[Grandes Versos] Beneficio De Ser Justificado Por FeSample

Adán ya no te representa

Por lo tanto, así como el pecado vino al mundo a través de un hombre, y la muerte a través del pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos pecaron. 

La Biblia enseña que toda la vida necesita ser vista a través de dos hombres (Adán y Cristo), a través de dos actos (un acto de desobediencia y un acto de obediencia) y a través de dos destinos para todas las personas: la muerte y la vida.

El brillante médico y pastor, el Dr. Martyn Lloyd-Jones, escribió: «Dios siempre ha tratado con la humanidad a través de una cabeza y un representante. Toda la historia de la raza humana puede resumirse en términos de lo que ha sucedido debido a Adán, y de lo que ha sucedido y seguirá sucediendo debido a Cristo».

Este es el pasaje bíblico clave acerca de la verdad del pecado original: Que todos pecamos en Adán porque él era nuestro representante. La respuesta humana natural es: ¡Espera un minuto! No es justo. ¿Adán pecó y su pecado me fue cargado a mí?

La idea del pecado original es especialmente difícil para aquellos de nosotros en occidente debido a nuestro individualismo generalizado. Entiendo que el pecado original es menos extraño para los africanos y los asiáticos porque intuyeron la solidaridad de una tribu o un pueblo. En África, si el jefe se convierte, todo el pueblo se convierte. Pero la idea no es completamente ajena a nosotros. Por ejemplo, cuando un jugador de un equipo de fútbol provoca un fuera de juego, todo el equipo es penalizado y nadie tiene ningún problema con eso.

Esta es la enseñanza del pecado original: Adán fue nuestro representante. Cuando pecó, pecamos, así que nacimos en pecado. Puede que no me guste esta enseñanza. Puede que no me guste que cuando Adán pecó, ese pecado me fue cargado. Pero me encanta que Cristo pueda ser mi representante y, cuando pagó por mi pecado, ese perdón me fue otorgado.

El pecado original allana el camino para la cruz de Cristo. Allana el camino para el Evangelio, en el que Cristo murió en mi lugar. No nos gusta que Adán nos represente. Pero amamos a Cristo en la representación de toda la humanidad.

Winston Churchill describió así a los pilotos británicos de la Segunda Guerra Mundial: «Nunca en el campo de los conflictos humanos tantos han debido tanto a tan pocos». Pero esto es aún más cierto con el Evangelio: Nunca en la historia humana tantos han debido tanto a solo uno.