℗ Hosanna y Sociedades Bíblicas Unidas, 2005

Spanish - Dios Habla Hoy 2005 (Drama NT)

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 <div class="chapter ch9" data-usfm="ROM.9">
 <div class="label">9</div><div class="ms3">10. La Salvaci&#243;n del pueblo de Israel#9.1-33 En los caps. 9&#8212;11&#160;Pablo aborda el tema de la relaci&#243;n de la naci&#243;n de Israel con el plan divino de salvaci&#243;n. Interpreta la renuencia de los jud&#237;os a aceptar el evangelio como parte de este plan a largo plazo y exalta tanto el amor como la soberan&#237;a de Dios. Estos caps. pueden dividirse en tres secciones (Ro 9.1-33; 10.1-21; 11.1-32), m&#225;s una alabanza a Dios (11.33-36).</div><div class="mr">(9.1&#8212;11.36)</div><div class="s1">Los privilegios de Israel</div><div class="p"> 1Como creyente que soy en Cristo, estoy diciendo la verdad, no miento. Adem&#225;s, mi conciencia, guiada por el Esp&#237;ritu Santo, me asegura que esto es verdad: 2tengo una gran tristeza y en mi coraz&#243;n hay un dolor continuo, 3pues hasta quisiera estar yo mismo bajo maldici&#243;n, separado de Cristo, si as&#237; pudiera favorecer a mis hermanos, los de mi propia raza.#9.3 Cf. Ex 32.32. 4Son descendientes de Israel, y Dios los adopt&#243; como hijos.#9.4 Los adopt&#243; como hijos: Ex 4.22; Os 11.1. Dios estuvo entre ellos con su presencia gloriosa,#9.4 Su presencia gloriosa: Ex 24.16-17; 40.34-38. y les dio las alianzas, la ley de Mois&#233;s, el culto y las promesas. 5Son descendientes de nuestros antepasados; y de su raza, en cuanto a lo humano, vino el Mes&#237;as,#9.5 De su raza... vino el Mes&#237;as: Cf. Mt 1.1-16; Lc 3.23-38. el cual es Dios sobre todas las cosas, alabado por siempre.#9.5 Vino el Mes&#237;as, el cual es Dios sobre todas las cosas, alabado por siempre: otra posible traducci&#243;n: vino el Mes&#237;as. &#161;Alabado por siempre sea Dios, que est&#225; sobre todas las cosas! Am&#233;n.</div><div class="p"> 6Pero no es que las promesas de Dios a Israel hayan perdido su validez; m&#225;s bien es que no todos los descendientes de Israel son verdadero pueblo de Israel.#Ro 2.28-29. 7No todos los descendientes de Abraham son verdaderamente sus hijos, sino que Dios le hab&#237;a dicho: &#171;Tu descendencia vendr&#225; por medio de Isaac.&#187;#9.7 Gn 21.12. Aunque Abraham tuvo otros hijos (Ismael y los que se mencionan en Gn 25.1-6), Isaac fue el considerado como hijo leg&#237;timo y heredero de la promesa. 8Esto nos da a entender que nadie es hijo de Dios solamente por pertenecer a cierta raza; al contrario, solo a quienes son hijos en cumplimiento de la promesa de Dios,#9.8 Se establece un contraste entre los descendientes de Abraham: los que son de la l&#237;nea de Ismael, hijo de Agar (cf. Gl 4.22-23), y los que son de la l&#237;nea de Isaac, cuyo nacimiento s&#243;lo fue posible por la acci&#243;n de Dios en cumplimiento de la promesa (Gn 17.19-21). se les considera verdaderos descendientes. 9Porque esta es la promesa que Dios hizo a Abraham: &#171;Por este tiempo volver&#233;, y Sara tendr&#225; un hijo.&#187;#Gn 18.10,14.</div><div class="p"> 10Pero eso no es todo. Los dos hijos de Rebeca eran de un mismo padre, nuestro antepasado Isaac,#9.10 Cf. Gn 25.21-26. 11-13y antes que ellos nacieran, cuando a&#250;n no hab&#237;an hecho nada, ni bueno ni malo, Dios anunci&#243; a Rebeca: &#171;El mayor ser&#225; siervo del menor.&#187;#Gn 25.23. Lo cual tambi&#233;n est&#225; de acuerdo con la Escritura que dice: &#171;Am&#233; a Jacob y aborrec&#237; a Esa&#250;.&#187;#9.11-13 Mal 1.2-3. Am&#233;... aborrec&#237;: contraste que indica que Dios prefiri&#243; al uno sobre el otro; v&#233;ase Lc 14.26&#160;n. As&#237; qued&#243; confirmado el derecho que Dios tiene de escoger, de acuerdo con su prop&#243;sito, a los que quiere llamar, sin tomar en cuenta lo que hayan hecho.