El Reino Desciende: Un Estudio en DanielSample
Jesús es Rey
Pasan muchos años más entre los capítulos 3 y 4 y, en este punto, Daniel tiene unos 45 años. Al mismo tiempo, el rey Nabucodonosor se ha enriquecido más allá de lo que podemos imaginar. Ahora es dueño de toda la región que constituye la actual Turquía, Siria, Israel, Jordania, Egipto, Iraq y parte de Irán. Es rico, vive cómodo y está seguro. El problema es que Nabucodonosor ha construido el imperio más impresionante y poderoso de la tierra, pero no es parte del reino de Dios. Y, como resultado, está en conflicto con el reino de Dios.
Esta es la idea principal: tengas lo que tengas, hagas lo que hagas, no construyas tu propio pequeño imperio. En cambio, invierte en el reino de Dios. A fin de cuentas, aquí se trata de la diferencia entre un testimonio y una biografía. Hasta este punto de la historia, cada vez que Dios usa a Daniel para algo maravilloso, él le da crédito a Dios. Él dice: “Déjame interpretar ese sueño. Bueno, en realidad, yo no puedo hacerlo, pero mi Dios sí”. “Déjame ayudarte, aunque en realidad, no puedo ayudarte, pero mi Dios puede”. Él siempre le da el crédito o la gloria a Dios. Eso es un testimonio. Nabucodonosor solo tiene una biografía. Vas a escuchar “yo, yo, yo, mi, mi, mi” muchas veces.
Nabucodonosor tiene otro sueño que sus “sabios” no pueden interpretar, así que llama a Daniel. Esta es una clave para entender a Daniel: tres veces en este capítulo, el incrédulo Nabucodonosor mira a Daniel y dice: “El Espíritu de Dios está en ese hombre”. Ser lleno del Espíritu Santo es poder vivir por la presencia y el poder de Dios en un lugar que se te opone a ti como Babilonia. Que no te quepa duda, todos vivimos en Babilonia, y necesitamos el Espíritu de Dios si queremos salir triunfantes.
Debido a que Daniel sabe que además del mundo físico que podemos ver, también hay un mundo espiritual, es capaz de entender el sueño. Habla de seres espirituales como vigilantes y ángeles, que son como el bastón divino de Dios, similar al bastón de Nabucodonosor en el palacio. Recibe la interpretación de Dios y le perturba, le inquieta, le preocupa. ¿Por qué? Porque ama a Nabucodonosor. Él ha servido fielmente a su reino durante más de 30 años, y cuando Daniel recibe una palabra de Dios sobre la ruina y caída de su enemigo espiritual, se le rompe el corazón porque ama a sus enemigos. Jesús nos enseñó a amar a nuestros enemigos, y eso es lo que hace Daniel.
Dios está llamando a Nabucodonosor al arrepentimiento. Este es un concepto extraño para él, pero Dios le da 12 meses para cambiar su orgullo o quitará Su bendición de este imperio y el reino caerá. Nabucodonosor se para en lo alto de su palacio, mira a todos desde arriba y no cambia su actitud orgullosa . Como no cambia, Dios lo humilla. O te humillas ante Dios, o serás humillado. Esas son las opciones. Cuando Dios dice que va a hacer algo como sacarte de tu palacio para que te des cuenta de que Él es Dios, puedes apostar que sucederá.
Nuevamente al final de este capítulo, vemos a Nabucodonosor exaltando a Dios. Aquí hay un gran debate sobre si fue salvo o no, pero independientemente, vemos la gracia de Dios hacia él cuando lo restaura y lo hace aún más grande que antes. Aun cuando somos infieles, Dios permanece fiel.
¿Estás construyendo para el Reino de Dios o tu propio reino?
Scripture
About this Plan
En este plan de 12 días, estudiarás cómo la totalidad de la historia humana se centra en Jesús. Cada nación, profeta y político que se levanta y luego cae es parte de Su plan divino para salvar a Sus hijos y hacer descender el Reino. Daniel nos da un ejemplo de cómo vivir fielmente en un mundo que a veces parece un infierno.
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