℗ Hosanna y Sociedades Bíblicas Unidas, 2005

Spanish - Dios Habla Hoy 2005 (Drama NT)

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 <div class="chapter ch14" data-usfm="LUK.14">
 <div class="label">14</div><div class="s1">Jes&#250;s sana a un enfermo de hidropes&#237;a#14.1-6 N&#243;tese la semejanza entre este pasaje y Lc 13.10-17. Todo lo narrado en 14.1-24 sucede durante la comida en casa del jefe fariseo del v. 1.</div><div class="p"> 1Sucedi&#243; que un s&#225;bado#14.1 S&#225;bado: V&#233;ase &#205;ndice tem&#225;tico. Jes&#250;s fue a comer a casa de un jefe fariseo, y otros fariseos lo estaban espiando. 2Tambi&#233;n estaba all&#237;, delante de &#233;l, un hombre enfermo de hidropes&#237;a.#14.2 La hidropes&#237;a consiste en la excesiva retenci&#243;n de l&#237;quidos, lo que produce la hinchaz&#243;n del cuerpo. 3Jes&#250;s les pregunt&#243; a los maestros de la ley y a los fariseos:</div><div class="p">&#8212;&#191;Se permite sanar en s&#225;bado a un enfermo, o no?</div><div class="p"> 4Pero ellos se quedaron callados. Entonces &#233;l tom&#243; al enfermo, lo san&#243; y le dijo que se fuera. 5Y a los fariseos les dijo:</div><div class="p">&#8212;&#191;Qui&#233;n de ustedes, si su hijo o su buey#14.5 El sentido es: si su hijo, o aun su buey. Algunos mss. dicen si su burro o su buey. se cae a un pozo, no lo saca en seguida, aunque sea s&#225;bado?#Mt 12.11; Lc 13.15.</div><div class="p"> 6Y no pudieron contestarle nada.</div><div class="s1">Los invitados a un banquete</div><div class="p"> 7Al ver Jes&#250;s c&#243;mo los invitados escog&#237;an los asientos de honor#14.7 Cf. Mt 23.6; Lc 20.46. en la mesa, les dio este consejo:</div><div class="p"> 8&#8212;Cuando alguien te invite a un banquete de bodas, no te sientes en el lugar principal, pues puede llegar otro invitado m&#225;s importante que t&#250;; 9y el que los invit&#243; a los dos puede venir a decirte: &#8220;Dale tu lugar a este otro.&#8221; Entonces tendr&#225;s que ir con verg&#252;enza a ocupar el &#250;ltimo asiento. 10Al contrario, cuando te inviten, si&#233;ntate en el &#250;ltimo lugar, para que cuando venga el que te invit&#243;, te diga: &#8220;Amigo, p&#225;sate a un lugar de m&#225;s honor.&#8221; As&#237; recibir&#225;s honores delante de los que est&#225;n sentados contigo a la mesa.#14.8-10 Cf. Pr 25.6-7. 11Porque el que a s&#237; mismo se engrandece, ser&#225; humillado; y el que se humilla, ser&#225; engrandecido.#14.11 Pr 29.23; cf. Mt 23.12; Lc 18.14.</div><div class="p"> 12Dijo tambi&#233;n al hombre que lo hab&#237;a invitado:</div><div class="p">&#8212;Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; porque ellos, a su vez, te invitar&#225;n, y as&#237; quedar&#225;s ya recompensado. 13Al contrario, cuando t&#250; des un banquete, invita a los pobres, los inv&#225;lidos, los cojos y los ciegos; 14y ser&#225;s feliz. Pues ellos no te pueden pagar, pero t&#250; tendr&#225;s tu recompensa el d&#237;a en que los justos resuciten.#14.12-14 Cf. Stg 2.1-4.</div><div class="s1">La par&#225;bola de la gran cena#14.15-24 V&#233;ase Mt 22.14&#160;n.</div><div class="r">(Mt 22.1-10)</div><div class="p"> 15Al o&#237;r esto, uno de los que estaban sentados a la mesa le dijo a Jes&#250;s:</div><div class="p">&#8212;&#161;Dichoso el que participe del banquete del reino de Dios!#14.15 Sobre la imagen del banquete, cf. Is 25.6; v&#233;ase tambi&#233;n Mt 8.11 nota.</div><div class="p"> 16Jes&#250;s le dijo:</div><div class="p">&#8212;Un hombre dio una gran cena, y mand&#243; invitar a muchas personas. 