Él Nos Dio Profetas: "La Labor de un Profeta"Sample
Un Modelo de Pacto para los Profetas: 1 Samuel 11:1-15
En el pasado, los teólogos entendieron el pacto de esta manera general porque ellos no podían hacerlo mejor. Pero nuestro entendimiento contemporáneo del pacto es mucho más completo que estas formulaciones pasadas. En décadas recientes, muchos descubrimientos arqueológicos importantes nos han ayudado a hacer grandes descubrimientos en nuestro entendimiento de los pactos en el Antiguo Testamento. Estos descubrimientos ponen en una mejor posición el entendimiento de cómo el pacto estableció las expectativas de la labor de los profetas del Antiguo Testamento. Los descubrimientos en el antiguo Cercano Oriente han demostrado que el Antiguo Testamento frecuentemente describe la relación de Dios con Israel en maneras que fueron muy similares a los tratados políticos que existieron en el antiguo mundo. Por todo el antiguo mundo del Medio Oriente, frecuentemente existieron los tratados internacionales entre una nación y otra. Aunque hubo una variedad en la manera en que se formaron estos tratados, también hubo una consistencia, así que la gente de toda la región entendía cómo funcionaban estos tratados. Por esta razón, el Señor relacionó a Israel en pactos que hacían paralelo en muchas maneras a estos tratados en el antiguo Cercano Oriente.
En los tiempos bíblicos, los tratados frecuentemente se establecían entre naciones de estatus igual, y llamamos a estos tratados, tratados de igualdad. Por ejemplo, un tratado entre los imperios Egipcio y Asirio debió haber sido entre iguales en ciertos períodos de la historia. Pero con frecuencia, los tratados en el antiguo mundo eran acuerdos entre un gran emperador y un rey de menor estatus de una nación pequeña. Por ejemplo, varias veces reyes de los Canaaneos de las ciudades-estados hacían tratados con el gran imperio Egipcio. Estos tipos de tratados son conocidos como tratados de soberano-vasallo. El término soberano quiere decir simplemente el zar o el emperador, y el vasallo quiere decir, claro, los siervos del gran emperador. Los soberanos, o grandes emperadores, establecían las reglas de la relación y proporcionaban protección y cuidado. En pago, los estados vasallos o siervos mostraban lealtad al soberano al pagar impuesto y apoyar sus esfuerzos en la guerra.
Un aspecto importante de estos tratados de soberano-vasallo era el papel especial que daban los emperadores a los representantes o emisarios. Frecuentemente los soberanos enviaban emisarios, o embajadores, quienes recordaban a los vasallos los términos de sus tratados. Estos emisarios actuaban como fiscal del tratado del pacto. Ellos trataban que los estados vasallos cumplieran con los términos de sus arreglos, pero frecuentemente no lo hacían. Ahora, los emperadores eran pacientes con sus naciones vasallas, pero, al final, si los vasallos rehusaban escuchar las palabras del emisario, el gran emperador vendría con sus fuerzas militares para derrotar esas pequeñas naciones.
La función de los emisarios en el antiguo Cercano Oriente proporcionó un modelo para los profetas del Antiguo Testamento. Los profetas sirvieron como emisarios de Dios, o los fiscales de Su pacto. Ellos recibieron mensajes desde el trono del Emperador divino, y el Emperador Divino habló a Su nación vasalla por medio de ellos. Ocasionalmente los profetas elogiaron a Israel por cumplir con su pacto, pero principalmente le advertían que las continuas violaciones traerían el ataque de un Dios colérico. Sería difícil sobre enfatizar esta intuición de la profecía del Antiguo Testamento. Los profetas fueron los emisarios de Dios. Ellos lo representaban como el gran soberano ante su nación vasalla a Israel. Siempre y cuando recordemos este modelo de pacto básico es que entonces seremos capaces de entender la labor que hicieron los profetas para Dios.
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Este plan de lectura explora los títulos de los puestos, las transiciones y las expectativas de un profeta.
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