</div><div class="s1">Autonom&#237;a de Dios</div><div class="p"> 14&#191;Diremos por eso que Dios es injusto? &#161;Claro que no! 15Porque Dios dijo a Mois&#233;s: &#171;Tendr&#233; misericordia de quien yo quiera, y tendr&#233; compasi&#243;n tambi&#233;n de quien yo quiera.&#187;#Ex 33.19. 16As&#237; pues, no depende de que el hombre quiera o se esfuerce, sino de que Dios tenga compasi&#243;n. 17Pues en la Escritura Dios le dice al rey de Egipto: &#171;Te hice rey precisamente para mostrar en ti mi poder y para darme a conocer en toda la tierra.&#187;#Ex 9.16. 18De manera que Dios tiene compasi&#243;n de quien &#233;l quiere tenerla, y tambi&#233;n le endurece el coraz&#243;n a quien &#233;l quiere endurec&#233;rselo.#9.18 Cf. Ex 7.3.</div><div class="p"> 19Pero me dir&#225;s: &#171;Siendo as&#237;, &#191;de qu&#233; puede Dios culpar al hombre, si nadie puede oponerse a su voluntad?&#187; 20Y t&#250;, hombre, &#191;qui&#233;n eres para pedirle cuentas a Dios? &#191;Acaso la olla de barro le dir&#225; al que la hizo: &#171;Por qu&#233; me hiciste as&#237;?&#187;#9.20 Is 29.16; 45.9; Sab 12.12. 21El alfarero tiene el derecho de hacer lo que quiera con el barro, y del mismo barro puede hacer una olla para uso especial y otra para uso com&#250;n.#9.21 Jer 18.4-6; Sab 15.7.</div><div class="p"> 22Dios, queriendo dar un ejemplo de castigo y mostrar su poder, soport&#243; con mucha paciencia a aquellos que merec&#237;an el castigo e iban a la perdici&#243;n.#9.22 Sab 12.20-21. Cf. Ro 3.25-26. 23Al mismo tiempo quiso dar a conocer en nosotros la grandeza de su gloria, pues nos tuvo compasi&#243;n y nos prepar&#243; de antemano para tener parte en ella. 24As&#237; que Dios nos llam&#243;, a unos de entre los jud&#237;os y a otros de entre los no jud&#237;os. 25Como se dice en el libro de Oseas:</div><div class="q1">&#171;A los que no eran mi pueblo, los llamar&#233; mi pueblo;</div><div class="q1">a la que no era amada, la llamar&#233; mi amada.#9.25 Os 2.23&#160;(25); cf. tambi&#233;n 1&#160;P 2.10.</div><div class="q1"> 26Y en el mismo lugar donde se les dijo: &#8220;Ustedes no son mi pueblo&#8221;,</div><div class="q1">ser&#225;n llamados hijos del Dios viviente.&#187;#9.26 Os 1.10&#160;(2.1).</div><div class="m"> 27En cuanto a los israelitas, Isa&#237;as dijo: &#171;Aunque los descendientes de Israel sean tan numerosos como la arena del mar, solamente un resto#9.27 Un resto: V&#233;ase Ro 11.5&#160;n. de ellos alcanzar&#225; la salvaci&#243;n, 28porque muy pronto el Se&#241;or cumplir&#225; plenamente su palabra en todo el mundo.&#187;#Is 10.22-23. 29Como el mismo Isa&#237;as hab&#237;a dicho antes:</div><div class="q1">&#171;Si el Se&#241;or todopoderoso no nos hubiera dejado descendencia,</div><div class="q1">ahora mismo estar&#237;amos como Sodoma y Gomorra.&#187;#9.29 Is 1.9. Sodoma y Gomorra: Gn 19.1-28.</div><div class="p"> 30&#191;Qu&#233; diremos a esto? Que, por medio de la fe, Dios ha hecho justos a los paganos, que no buscaban la justicia. 31En cambio, los israelitas, que quer&#237;an basar su justicia en la ley, no lo lograron. 32&#191;Por qu&#233;? Porque no se basaban en la fe, sino en sus propios hechos. Por eso tropezaron con la &#171;piedra de tropiezo&#187; 33que se menciona en la Escritura:</div><div class="q1">&#171;Yo pongo en Si&#243;n una roca,</div><div class="q1">una piedra con la cual tropezar&#225;n;</div><div class="q1">el que conf&#237;e en ella, no quedar&#225; defraudado.&#187;#9.33 Is 28.16, combinado con Is 8.14; (cf. tambi&#233;n 1&#160;P 2.6-8). En ella: es decir, en la piedra, como s&#237;mbolo de Cristo; tambi&#233;n puede traducirse en &#233;l.</div>
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Texto © Sociedades Bíblicas Unidas, 1994.

