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La Biblia con Nicky y Pippa Gumbel 2018Sample

La Biblia con Nicky y Pippa Gumbel 2018

DAY 126 OF 365

Haz oraciones del tamaño de Dios

Recuerdo perfectamente bien cuando oré por un bebé llamado Craig. Me habían pedido que visitara a una mujer en el hospital Brompton en Londres cuyo nombre era Vivienne, quien tenía tres hijos y estaba embarazada del cuarto. Su tercer hijo, con solo meses de nacido, tenía síndrome de Down. Había sido operado de un soplo que tenía en el corazón y la operación no había sido exitosa por lo que, en cierta medida era lo natural que el personal médico quisiera desconectarlo. Tres veces le preguntaron a Vivienne si podían apagar las máquinas para dejar morir al bebé y ella dijo que no, pues quería probar una última cosa, quería que alguien orara por él. Así que yo fui a hacerlo.

Craig tenía tubos por todos lados y su cuerpo estaba magullado e hinchado. Vivienne dijo que los doctores habían indicado que incluso si él se recuperaba, tendría daño cerebral porque su corazón se había parado por mucho tiempo. Me comentó que no creía en Dios, aunque también me preguntó: «¿Orarás?».

Oré en el nombre de Jesús para que Dios lo sanara. Entonces le expliqué cómo podía dar su vida a Jesucristo y lo hizo. Me fui y regresé dos días después. Vivienne salió corriendo apenas me vio y exclamó: «He estado tratando de localizarte, ¡algo asombroso sucedió! Craig superó las dificultades esa noche después de que oraste. ¡Se ha recuperado!». El bebé se fue a casa a los pocos días.

Cuando Vivienne veía a todos sus familiares y amigos les decía: «No creía, pero ahora sí creo».

Eso fue hace 28 años y aún estoy en contacto con ellos. Craig todavía tiene síndrome de Down, pero está bien, en buena forma, y es el que une la familia. Su sanación no fue autosugestión pues era un bebé en ese entonces. No se trató de tener un pensamiento positivo ni fue un efecto placebo. Era una respuesta del tamaño de Dios a una oración hecha según el tamaño de Dios.

Salmos 57:1-6

1. Ora pidiendo misericordia

¿Has clamado a Dios pidiendo misericordia? Ciertamente, yo lo he hecho muchas veces. David clamó «al Dios Altísimo» (v.2). Oró así: «Ten compasión de mí, oh Dios; ten compasión de mí» (v.1a).

Hay una oración del tamaño de Dios pidiendo misericordia que Él siempre responde. Esa es la oración de petición por perdón a través de Jesús. A través de su muerte en la cruz, Jesús ha hecho posible que «todo el que invoque el nombre del Señor será salvo» (Romanos 10:13).

El contexto de la oración de David pidiendo misericordia se enmarca probablemente en el momento cuando había huido de Saúl y estaba en una cueva (véase 1 Samuel 22, 24). Clamó a Dios, quien escuchó y contestó su oración. David implora: «Clamo al Dios Altísimo, a Dios, quien cumplirá su propósito para mí» (Salmo 57:2, NTV).

David sabía que Dios tenía un propósito para su vida y que se cumpliría. Hay un propósito del tamaño de Dios para tu vida. Responde, como David, al llamado de Dios y obedécele.

El Señor responde a las oraciones del tamaño de Dios de una manera adecuada al tamaño de Dios: «Desde el cielo me tiende la mano y me salva; [...] ¡Dios me envía su amor y su verdad!» (v.3).

Oh Dios, gracias por tu amor y tu verdad (v.3). Mi alma se refugiará en la sombra de tus alas.

Juan 4:43-5:15

2. Ora por sanación

Hay momentos en nuestras vidas en los que desesperadamente necesitamos sanación, ya sea para otros o para nosotros mismos. Nuestras oraciones por sanación no siempre serán contestadas en esta vida. La oración sin respuesta puede ser algo difícil y doloroso con lo que debemos lidiar.1 Pero a veces Dios interviene milagrosamente para traer sanidad. Veamos aquí dos ejemplos de esto, que se dan como respuesta a una oración del tamaño de Dios: 

  • Sanación para otros

El funcionario real suplicó a Jesús que sanara a su hijo que estaba al borde de la muerte (4:47).

Jesús lo desalentó diciendo: «A menos que vean señales y prodigios, jamás creerán» (v.48, RVA-2015). Pero el funcionario no se desanimó y le dijo: «Baja antes de que se muera mi hijo» (v.49).

Jesús respondió a la fe del hombre. El funcionario creía que si Jesús iba con él, podría sanar a su hijo. Jesús le pidió ir un paso más allá y creer que solo sus palabras a kilómetros de distancia podían sanar a su hijo. El hombre creyó y Jesús realizó el milagro: atendió la oración del tamaño de Dios que hizo el hombre y sanó a su hijo. Como resultado, toda su familia creyó (v.53).

  • Sanación para nosotros mismos

Jesús fue a un lugar donde había una multitud de personas con discapacidades: cojos, ciegos y paralíticos (5:3). Era una cultura que veía la discapacidad como un castigo de Dios. Esas personas estaban escondidas, pero Dios escogió lo insensato del mundo para avergonzar a los sabios (1 Corintios 1:27-28).

