El valor del sufrimiento en la vida cristianaSample
Si sufrimos, también reinaremos con él; si le negáremos, él también nos negará. 2 Timoteo 2:12
Entendemos que Dios nos está entrenando para gobernar y reinar junto a Él en el mundo venidero. Ese entrenamiento implica una lucha continua contra Satanás y las fuerzas del mal. “Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes” (Efesios 6:10-12). Esa lucha implica conflictos con las fuerzas del mal, que traen tensiones y aflicciones.
El sufrimiento por Cristo es un privilegio, aunque nadie disfruta del sufrimiento. Y añade un peso de gloria a la vida de los creyentes. La Biblia pone el sufrimiento por nuestro Señor Jesucristo en una perspectiva gloriosa: “Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria.” (2 Corintios 4:17). Similar referencia se expresa en Romanos 8:18: “Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse”. Ninguna aflicción se compara con la gloria venidera.
Todo cristiano ha sido llamado a sufrir por lo menos de dos maneras:
- Participamos de los sufrimientos de Cristo porque nuestra devoción por Él pone al mundo en nuestra contra. Las palabras de Jesús son pertinentes en este punto: “Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros” (Juan 15:18). Pablo le advirtió a Timoteo que “todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución” (2 Timoteo 3:12).
- Los creyentes también sufrimos porque Dios nos ha llamado a negar nuestros propios deseos y a adoptar una vida de servicio sacrificado. “Abundan sobre nosotros las aflicciones de Cristo” (2 Corintios 1:5). “Cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia” (Colosenses 1:24). “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame” (Lucas 9:23). Seguir a Cristo implica estar dispuestos a sufrir dificultades. Continuamos, pues, en los sufrimientos de Cristo al seguir sus pasos de servicio sacrificado.
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El sufrimiento es una parte importante en la vida cristiana. Para el cristiano el sufrimiento no es opcional, pues es inherente a la dinámica y vocación cristiana. En el Nuevo Testamento, los sufrimientos, la tribulación y la aflicción son una parte normal de la vida cristiana.
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