Como creyente que soy en Cristo, estoy diciendo la verdad, no miento. Además, mi conciencia, guiada por el Espíritu Santo, me asegura que esto es verdad: tengo una gran tristeza y en mi corazón hay un dolor continuo, pues hasta quisiera estar yo mismo bajo maldición, separado de Cristo, si así pudiera favorecer a mis hermanos, los de mi propia raza. Son descendientes de Israel, y Dios los adoptó como hijos. Dios estuvo entre ellos con su presencia gloriosa, y les dio las alianzas, la ley de Moisés, el culto y las promesas. Son descendientes de nuestros antepasados; y de su raza, en cuanto a lo humano, vino el Mesías, el cual es Dios sobre todas las cosas, alabado por siempre. Amén.
Pero no es que las promesas de Dios a Israel hayan perdido su validez; más bien es que no todos los descendientes de Israel son verdadero pueblo de Israel. No todos los descendientes de Abraham son verdaderamente sus hijos, sino que Dios le había dicho: «Tu descendencia vendrá por medio de Isaac.» Esto nos da a entender que nadie es hijo de Dios solamente por pertenecer a cierta raza; al contrario, solo a quienes son hijos en cumplimiento de la promesa de Dios, se les considera verdaderos descendientes. Porque esta es la promesa que Dios hizo a Abraham: «Por este tiempo volveré, y Sara tendrá un hijo.»
Pero eso no es todo. Los dos hijos de Rebeca eran de un mismo padre, nuestro antepasado Isaac, y antes que ellos nacieran, cuando aún no habían hecho nada, ni bueno ni malo, Dios anunció a Rebeca: «El mayor será siervo del menor.» Lo cual también está de acuerdo con la Escritura que dice: «Amé a Jacob y aborrecí a Esaú.» Así quedó confirmado el derecho que Dios tiene de escoger, de acuerdo con su propósito, a los que quiere llamar, sin tomar en cuenta lo que hayan hecho.

¿Diremos por eso que Dios es injusto? ¡Claro que no! Porque Dios dijo a Moisés: «Tendré misericordia de quien yo quiera, y tendré compasión también de quien yo quiera.» Así pues, no depende de que el hombre quiera o se esfuerce, sino de que Dios tenga compasión. Pues en la Escritura Dios le dice al rey de Egipto: «Te hice rey precisamente para mostrar en ti mi poder y para darme a conocer en toda la tierra.» De manera que Dios tiene compasión de quien él quiere tenerla, y también le endurece el corazón a quien él quiere endurecérselo.
Pero me dirás: «Siendo así, ¿de qué puede Dios culpar al hombre, si nadie puede oponerse a su voluntad?» Y tú, hombre, ¿quién eres para pedirle cuentas a Dios? ¿Acaso la olla de barro le dirá al que la hizo: «Por qué me hiciste así?» El alfarero tiene el derecho de hacer lo que quiera con el barro, y del mismo barro puede hacer una olla para uso especial y otra para uso común.
Dios, queriendo dar un ejemplo de castigo y mostrar su poder, soportó con mucha paciencia a aquellos que merecían el castigo e iban a la perdición. Al mismo tiempo quiso dar a conocer en nosotros la grandeza de su gloria, pues nos tuvo compasión y nos preparó de antemano para tener parte en ella. Así que Dios nos llamó, a unos de entre los judíos y a otros de entre los no judíos. Como se dice en el libro de Oseas:
«A los que no eran mi pueblo, los llamaré mi pueblo;
a la que no era amada, la llamaré mi amada.
Y en el mismo lugar donde se les dijo: “Ustedes no son mi pueblo”,
serán llamados hijos del Dios viviente.»
En cuanto a los israelitas, Isaías dijo: «Aunque los descendientes de Israel sean tan numerosos como la arena del mar, solamente un resto de ellos alcanzará la salvación, porque muy pronto el Señor cumplirá plenamente su palabra en todo el mundo.» Como el mismo Isaías había dicho antes:
«Si el Señor todopoderoso no nos hubiera dejado descendencia,
ahora mismo estaríamos como Sodoma y Gomorra.»
¿Qué diremos a esto? Que, por medio de la fe, Dios ha hecho justos a los paganos, que no buscaban la justicia. En cambio, los israelitas, que querían basar su justicia en la ley, no lo lograron. ¿Por qué? Porque no se basaban en la fe, sino en sus propios hechos. Por eso tropezaron con la «piedra de tropiezo» que se menciona en la Escritura:
«Yo pongo en Sión una roca,
una piedra con la cual tropezarán;
el que confíe en ella, no quedará defraudado.»

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