17A la hora de la cena mand&#243; a su criado a decir a los invitados: &#8220;Vengan, porque ya la cena est&#225; lista.&#8221; 18Pero todos comenzaron a disculparse. El primero dijo: &#8220;Acabo de comprar un terreno, y tengo que ir a verlo. Te ruego que me disculpes.&#8221; 19Otro dijo: &#8220;He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlas. Te ruego que me disculpes.&#8221; 20Y otro dijo: &#8220;Acabo de casarme, y no puedo ir.&#8221; 21El criado regres&#243; y se lo cont&#243; todo a su amo. Entonces el amo se enoj&#243;, y le dijo al criado: &#8220;Ve pronto por las calles y los callejones de la ciudad, y trae ac&#225; a los pobres, los inv&#225;lidos, los ciegos y los cojos.&#8221; 22M&#225;s tarde, el criado dijo: &#8220;Se&#241;or, ya hice lo que usted me mand&#243;, y todav&#237;a hay lugar.&#8221; 23Entonces el amo le dijo al criado: &#8220;Ve por los caminos y los cercados, y obliga a otros a entrar, para que se llene mi casa. 24Porque les digo que ninguno de aquellos primeros invitados comer&#225; de mi cena.&#8221;</div><div class="s1">Lo que cuesta seguir a Cristo</div><div class="r">(Mt 10.37-38)</div><div class="p"> 25Mucha gente segu&#237;a a Jes&#250;s; y &#233;l se volvi&#243; y dijo: 26&#171;Si alguno viene a m&#237; y no me ama m&#225;s que a su padre,#14.26 Me ama m&#225;s que a su padre: Lit. aborrece a su padre, expresi&#243;n que se traduce de acuerdo con su sentido. Seg&#250;n una manera de hablar, propiamente sem&#237;tica, puede expresarse una comparaci&#243;n estableciendo un contraste absoluto; por tanto, aborrecer se usa aqu&#237; en el sentido comparativo de amar menos. En Mt 10.37 la misma idea se expresa en forma de comparaci&#243;n. a su madre, a su esposa, a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, y aun m&#225;s que a s&#237; mismo, no puede ser mi disc&#237;pulo. 27Y el que no toma su propia cruz y me sigue, no puede ser mi disc&#237;pulo.#14.26-27 Mt 16.24-25; Mc 8.34-35; Lc 9.23-24; Jn 12.24-25. Toma su propia cruz: Respecto al significado, v&#233;ase Mt 10.38&#160;n. 28Si alguno de ustedes quiere construir una torre, &#191;acaso no se sienta primero a calcular los gastos, para ver si tiene con qu&#233; terminarla? 29De otra manera, si pone los cimientos y despu&#233;s no puede terminarla, todos los que lo vean comenzar&#225;n a burlarse de &#233;l, 30diciendo: &#8220;Este hombre empez&#243; a construir, pero no pudo terminar.&#8221; 31O si alg&#250;n rey tiene que ir a la guerra contra otro rey, &#191;acaso no se sienta primero a calcular si con diez mil soldados puede hacer frente a quien va a atacarlo con veinte mil? 32Y si no puede hacerle frente, cuando el otro rey est&#233; todav&#237;a lejos, le mandar&#225; mensajeros a pedir la paz. 33As&#237; pues, cualquiera de ustedes que no deje todo lo que tiene, no puede ser mi disc&#237;pulo.#14.33 Que no deje lo que tiene: Cf. Lc 9.57-62; 18.29-30; Flp 3.7.</div><div class="s1">Cuando la sal deja de estar salada</div><div class="r">(Mt 5.13; Mc 9.50)</div><div class="p"> 34&#187;La sal es buena; pero si deja de estar salada,#14.34-35 La sal de Palestina, por lo general, no estaba refinada, y con la humedad se volv&#237;a inservible; v&#233;ase Mt 5.13&#160;n. &#191;c&#243;mo volver&#225; a ser &#250;til? 35No sirve ni para la tierra ni para el mont&#243;n de abono. Simplemente, se la tira. Los que tienen o&#237;dos, oigan.&#187;</div>
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Texto © Sociedades Bíblicas Unidas, 1994.

