De Regreso Al Primer AmorSample
Perspectiva
Algunos espejos retrovisores en los autos tienen una pequeña leyenda escrita que dice: «Los objetos están más cerca de lo que aparentan». Este es un asunto de perspectiva.
Al hablar de perspectiva, necesitamos saber que Dios ve absolutamente todo. ¡Su trono es el mejor lugar desde el cual se puede contemplar cada detalle, desde el principio hasta el final! Tú y yo alcanzamos a ver «el hoy», pero él ya vio «el mañana», la próxima semana, ¡y todos los años que vendrán! Es un asunto de perspectiva.
La perspectiva trata de cómo vemos algo en particular. De hecho, la posición desde donde observamos podría cambiar nuestra apreciación, pero no cambia aquella cosa que observamos. Hay muchas verdades de nuestra fe en las que creemos a pesar de que no las hemos visto, ni tampoco las veremos. Nuestra fe, por ejemplo, está basada en el sacrificio del Hijo unigénito de Dios, sacrificio que no presenciamos con nuestros ojos porque no estuvimos allí. Cristo murió en una cruz que no vimos, derramó sangre que no miramos, al tercer día se levantó y dejó una tumba vacía que contemplamos. A pesar de ello, ¿podemos tener esa certeza que llene nuestro corazón de paz, confianza y esperanza?
2 Corintios 4:18 dice que nosotros, como creyentes, «no nos fijamos en lo visible, sino en lo invisible, ya que lo que se ve es pasajero, mientras que lo que no se ve es eterno» (NVI). Debemos tomar una decisión a diario: ¿Vemos lo que ven nuestros ojos, o bien, vemos lo que ve la fe? ¡Empieza por contar tus bendiciones! Tu familia, despertar bajo un techo, los alimentos, ¡estar vivo! Cada uno de estos detalles podrían ser cotidianos, podrían contarse como derechos, pero bajo la perspectiva de la fe, son bendiciones invaluables, regalos inmerecidos de gracia. Es ahí donde vemos el sacrificio, las manos clavadas, la sangre derramada pero también vemos la victoria de la tumba vacía, porque todo esto es producto de ese precio pagado por nuestra salvación.
Existen miles de historias de encuentros con este Dios Salvador. Cada uno de nosotros nos encontramos con Jesús de una manera diferente. Algunos a través de su familia, otros por alguna prueba o dificultad, otros tal vez por una búsqueda personal. Y ya una vez acercándonos, hay quienes lo han llegado a conocer de manera más profunda como Padre, otros como proveedor, y así con cada uno de los maravillosos atributos de nuestro Dios: Creador, Salvador, Redentor, Padre, amigo. Es nuestra compañía porque siempre está a nuestro lado y de nuestro lado.
Lo hermoso es que la manera en que nos acercamos a él, nuestra historia particular, no cambia su naturaleza. Dios es el mismo ayer, hoy y siempre. ¿Qué te parece si tomamos la decisión de acercarnos a ese trono de gracia cada día, para contemplar su obra en la cruz en cada aspecto de nuestra vida? No es lo que nuestros ojos ven. La fe es un asunto de perspectiva.
About this Plan
¡Es tiempo de volver al primer amor! De la mano de la Ciudad en lo Alto, profundicemos en la Palabra para abrazar la perspectiva correcta y para recordar las promesas de esperanza, así como la bondad de Dios por medio de la obra de Cristo, que pueden encender nuestro corazón en pasión por su gloria una vez más. No todo está perdido, ¡sus misericordias son nuevas cada mañana!
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