Jesús sanó a un hombre inválido que llevaba 38 años enfermo (Juan 5:5). El hombre seguramente estaba desesperado, pues había puesto su confianza en los poderes curativos de las aguas de Betesda, que se agitaban periódicamente (se pensaba que la primera persona dentro del estanque sería curada después de que las aguas se movieran). Pero este hombre no tenía a nadie que lo ayudara a entrar primero (v.7).

No tenía amigos ni familia cercana; no le importaba a nadie. Estaba solo y abandonado; nadie lo amaba, pero Jesús lo amaba.

Jesús le pregunta, igual que nos pregunta a cada uno de nosotros: «¿Quieres recobrar la salud?» (V.6, DHH). Durante 38 años, este hombre había aprendido a sobrevivir como estaba. Ahora tiene que levantarse, hacer elecciones, encontrar nuevos amigos, encontrar trabajo y hacerse responsable de su vida.

Joyce Meyer escribe sobre este suceso describiendo cómo, en efecto, Jesús le dice al hombre: «¡No te quedes ahí, haz algo!», y continúa explicando: «Haber sufrido abusos sexuales durante aproximadamente quince años y haber crecido en un hogar disfuncional me hicieron una persona insegura y llena de vergüenza. Quería tener cosas buenas en mi vida, pero estaba atascada en la desesperación y el tormento emocional.

Meyer continúa diciendo: «Igual que al hombre de Juan 5, Jesús tampoco tuvo lástima de mí. En realidad, fue muy firme y puso mucho amor, pero su negativa a dejar que me regodeara en la autocompasión fue un punto de inflexión en mi vida. Ya no he vuelto a caer en ese hoyo y ahora disfruto de una gran vida. Si rechaza la autocompasión, busca activamente a Dios y hace lo que Él le diga, podrá tener también una vida maravillosa».

Gracias, Señor, por escuchar mis oraciones pidiéndote sanación. Gracias por haberme sanado milagrosamente en el pasado. Señor, hoy te ruego sanación para…

1 Mi amigo Pete Greig ha escrito un excelente libro al respecto llamado God on Mute.

Jueces 4:1-5:31

3. Ora pidiendo liderazgo

En el liderazgo todo tiene un apogeo y un declive. Si un negocio está bien dirigido tiende a ir bien; si una iglesia está bien dirigida, generalmente florece. Una nación bien dirigida, suele prosperar.

Después de que Sísara «oprimió a los israelitas sin piedad durante veinte años, […] el pueblo de Israel clamó al Señor por ayuda» (4:3, NTV). La madre de Sísara miró por la ventana esperando a que su hija regresara y exclamó: «Seguramente están repartiendo el botín que capturaron, que tendrá una o dos mujeres para cada hombre» (5:30, NTV). Aquí tenemos una pista de cómo Sísara trató al pueblo de Dios.

En respuesta a la oración del tamaño de Dios que hicieron, Dios erigió una líder sobresaliente. Débora era a la vez una líder espiritual (una «profetisa») y también una líder política. «En aquel tiempo [ella] gobernaba a Israel» (4:4). Débora era una líder carismática cuya presencia era tan valiosa que Barac le advierte: «Solo iré si tú me acompañas; de lo contrario, no iré» (v.8).

Curiosamente, es otra mujer, Jael, quien al final termina con la opresora de Israel (v.21).

Tanto mujeres como hombres pueden ser líderes sobresalientes. Lo que importa no es el género, sino que lideren proactivamente: «Cuando los príncipes de Israel toman el mando, cuando el pueblo se ofrece voluntariamente, ¡bendito sea el Señor!» (5:2,9).

Débora y Barac dieron a Dios la gloria (vv.1-5). Una vez más, Joyce Meyer señala que Dios «elige usar y promover a aquellos que saben que no son nada sin Él dándole la gloria y atribuyéndole todos sus logros. Cada vez que tenga éxito en su vida, recuerde darle la gloria a Dios».

La forma en que Dios respondió la oración de su pueblo fue suscitando un liderazgo sabio y humilde. Como resultado, «el país tuvo paz durante cuarenta años» (v.31c).

Débora oró para que aquellos que amaban al Señor fueran «como el sol cuando sale en todo su esplendor» (v.31b).

Señor, te ruego hacerme «como el sol cuando sale en todo su esplendor» (v.31b). Oro para que pueda traer luz a este mundo oscuro, que pueda mostrarle a la gente el camino. Ayúdame a traer calidez y energía; a ser fuerte, valiente y valeroso como el sol.

Pippa Adds

Jueces 4:1–5:31

Líder de la nación, jueza, profetisa, guerrera de oración, compositora, líder de adoración, esposa y madre. ¡Débora fue un ejemplo impresionante! ¿Quién dijo que la Biblia está en contra de que las mujeres ejerzan papeles de liderazgo?

References

Nueva Versión Inernacional (NVI)

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About this Plan

La Biblia con Nicky y Pippa Gumbel 2018

Con un estimado de más de 2 millones de usuarios en todo el mundo desde 2009, la Biblia en un año es un excelente plan diario de lectura de la Biblia. Cada día, recibirá una lectura de un Salmo o un Proverbio, una lectura del Nuevo Testamento y una lectura del Antiguo Testamento. Nicky y Pippa Gumbel luego brindan comentarios profundos, destinados a ser leídos junto con la Biblia para proporcionar una nueva comprensión de los textos. Nicky es el vicario de la iglesia HTB en Londres y pionero de Alpha.

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