfeccionamiento es parte fundamental de la vida cristiana, y se nos presenta como ese proceso de pulido, de eliminación de las imperfecciones, que nos lleva más y más hacia el carácter de Cristo. Siempre Cristo. Solo Cristo.

Cuando Pablo dice en varios de sus escritos “sed imitadores de mí”, no lo dice desde la soberbia o la autosuficiencia, sino que culmina su argumento con la idea “como yo de Cristo”. Solo alguien que verdaderamente imita al Maestro puede decir, como estos autores, palabras como las que siguen en la epístola (v. 2:10): “Vosotros sois testigos, y Dios también, de cuán santa, justa e irreprensiblemente nos comportamos con vosotros los creyentes”. Difícil de decir, ¿verdad? Porque lo es aún más de cumplir.

Esto nos habla de la necesidad de perfeccionamiento en nuestra vida hasta llegar a ese punto de imitación del modelo original, en el que hay santidad absoluta, justicia total y nada que reprender. ¿Quién sino Jesús tiene semejantes características? ¿Quién sino alguien que se sujeta a Él puede imitarlas con rigor?

Miremos a nuestro referente por excelencia: un ejemplo TOTAL de obras, amor y constancia en su empeño de venir a rescatarnos y hacerlo mediante sangre. Nunca escogió entre el amor y la justicia o la verdad, sino que desarrolló las tres en un baile complicadísimo de acometer como humano, y siendo fiel a quién es Dios, como Dios mismo que era, hasta entregar la vida.