Cómo cultivar un corazón sanoSample
Un corazón con pensamientos sanos se mantiene sano
El corazón en el pensamiento hebreo es sinónimo de mente, y en lamente es donde se generan los argumentos, justificaciones, imaginaciones y deseos que dan lugar a las acciones. En buena medida somos lo que son nuestros pensamientos. Por tal razón necesitamos cuidar nuestros pensamientos. En Mateo 15:19, Jesús nos enseña que del corazón salen los malos pensamientos, es por ello que primero se peca en la mente, antes de cometer la mala acción en sí.
La persona que somos está definida por nuestros pensamientos. Nuestra forma de actuar y sentir está altamente influenciada por nuestra forma de pensar.
Por eso se requiere cuidar con qué pensamientos alimentamos nuestro corazón. La palabra de Dios nos exhorta a cuidar nuestro corazón: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida” (Proverbios 4:23). Literalmente ponerle un centinela, protegerlo.
Un corazón sano requiere de una mente renovada
Para tener un corazón sano se requiere, además, de una mente renovada. Romanos 12:2 dice: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestra mente…”.
Los cristianos son llamados a no amoldarse al mundo y, por el contrario, ser transformados por la renovación de la mente. La renovación no es modificar la forma de pensar, sino cambiar por completo la manera de pensar, conforme a la palabra de Dios. El cambio en nuestra forma de pensar es fundamental para generar cambios en nuestras actitudes y conductas.
¿Qué hay en tu mente?
Si tu mente está llena de la cultura del mundo, puede ser controlada por sus estilos de vida, modas, ideologías y filosofías, las cuales están altamente influenciadas por el pecado. Entonces, serás muy permeable a los pensamientos del mundo, que son contrarios a los pensamientos de Dios. Pero si llenas tu mente de la palabra de Dios, la vas a renovar. Sólo así se puede desarrollar una mente espiritual.
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El corazón refleja la verdadera realidad del hombre. Más allá de las apariencias, el verdadero hombre se oculta en su corazón. Se puede tratar de demostrar una imagen o vender una cara, pero el corazón no puede falsificarse.
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