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No vivan ya según los criterios del tiempo presente; al contrario, cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir y lleguen a conocer la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que le es grato, lo que es perfecto.

Por tanto, hermanos míos, les ruego por la misericordia de Dios que se presenten ustedes mismos como ofrenda viva, santa y agradable a Dios. Este es el verdadero culto que deben ofrecer.

Vivan alegres por la esperanza que tienen; soporten con valor los sufrimientos; no dejen nunca de orar.

No te dejes vencer por el mal. Al contrario, vence con el bien el mal.

Ámense como hermanos los unos a los otros, dándose preferencia y respetándose mutuamente.

Ámense sinceramente unos a otros. Aborrezcan lo malo y apéguense a lo bueno.

Hasta donde dependa de ustedes, hagan cuanto puedan por vivir en paz con todos.

Queridos hermanos, no tomen venganza ustedes mismos, sino dejen que Dios sea quien castigue; porque la Escritura dice: «A mí me corresponde hacer justicia; yo pagaré, dice el Señor.»

Esfuércense, no sean perezosos y sirvan al Señor con corazón ferviente.

Por el encargo que Dios en su bondad me ha dado, digo a todos ustedes que ninguno piense de sí mismo más de lo que debe pensar. Antes bien, cada uno piense de sí con moderación, según los dones que Dios le haya dado junto con la fe.

No paguen a nadie mal por mal. Procuren hacer lo bueno delante de todos.

Vivan en armonía unos con otros. No sean orgullosos, sino pónganse al nivel de los humildes. No presuman de sabios.

Y también: «Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; y si tiene sed, dale de beber; así harás que le arda la cara de vergüenza.»

Bendigan a quienes los persiguen. Bendíganlos y no los maldigan. Alégrense con los que están alegres y lloren con los que lloran.

Hagan suyas las necesidades del pueblo santo; reciban bien a quienes los visitan.

Porque así como en un solo cuerpo tenemos muchos miembros, y no todos los miembros sirven para lo mismo, así también nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo en Cristo y estamos unidos unos a otros como miembros de un mismo cuerpo.