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HECHOS 2

2
Pentecostés
1En Pentecostés#πεντηκοστῆς (pentecostés), sustantivo femenino, primera declinación, tercera sección, caso genitivo singular, traduce: de Pentecostés. El nominativo πεντηκοστή (pentecosté) también traduce quincuagésimo. La palabra Pentecostés es conocida por la referencia a la fiesta judía, una festividad de origen agrícola cuya procedencia se remonta a Canaán. Un primer significado de la fiesta consiste en agradecer; acción de gracias, gratitud que se expresaba por la siembra y la cosecha. Israel insertó esta fiesta en su experiencia de fe monoteísta y mantuvo el significado de acción de gracias a Jehová. El pueblo sustraía de la cosecha una buena porción, y con ella realizaban un rito para ofrecer y agradecer a Dios. Los antecedentes de la celebración de la fiesta los encontramos en la Torá, allí se describe el desarrollo dinámico que la fiesta va adquiriendo sobre la base de las tradiciones y los significados que fue adoptando en las etapas históricas. El término griego pentecostés es tardío, se incorporó en el siglo II a.C. en la época de los Macabeos. En hebreo antiguo se usaron tres términos para hacer referencia a la fiesta. En el proceso de cultivo había dos etapas, la primera es בִּכּוּרֵ֣ים (Bikurim) cuando se recogen los primeros frutos, un segundo momento, la recolección de la cosecha final, la palabra hebrea que indica esta acción es קָּצִיר֙ (Qasir), entre una y otra etapa pasaban semanas, por eso se le conoce como la “fiesta de las semanas” o el חַג שָׁבֻעֹת֙ (Shavu`ot). El Antiguo Testamento menciona el proceso histórico de la fiesta, el documento Elohista (que es parte de los cuatro documentos que son utilizados como fuentes sobre las que se escribieron los libros de la Torá) llama a esta celebración, fiesta de las Primicias, no describe el desarrollo de la fiesta, solo comenta que se realizaba un rito de acción de gracias, es decir, se presentan los alimentos ante Dios (Ex. 23:16). El documento sacerdotal sí presenta un segmento de la fiesta en forma evolutiva, Ex. 34:22 menciona el nombre “fiesta de las semanas”, añade la forma, pero el contenido y significado siguen siendo los mismos. El documento deuteronomista aumenta el número de semanas, habla de siete semanas, el relato de Dt. 16:9-12 menciona que se incorpora el tema de la justicia, la ley a favor de los débiles, y añade el número siete, para dar un significado de perfección. Además, asocia la fiesta con la experiencia que vive el pueblo en Egipto, la esclavitud y liberación-salvación, es decir, con la Pascua e incluye un nuevo significado, la alegría; aquí el rito se vuelve más complejo. En el proceso final de edición del Antiguo Testamento los sacerdotes ya presentan una descripción de la fiesta más evolucionada, en Lv. 23:15-22, se narra la fiesta con nuevas formas y significados, donde se aprecia una teología de la celebración muy bien confeccionada, se incluyen los holocaustos unidos con sacrificios de sangre, se considera una fiesta ganadera y los sacerdotes toman protagonismo; se establece el día de reposo, la ofrendas que consisten en panes y corderos y la prescripción en la práctica de la justicia social, de tal manera que la fiesta adquiere un significado jurídico, el cumplimiento de la ley. Los elementos en la celebración siguen el rito de acción de gracias, ofrenda de paz, perfección del rito y la presentación de animales puros. Otros relatos, como en Ex. 19:1-4 y 2 Cr. 15:10-15 definen la fecha en la cual debía celebrarse la fiesta, se indica el mes tercero (Pentecostés) y resaltan que el propósito es renovar la ley, aseveración que le da una connotación legislativa a la fiesta. Celebración que inició como una acción de gracias, posteriormente se convierte en una festividad con una impronta legislativa. La cita de Neh. 9, recoge la teología de la fiesta de Pentecostés, una restauración dentro del correcto espíritu de la celebración del Pentecostés y la renovación de la Alianza dentro de un marco legal. El relato destaca que la fiesta ya tiene un amplio significado, renovación de la ley, ofrenda de paz-reconciliación, y expiación, la práctica de la justicia evidenciada en ayuda social, la autoridad sacerdotal y acción de gracias. Los judíos de habla griega también celebraban la fiesta de Pentecostés, el libro de los Jubileos del s. II a.C. lo confirma, pues en el escrito aparece la palabra Pentecostés, expresa que es una fiesta ampliamente desarrollada