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El mundo conoce a Jesús a través de la Iglesia

Cuando el Señor te llama, está en ti seguirlo o no, así de fácil, la decisión es tuya. En mi caso, había decidido seguirlo a mi manera, era una experiencia que podía terminar en cualquier momento. Aún ahora, con el paso del tiempo, sé que puedo terminar esa relación en cualquier momento. La diferencia ahora es que ya probé y ¡prefiero dar mi vida antes que terminar mi relación con El!, y en oración le pido que me dé la fuerza de seguirlo siempre. No es fácil, pero es reconfortante sentir cómo Él te fortalece.

Me di cuenta que, cuando aceptas y decides caminar con Él, las cosas no son a tu manera. Como en cualquier grupo, hay reglas que se deben cumplir, que son simples y que llevan a una convivencia entre gente, que al igual que uno, desea caminar al lado de Él. Eso se llama Iglesia.

Cuando dudas o temes, cuando el camino se hace difícil o cuando algo te acosa y tus fuerzas comienzan a flaquear, cuando no entiendes lo que sucede y te preguntas ¿por qué?, esa iglesia te apoya y te ayuda. 

Es ahí cuando comienza el cambio y te das cuenta de que Jesús cambia tu mundo, tu vida y todo lo que está alrededor tuyo. Entiendes el valor de sus enseñanzas (Juan 15: 18 – 27), entiendes el valor de su sacrificio y crees en su Palabra. Sabes que Él cumplirá sus promesas (Juan 14: 3).

En mi caso, entendí que yo soy la Iglesia y que, como tal, debo actuar, participar y trabajar por Él y para Él; trabajar para que más gente tenga la oportunidad de sentir el llamado que Jesús realiza por medio de otras personas, como sucedió conmigo.

Como los discípulos en Juan 20: 19 – 21, estaba temeroso y no escuché su saludo, pero Él me hizo perder ese miedo al decirme: “la paz sea contigo”; ahí supe que Él tiene todo bajo control. Entonces, recuperé la confianza y, la segunda vez, sí oí su mensaje de paz y comprendí el significado de: “como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes”. Ese “ustedes” me incluye, soy yo, es la Iglesia.

Estamos capacitados para desempeñar el trabajo que el Señor Jesús encomienda. Su Espíritu Santo nos ha sido dado (Juan 15: 26 – 27) para que, como Iglesia, busquemos dar testimonio del amor que Dios Padre nos muestra a través de nuestro Señor Jesucristo.

Sergio Maldonado A.
Club de la pelea - Jazôn