Amistades con propósitoSample

¿Cuán dispuestos estamos a dar en la amistad?

Durante una de sus charlas Jesús pregunta: “¿Quién de vosotros que tenga un amigo, va a él a medianoche y le dice: Amigo, préstame tres panes, porque un amigo mío ha venido a mí de viaje, y no tengo qué ponerle delante; y aquél, respondiendo desde adentro, le dice: No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis niños están conmigo en cama; no puedo levantarme, y dártelos?”

Ante esta pregunta lo primero que quizás pensaríamos a qué amigos deberíamos acudir si esto nos sucediera. Pero… ¿sobreviviríamos al análisis de esta pregunta si nosotros fuéramos los que duermen?

Jesús fue muy claro al hablar de la medida de su amistad con los discípulos. Él explicó que para medir la amistad hay que ver la entrega, por eso dijo que no hay mayor ‘medida’ de amistad que dar la vida por un amigo.

Esto es opuesto al predominio del hedonismo de hoy, donde lo más importante es mi propia satisfacción.  

Se me ocurren algunos ejemplos actuales para medir la amistad: ¿Qué pasaría si me llama un amigo en el momento que estoy...

· viendo la final donde juega mi equipo favorito?

· viendo mi serie favorita?

· saliendo a jugar mi deporte favorito?

La amistad es dar, y dependiendo de cuánto demos, es lo que recibiremos. No es dar lo que me sobra, sino lo que el otro necesita, y eso lo hace más desafiante aun, porque para eso tengo que conocer al otro, saber cómo es, cómo está y cuál es su necesidad.

Desafío de hoy

Te animo a que elijas uno de tus amigos y te ocupes de averiguar qué necesita, y luego ayudarlo. Puede ser algo material, emocional, tiempo, lo que sea que él necesite. Esto es amistad según Jesús. ¿Lo seguimos?