y el significado de Pentecostés era recordar la entrega de la ley, se celebraba 50 días después de la Pascua (el número 50 tiene el significado de plenitud, se origina de la siguiente fórmula 7x7+1=50). Por lo tanto, pentecostés va a significar la plenitud de la liberación, porque el espíritu de la ley es cuidar el proceso de libertad dado por Dios. El evento del Sinaí indica que Dios se preocupó por cuidar la liberación del pueblo, al entregar un marco legislativo, libertad que se obtuvo con sangre, no hay libertad auténtica si no existe una ley que la preserve y cuide. En el Nuevo Testamento, en la época de Jesús, la celebración de la fiesta ya estaba muy bien estructurada, en la liturgia que se hacía se recitaban Salmos, uno de ellos es el Sal. 68, en su contenido se aprecia el espíritu y sentido de Pentecostés, el Dios que favorece la justicia, significado que primó en la teología del Nuevo Testamento., cuando se cumplió el día que el Espíritu Santo iba a llenar el interior#συμπληροῦσθαι (sumpleroústhai), verbo, voz pasiva, modo infinitivo, tiempo presente, traduce: fue llenado en el interior. Viene del verbo συμπληρόω (sumpleróo), significa llenar en el interior. El verbo en algunas versiones se ha traducido literalmente “por cumplirse”, pero desde su etimología el significado es mucho más profundo. Es un verbo compuesto por dos palabras: 1. La preposición σύν (sún) que significa en compañía de, junto con, en el interior de. Preposición que en latín es “cun”, raíz de la palabra conscientia, término que en español es conciencia y significa un conocimiento compartido o conocimiento interiorizado; la conciencia describe una realidad interna del ser. 2. El verbo πληρόω (pleróo), que traduce llenar, dar cumplimiento, completar. El sustantivo πλήρωμα (pléroma), que significa plenitud. El verbo se usa en el Nuevo Testamento para referirse a Dios, cuando Dios es el sujeto que ejerce la acción. Así, el verbo indica que la acción salvadora de Dios se realiza en el interior del creyente, cuando por medio de su Espíritu encarna la obra de Cristo, y la obra de Cristo se hace conciencia, se interioriza en el creyente y en la comunidad. Con esta idea, συμπληροῦσθαι (sumpleroústhai) significa una llenura interior y es el corazón del evento de Pentecostés lucano. Pentecostés significa que el Espíritu Santo interioriza la obra Pascual redentora de Cristo en el ser de cada creyente, creando una consciencia de salvación. Para Lucas, el Pentecostés se refiere a la nueva Ley de Dios, que es el Espíritu Santo; consigna que está en relación con el significado que adquirió la fiesta a través de la historia. de los creyentes con la obra de Cristo, toda la iglesia estaba reunida en un mismo lugar. 2De repente, un gran ruido como un soplo fuerte llegó del cielo, que llenó toda la casa donde estaban sentados; 3y experimentaron#ὤφθησαν (ófthesan), verbo en voz pasiva, modo indicativo, tiempo aoristo, tercera persona del plural, traduce: vivieron una experiencia, o fueron vistos. Viene del verbo ὁράω (joráo) el verbo puede significar ver, observar, entender, darse cuenta o también experimentar. Una experiencia desde el interior del ser. La traducción tiene una connotación de experiencia de vida. En el pensamiento griego, había dos formas de definir la palabra “ver”. Una es con el término βλέπω (blépo), vocablo que fundamenta el ver físicamente, donde el medio para ver son los ojos. La segunda es el verbo ὁράω (joráo), que traduce ver, experimentar, entender y amplía el sentido de ver; no solo involucra el sentido de la vista sino todos los sentidos del ser. El verbo conjugado en voz pasiva, indica que Dios se reveló en el corazón de los presentes a través del Espíritu Santo, brindándoles una experiencia pentecostal. lenguas como de fuego, que fueron distribuidas y reposaron sobre cada uno de ellos.#Los versículos 2 y 3 no hay que entenderlos literalmente, sino como una manifestación teofánica. Relato que está en concordancia con Ex. 19:16-18; 20:18. El evangelista Lucas describe la experiencia de Pentecostés en paralelo con las teofanías descritas cuando Moisés recibió la Ley en el Sinaí. El aposento alto sería el paralelo con la montaña, los elementos teofánicos que acompañaron a Moisés también acompañan a la iglesia. Los dos relatos incluyen una constitución legislativa, en el caso de Moisés al recibir la ley, va acompañada con manifestaciones naturales, lo mismo sucede en la fiesta de Pentecostés de Hch. 2, pero en este caso, la manifestación del Espíritu afirma la renovación y actualización de la ley, es decir, una nueva ley que por medio del Espíritu Santo se encarna en cada creyente. 