[Serie El sol] ¿Por qué estás tan enojado?Sample
¿Cuál es el resultado de tu enojo?
En estos días, hemos visto que enojarse es una reacción humana común. Hemos considerado que la Biblia nos advierte sobre la raíz del problema, la razón detrás del enojo que dispara esta emoción. Hoy vamos a reflexionar en una segunda pregunta que debemos plantearnos a nosotros mismos cuando consideramos si nuestro enojo es pecado. ¿Qué ha resultado de nuestro enojo? ¿Herida o ayuda?
Cuando el enojo es resultado de ver que los propósitos de Dios están siendo desafiados, el resultado será ayudar. Cuando William Wilberforce vio como los esclavos eran maltratados, su enojo resultó en la abolición de la trata de esclavos en el Reino Unido. Jesús se enojó cuando vio que los fariseos carecían de compasión por alguien en necesidad. Su enojo resultó en la sanidad de un leproso. Él lanzó las mesas que habían colocado en el templo porque su casa se había convertido en un mercado, en lugar de ser una casa de oración. Cuando el propósito de Dios estaba siendo desafiado, el enojo de Jesús resultó en el restablecimiento del propósito original de Dios, y en ayuda de quienes estaban en necesidad.
Por el contrario, cuando el enojo es el resultado de nuestras preferencias o la expresión de heridas y dolor, vamos a terminar empeorando las cosas. Tanto para nuestra salud como para nuestras relaciones personales, que saldrán lastimadas. El enojo a largo plazo se ha relacionado con presión alta, enfermedades del corazón, desordenes de la piel y problemas digestivos.
Detrás de la razón (el por qué) y el resultado (el qué) de nuestro enojo, hay siempre un quien (el receptor de la furia), y la mayoría del tiempo estos no están conectados. Por ejemplo, tú estás enojado con tu jefe, y tus hijos son injustamente castigados cuando llegas a casa. Cuando no identificamos la raíz del problema y no lidiamos con ella, lo más pronto posible, resultará en dos problemas en lugar de solo uno. Un problema causado por la razón equivocada (la causa), y otro problema con el quien (el receptor de nuestro enojo, o nuestra salud o nuestras relaciones).
La Biblia claramente establece que … la ira del hombre no obra la justicia de Dios Debemos prestar atención al fruto de nuestro enojo. Si este no resulta en nuestra ayuda a otros, entonces debemos resolverlo “antes que el sol se ponga”. Nuestro Dios está más que dispuesto a perdonarnos y purificarnos de toda maldad.
Pensamiento del día
Cuando me enojo, necesito preguntarme a mí mismo, ¿cuál es el resultado de mi enojo? ¿Lastima o ayuda?
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¿Cuál es la causa de tu enojo? ¿Es acaso por el propósito de Dios o por tus preferencias personales? Vayamos a la raíz de tu enojo y elijamos perdonar cada día.
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