Sucedió que un sábado Jesús fue a comer a casa de un jefe fariseo, y otros fariseos lo estaban espiando. También estaba allí, delante de él, un hombre enfermo de hidropesía. Jesús les preguntó a los maestros de la ley y a los fariseos:
—¿Se permite sanar en sábado a un enfermo, o no?
Pero ellos se quedaron callados. Entonces él tomó al enfermo, lo sanó y le dijo que se fuera. Y a los fariseos les dijo:
—¿Quién de ustedes, si su hijo o su buey se cae a un pozo, no lo saca en seguida, aunque sea sábado?
Y no pudieron contestarle nada.

Al ver Jesús cómo los invitados escogían los asientos de honor en la mesa, les dio este consejo:
—Cuando alguien te invite a un banquete de bodas, no te sientes en el lugar principal, pues puede llegar otro invitado más importante que tú; y el que los invitó a los dos puede venir a decirte: “Dale tu lugar a este otro.” Entonces tendrás que ir con vergüenza a ocupar el último asiento. Al contrario, cuando te inviten, siéntate en el último lugar, para que cuando venga el que te invitó, te diga: “Amigo, pásate a un lugar de más honor.” Así recibirás honores delante de los que están sentados contigo a la mesa. Porque el que a sí mismo se engrandece, será humillado; y el que se humilla, será engrandecido.
Dijo también al hombre que lo había invitado:
—Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; porque ellos, a su vez, te invitarán, y así quedarás ya recompensado. Al contrario, cuando tú des un banquete, invita a los pobres, los inválidos, los cojos y los ciegos; y serás feliz. Pues ellos no te pueden pagar, pero tú tendrás tu recompensa el día en que los justos resuciten.


Al oír esto, uno de los que estaban sentados a la mesa le dijo a Jesús:
—¡Dichoso el que participe del banquete del reino de Dios!
Jesús le dijo:
—Un hombre dio una gran cena, y mandó invitar a muchas personas. A la hora de la cena mandó a su criado a decir a los invitados: “Vengan, porque ya la cena está lista.” Pero todos comenzaron a disculparse. El primero dijo: “Acabo de comprar un terreno, y tengo que ir a verlo. Te ruego que me disculpes.” Otro dijo: “He comprado cinco yuntas de bueyes, y voy a probarlas. Te ruego que me disculpes.” Y otro dijo: “Acabo de casarme, y no puedo ir.” El criado regresó y se lo contó todo a su amo. Entonces el amo se enojó, y le dijo al criado: “Ve pronto por las calles y los callejones de la ciudad, y trae acá a los pobres, los inválidos, los ciegos y los cojos.” Más tarde, el criado dijo: “Señor, ya hice lo que usted me mandó, y todavía hay lugar.” Entonces el amo le dijo al criado: “Ve por los caminos y los cercados, y obliga a otros a entrar, para que se llene mi casa. Porque les digo que ninguno de aquellos primeros invitados comerá de mi cena.”


Mucha gente seguía a Jesús; y él se volvió y dijo: «Si alguno viene a mí y no me ama más que a su padre, a su madre, a su esposa, a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, y aun más que a sí mismo, no puede ser mi discípulo. Y el que no toma su propia cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo. Si alguno de ustedes quiere construir una torre, ¿acaso no se sienta primero a calcular los gastos, para ver si tiene con qué terminarla? De otra manera, si pone los cimientos y después no puede terminarla, todos los que lo vean comenzarán a burlarse de él, diciendo: “Este hombre empezó a construir, pero no pudo terminar.” O si algún rey tiene que ir a la guerra contra otro rey, ¿acaso no se sienta primero a calcular si con diez mil soldados puede hacer frente a quien va a atacarlo con veinte mil? Y si no puede hacerle frente, cuando el otro rey esté todavía lejos, le mandará mensajeros a pedir la paz. Así pues, cualquiera de ustedes que no deje todo lo que tiene, no puede ser mi discípulo.


»La sal es buena; pero si deja de estar salada, ¿cómo volverá a ser útil? No sirve ni para la tierra ni para el montón de abono. Simplemente, se la tira. Los que tienen oídos, oigan.»

Ouça San Lucas 14