4Y todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otros idiomas, conforme el Espíritu les capacitaba para que compartieran#ἀποφθέγγεσθαι (apofthégguesthai), verbo deponente, voz media-pasiva, modo infinitivo, tiempo presente, traduce: estar expresando, estar compartiendo, estar hablando bajo inspiración, estar hablando bajo un estilo de vida. Viene del verbo ἀποφθένγγομαι (apofthéngomai) significa decir, declarar, sobre todo expresarse. En este sentido se refiere a una persona que habla o declara algo bajo inspiración, la persona se expresa no con palabras audibles, sino que habla con actos con su vida. El verbo aparece dos veces en todo el Nuevo Testamento, lo encontramos en la obra de Lucas, en Hch. 2:4 y 26:25. Término que tiene su trasfondo de uso en la religiosidad pagana griega. Cuando un devoto de una divinidad, poseído por su dios hablaba en nombre de ese dios, lo encarnaba y daba testimonio con su vida. Con esta idea, Lucas usa el verbo en este versículo, declara que la iglesia primitiva reunida en el aposento alto, en la experiencia del Pentecostés encarnaba la obra de Cristo en su interior y como consecuencia empieza a compartir el Evangelio de salvación, no solo con palabras, sino con un testimonio de vida, con hechos y acciones. el Evangelio que transforma toda la existencia humana.
5Estaban en Jerusalén personas piadosas de todas las naciones del mundo. 6Cuando se produjo un ruido fuerte, se reunió una gran multitud, y estaban sorprendidos porque cada uno los oía hablar en su propio idioma; 7admirados y maravillados, comentaban:
– ¿Acaso no son galileos todos los que están hablando? 8¿Cómo es que nosotros podemos oír a cada uno de ellos en nuestra propia lengua materna? 9Somos de diferentes partes del mundo: Partia, Media, Elam, Mesopotamia, Judea, Capadocia, Ponto, Asia, 10Frigia, Panfilia, Egipto, de las regiones de Libia cercanas a Cirene, visitantes de Roma, 11de Creta y Arabia; tanto judíos de nacimiento, como los que nos hemos convertido a la religión judía, venimos de lugares distintos, ¡pero los escuchamos hablar de las maravillas de Dios en nuestro propio idioma!
12Estaban todos sorprendidos y perplejos, se decían los unos a los otros:
– ¿Qué significa esto?
13Pero había otros que se burlaban, diciendo:
– ¡Están borrachos! ¡Han tomado demasiado vino barato!
Primer discurso apostólico
14Entonces Pedro se puso de pie junto con los once apóstoles, alzó su voz, y pronunció el primer discurso apostólico:
– Judíos y los que están de Jerusalén, les voy a explicar lo que ha pasado, por eso escuchen bien lo que les voy a decir, 15pues no hay nadie borracho aquí, como ustedes están pensando, porque es muy temprano para emborracharse; 16en realidad lo que está pasando es el cumplimiento de lo que anunció el profeta Joel:
17“Dios dijo:
En los últimos día, derramaré mi
Espíritu sobre todas las personas.
Sus hijos y sus hijas profetizarán,
los jóvenes tendrán visiones,
los ancianos soñarán.
18En esos días derramaré mi Espíritu
sobre mis siervos, hombres y mujeres,
y ellos profetizarán.
19Les mostraré maravillas en el cielo
y señales en la tierra,
sangre, fuego y nube de humo;
20el sol se oscurecerá#σκότος (skótos), sustantivo neutro, tercera declinación, en caso acusativo singular, traduce: a la oscuridad o a las tinieblas. El uso del sustantivo en el versículo tiene relación con el granDía del Señor. Frase que tenía una connotación de juicio y, según el Antiguo Testamento, en especial en la literatura profética, el Gran Día del Señor, estaba relacionado con la oscuridad, como señal principal; por ejemplo, Am. 8:9; Jl. 2:10; Sof. 1:15; Is. 13:10; 34:4, entre otros. En esta misma línea va la referencia cuando se cita en la fiesta de Pentecostés, al mencionar que el sol se oscurecerá y la luna se convertirá en sangre. El autor presenta un reflejo que las profecías veterotestamentarias se cumplen. El significado teológico de este evento indica que Pentecostés representó el gran Día del Señor, es decir, salvación para la humanidad por medio de la obra objetiva de Cristo y la obra subjetiva del Espíritu. Si en el Antiguo Testamento el Día del Señor tenía énfasis de juicio, en el Nuevo Testamento su interés se centra en la acción salvadora de Dios para la humanidad.,
y la luna se convertirá en sangre,
entonces vendrá el grande e
impresionante Día del Señor.
