[Serie #vida] Cómo ser padres | Parte 2Sample
Instruye en carácter
Nuestra meta al instruir a nuestros hijos es el desarrollo de su carácter. Dos componentes importantes del carácter son la humildad y la santidad. Por lo cual, queremos que nuestros hijos y nuestros hogares caigan en cuenta de que la humildad es la base de la vida —es el lugar donde nos rendimos al Señor y respetamos a otras personas— y que la santidad es la manera en que andamos en obediencia a Dios.
Para desarrollar humildad en nuestros hijos, necesitamos mostrarles que ellos no son el centro del hogar. Si todo depende de su horario, su obediencia, sus deseos, lo que quieren, sus necesidades, sus anhelos, entonces los hemos hecho, de manera equivocada, el centro del hogar. Esto produce inseguridad en ellos porque saben que no son dignos de ese honor y que no podrán mantener el ritmo. Cuando el centro del hogar es Jesucristo y después de él está el matrimonio, nuestros hijos viven en un hogar con seguridad.
La humildad también trae respeto a la autoridad. Nuestros hijos necesitan respetar la autoridad de Dios y de sus padres, maestros, entrenadores, la policía y de todos los demás. Cuando los hacemos creer que son el centro del mundo, y que todo lo demás gira a su alrededor, hemos alterado la estructura de autoridad que Dios ha establecido y los estamos preparando para fracasar.
Lo segundo es la santidad. ¿Sabes en cuántos problemas se pueden meter los chicos en estos tiempos? Hoy, los jóvenes podrían no ser aceptados en la universidad por alguna tontería que hicieron cinco años antes, la cual que fue filmada y publicada en internet. Enseñémosles a evitar el mal y a caminar en santidad. Dios no está tratando de matar nuestro gozo; quiere bendecirnos. No está tratando de quitarnos algo bueno; quiere impulsarnos a lo bueno.
Recompensemos a nuestros hijos cuando hagan lo correcto. No se trata de sobornarlos o pagarles cierta cantidad por portarse bien. Más bien, celebrémoslos, démosles algunos elogios o recompensas cuando los sorprendamos haciendo el bien. La responsabilidad de nuestros hijos no solo es obtener buenas notas, hacer sus quehaceres y realizar diligencias, sino tomar decisiones sabias en el camino hacia la humildad y la santidad. Si podemos recompensarlos por eso, entonces hagámoslo. Apartémoslos de lo que sea pecado para que podamos mantenerlos andando en la senda correcta. Para hacerlo, queremos que el Señor sea el número uno en sus corazones.
Scripture
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Como padres, algunas veces nos podemos perder en lo cotidiano de la paternidad. Necesitamos recordar que lo único a lo que debemos dirigirnos es el corazón de nuestros hijos. Si confiamos en el Señor y les enseñamos a hacer lo mismo todo el tiempo veremos venir las recompensas que él promete. Aprovechemos para poner en su corazón la melodía que a ellos les gustaría cantar cuando ya no estemos.
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