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Desviados por lo irrelevante

¿Qué cosas son importantes para las personas hoy? Las motivaciones que ponen el movimiento nuestros pensamientos, emociones y acciones son los que llamamos “valores” y cambian de época a época, pero tienen esencias transtemporales muy parecidas cuando escarbamos lo suficiente como para encontrarlas.

¿Qué valores imperan aquí y ahora? ¿Qué nos mueve hoy en día?

• Poseer cosas y relaciones para beneficio propio (consumismo y utilitarismo),
• que todo sea ahora y ya (inmediatismo),
• que primero vaya uno y, el resto, en el mejor de los casos, después (individualismo y egoísmo),
• que el placer y las sensaciones sean el principal objetivo, hasta el punto de considerar lo oportuno o no de cualquier cuestión en función de cuánto nos divierta (hedonismo)...

Podríamos continuar, pero creo que ves el punto. Todos estos elementos conforman el pobre sustrato sobre el que crecen nuestras raíces, a no ser que estemos atentos, velando y orando, para permanecer con Su ayuda en la verdadera roca, fundamento firme que es Cristo mismo, y Sus valores contracorriente para este mundo.

Sobre todas estas cuestiones el ser humano se encarga a diario de generar millones de filosofías vanas y huecas sutilezas a las que nos agarramos como si nuestra salvación partiera de ellas. Llámense tuits, posts en redes sociales, frases motivadoras o psicología barata, cada cual se auto-erige como un sonido relevante que debemos distinguir de La Voz que nos llama y que, como ovejas, podemos y estamos llamados a reconocer.

• Las "buenas noticias” que el mundo lanza se basan en lo que los sentidos perciben superficialmente, y llenan nuestros oídos de promesas vacías que nos desvían de lo esencial: que somos criaturas diseñadas para una relación con el Creador, destinadas a una patria y propósito mejores que los que el aquí y ahora ofrecen.
• Las Buenas Noticias del Evangelio, sin embargo, tienen un aspecto poco atractivo, como Cristo mismo en Su tiempo aquí, presentado ante nosotros de forma poco deseable, despreciable para este mundo (Isaías 53:1-3), pero son la clave para alcanzar Vida Eterna.

No nos engañemos: es en ese varón despreciado y desechado, experimentado en quebranto, menospreciado y desestimado, azotado, herido de Dios y abatido, molido por nuestras rebeliones, que nosotros somos curados. Su pautas para enfrentar la vida siguen siendo aborrecidas por los “sabios e inteligentes” de este tiempo, pero continúa siendo la locura de la predicación de la cruz de Cristo la que trae luz en medio de las tinieblas.