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Hace un tiempo conocí la historia de un empresario Brasileño que impactó mi vida. Se trata de un hombre que heredó la empresa de su padre y que luego de un tiempo de seguir con la modalidad de control sobre el empleado y todo aquello que conlleva estar al mando de una prestigiosa firma cae enfermo y el detonador de su enfermedad era el estrés. Recibió una mala noticia de su médico: o dejaba de trabajar 16 horas al día, 7 días a la semana, o se mataría a sí mismo. Luego de recuperarse volvió a su trabajo con una mentalidad totalmente renovada, decidió cambiar, y crear una empresa dirigida de acuerdo con valores democráticos y donde se pudiesen desarrollar las mejores cualidades de sus empleados. Así comenzó el experimento de autogestión de Semco. Este empresario decidió cambiar esta manera de trabajar creando equipos donde los propios trabajadores decidían todo lo relativo a su trabajo, desde cómo organizar y decorar el espacio de trabajo hasta cómo montar maquinaria compleja. Ricardo Semler (a quien le llamaron el loco) abrió un camino a una empresa totalmente renovada y lo hizo perdiendo el control absoluto.

Muchas veces tener el control de todo nos enferma. Cierta vez le preguntaron: Ricardo, ¿Por qué crees que muchos empresarios conociendo tu éxito no logran copiar tu modelo? Él sonrió y dijo: es que no se animan a dar “el paso de fe”.

Dar ese paso de fe es para nosotros abandonarnos en su presencia, dejar de ser nosotros para que sea El en nosotros. Increíblemente seguimos confiando en nuestra naturaleza caída, buscamos mejorarla y conservar algo de ella y hasta llegamos a confiar en ella para terminar llenos de decepciones y lamento.

Me fascina Romanos 7, toma un momento para observar cuantas veces el Apóstol nombra el pronombre yo o mí. Pablo se sincera y escribe que no confía en sí mismo ya que quiere hacer lo bueno pero descubre que el mal está en él y luego en Romanos 8 cuantas veces nombra la palabra Espíritu, o sea El. Vivir en Él es posible solamente si presento la renuncia a todo, aún a aquellas cosas que parecen sencillas de resolver. Abram debió enfrentarse al duro proceso de la mudanza, dejar todo y salir a un lugar incierto, pero sabía a donde iba, iba de Abram a Dios.

Me encantaría conocer tus experiencias al respecto. ¡Puedes escribirme !