El Milagro Del ArrepentimientoSample
"Arrepentimiento, costumbre o principio"
Aunque somos hijos de Dios, no estamos libres de caer en pecado, seguimos en un cuerpo de pecado, con la fe y la esperanza de poder dominarlo en el poder del Espíritu que nos fue dado.
El arrepentimiento genuino nos lleva a resignificar nuestro caminar en Cristo; no podemos tomar el arrepentimiento como un acto religioso, Dios ya nos sacó de allá ¿recuerdan? Antes asumíamos el arrepentimiento como remordimiento, como costumbre. Pecábamos continuamente con lo mismo y pensábamos que con participar de un ritual religioso, o hacer un rezo quedábamos libres de la culpa la cualsólo nos duraba un momento. Porque cuántas veces lo teníamos que hacer, teníamos un lema: "el que peca y reza, empata". Sin embargo, ahora es diferente porque el Espíritu de Dios está en nosotros. Y es por su poder que somos convencidos, para que una vez que somos contristados cuando pecamos, nuestros caminos sean redireccionados y alineados a la obediencia que por amor debemos ejercer para agradar a Dios.
Si el arrepentimiento se nos ha convertido en costumbre por estar habituados al pecado, no es arrepentimiento, es remordimiento y claramente lo ejemplaricé en el párrafo anterior. Sin embargo, si hemos tomado el arrepentimiento como el principio escritural que es, sabemos que no nos habituamos al pecado, no pecamos deliberada y libertinamente. Sabemos que cada día somos perfeccionados por el Espíritu y que en la medida que vamos avanzando en santificación vamos a ser convencidos de las caídas que tenemos, sin que estás nos lleven a apartarnos del Señor. Por el contrario, el principio del arrepentimiento nos muestra claramente que podemos confesar nuestros pecados ante el Padre, y por medio de Jesucristo, somos perdonados. Así, el arrepentimiento que nos da el Espíritu produce fruto de regeneración y transformación conforme a su voluntad.
Scripture
About this Plan
El arrepentimiento es un milagro expresado en la convicción que nos da el Espíritu Santo para reconocer nuestra condición pecaminosa delante de Dios. Es el resultado de haber tenido un encuentro con Jesús, un acto de rendición que genera cambio y transformación una vez nos humillamos con total rendición. Es un acto de reverencia y temor de Dios que nos lleva a someternos en amor a su voluntad.
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