21Y todo aquel que invoque el nombre del
Señor, será salvo.”#Cita a Jl. 2:28-32.
22Israelitas, escuchen estas palabras sobre Jesús de Nazaret: un hombre respaldado por Dios y lo demostró ante ustedes; Dios obró con poderes sobrenaturales, milagros y señales en medio de ustedes, a través de Él, y ustedes lo saben; 23Él les fue entregado, conforme al plan y el propósito de Dios, y ustedes lo prendieron y lo mataron, poniéndolo en manos de gente sin ley; 24pero Dios lo resucitó, liberándolo de sus dolores de muerte, ya que la muerte no tenía ningún poder para retenerlo.
25David ya había dicho esto sobre Jesús:
“Veía al Señor siempre delante de mí;
porque Él está a mi lado, para protegerme.
26Por eso mi corazón saltó de alegría, canto y hablo con gozo.
Y mi ser habitará en la esperanza;
27porque no dejarás mi alma tirada en el Hades#ᾅδην (Haden), sustantivo masculino, tercera declinación, caso acusativo, singular, traduce: al Hades, viene del nominativo ᾅδης (Hades), que significa lugar de los muertos. La perspectiva de Hades nació en la mitología griega, es el nombre del dios del inframundo y también indicaba el lugar de los muertos. Hades era uno de los hijos del dios Cronos, Zeus era su hermano mayor. Cronos tuvo seis hijos, considerados dioses: tres diosas Hestia, Deméter y Hera, y los tres dioses Poseidón, Hades y Zeus. La mitología griega enseña que hubo una guerra entre los tres hijos de Cronos contra los titanes; ganaron los hijos de Cronos y como premio se repartieron el dominio del universo. En el pensamiento griego se concebía al universo en tres espacios, 1. La parte superior, se entendía que era la bóveda celeste, donde estaba el Olimpo, el espacio de los dioses griegos, 2. La parte intermedia, espacio de la tierra y los océanos, 3. La parte inferior, conocida como inframundo, era el espacio de los muertos. Cuando los tres hermanos ganaron la guerra, Zeus se proclamó el amo de la parte superior, el cielo, y era el jefe de los dioses que vivían en el Olimpo, también era el dios del trueno, del rayo, de los astros y de la lluvia, es decir, dominaba todo lo que estaba en la parte superior. Poseidón se quedó con la parte intermedia, la tierra y los mares. Y Hades se quedó con la parte inferior, como dios del inframundo. En la mitología griega, el inframundo o Hades, no tenía una connotación malévola o negativa, sino que se consideraba el reino de los muertos, porque todas las personas que morían iban a este lugar. Posteriormente, la connotación de Hades en la mitología griega experimentó un cambio, y se concibe el Hades en dos secciones: 1. Un lugar agradable para los muertos que fueron buenos y habían actuado bien en vida. Era un lugar de descanso con jardines, conocidos como Campos Elíseos, ríos, un lugar confortable. 2. Un lugar malo, donde se ubicaba el Tártaros, una especie de calabozo en el que se torturaba a los muertos que habían sido malos y habían actuado con maldad en vida (Cf. Teogonía de Hesíodo). Bajo la influencia griega en la literatura rabínica del periodo intertestamentario, ya se encuentra una referencia a un lugar parecido al Tártaros, los israelitas incorporan en su teología el Hades para referirse al lugar de los muertos., ni permitirás que mi cuerpo sufra las consecuencias de la muerte.
28Me hiciste conocer los caminos de la vida, y en tu presencia hay plenitud de gozo”#Cita a Sal. 16:8-11..
29Hermanos, quiero hablarles con claridad sobre el patriarca David. Él murió y fue sepultado, y su tumba está aquí entre nosotros, como todos podemos ver. 30Por eso, David era profeta y sabía lo que Dios le había prometido: que de su descendencia saldría un descendiente que se sentaría en su trono#Hace referencia a Sal. 132:11., 31Al profetizar, habló acerca de la resurrección de Cristo, que no fue desamparado en el Hades, ni tampoco su cuerpo sufrió las consecuencias de la muerte. 32Dios resucitó a Jesús, y todos nosotros somos testigos de esta resurrección. 33Cristo está exaltado a la derecha de Dios.
El Padre prometió a Jesús el Espíritu Santo, y ahora Jesús ha derramado en nosotros ese mismo Espíritu, como nos había prometido. ¡Y esto es lo que ustedes están viendo y oyendo!
34Porque David no había subido a los cielos cuando dijo del Mesías:
“Dijo el Señor a mi Señor, siéntate a mi derecha;
35hasta que ponga a tus enemigos por debajo de tus pies”#Cita a Sal. 110:1..
36Pueblo de Israel, estén seguros de que deben reconocer que a este Jesús, a quien ustedes crucificaron, Dios lo estableció como Señor y Mesías.
37Cuando escucharon esto, se pusieron muy tristes y preocupados, y preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles:
– Hermanos, ¿qué debemos hacer?
38Pedro les contestó:
– Cada uno de ustedes cambie su manera de pensar para que puedan cambiar su manera de vivir#μετανοήσατε (metanoésate), verbo, voz activa, modo imperativo, tiempo aoristo, segunda persona del plural, traduce: cambien su manera de pensar para cambiar su manera de vivir, que deriva del verbo μετανοέω (metanoéo), tradicionalmente se ha traducido como arrepentirse o cambiar la conducta en forma directa. El verbo tiene una connotación más amplia, se compone de dos raíces griegas: 1. La preposición μετά (metá), tiene varios significados, entre ellos la idea de cambio, oposición, contra, vuelco, etc. 2. El sustantivo νοῦς (noús), masculino, nominativo singular, que significa: mente, pensamiento, inteligencia, razón, entendimiento y discernimiento. Por lo tanto, el verbo μετανοέω (metanoéo) significa cambiar el pensamiento, la manera de entender la vida y la forma de razonar más crítica. Perspectiva que encontramos en la literatura griega, tanto en los presocráticos y en los filósofos clásicos como Aristóteles, quien en su libro La Ética a Nicómaco, indica que nunca se podía cambiar la conducta en forma directa, si no había un cambio en la manera de pensar. Aristóteles decía que las estructuras mentales, influyen en la conducta práctica y en la formación de las virtudes; cuando se trata de cambiar la conducta sin cambiar la manera de pensar, es una forma de reprimir los malos actos que se convierten en costumbre, así las personas vuelven a cometer y con más intensidad las conductas malas. Por eso, desde la concepción del pensamiento griego, lo más sabio y sensato son las estructuras mentales, como un primer paso de cambio, la forma de concebir la vida para después estimular a la práctica de una conducta buena. Perspectiva que integra tanto el verbo como el sustantivo griego μετάνοια (metánoia), término que se traduce como conversión y arrepentimiento. El auténtico cambio y arrepentimiento es transformar el pensamiento, la razón, los estímulos e intenciones que afectan la conducta. De esto se trata la verdadera conversión cristiana. Jesucristo enseña, sumado a Pablo, Lucas y los demás escritores del Nuevo Testamento, cuando hablan de arrepentimiento se refieren a esta idea: Cambien sus pensamientos, su forma de pensar, su manera de actuar y vivir. y sean bautizados#βαπτισθήτω (baptisthéto), verbo, modo imperativo, voz pasiva, tiempo aoristo, tercera persona del singular, traduce: sea bautizado, viene del verbo βαπτίζω (baptízo), que significa sumergirse para ser levantado, este verbo no necesariamente hace referencia a un bautismo en agua, también puede tener la connotación de sumergirse en otras situaciones, en problemas, para después ser levantado. La literatura neotestamentaria y de los Padres de la Iglesia, usaron esta figura del bautismo para relacionarlo con la obra pascual de Cristo en la cruz. Desde esta perspectiva se fundamenta el rito de iniciación cristiana, que es el bautismo, como un acto público que significa muerte de la vieja naturaleza, sumergirse en un proceso de cambio, arrepentimiento, transformación y purificación, para ser levantado a una nueva vida, ser resucitado en una nueva naturaleza cristiana, morir para el mundo y vivir para Dios. Jesús es el ejemplo máximo de amor sacrificial, murió por nosotros, para que tengamos vida eterna, por eso debemos asumir un compromiso de hacer morir a nuestro yo, para que Él viva en nosotros a través del amor sacrificial. En Ro. 8 encontramos una profunda disertación de Pablo sobre esta teología, así como también en la Didajé. en el nombre de Jesucristo, para que sus pecados sean perdonados, y reciban el don#δωρεὰν (doreán), sustantivo femenino, primera declinación, primera sección, en caso acusativo singular, traduce: al don, a la dádiva, al regalo. Viene del nominativo δωρεά (doreá). Este sustantivo, se usa específicamente para referirse al don de la salvación, como un regalo de parte de Dios; no debe confundirse con el sustantivo χάρισμα (járisma), que se traduce como dones, que Pablo usa en su teología para hablar de los diferentes dones espirituales que Dios da para equipar a la iglesia y los use al servicio del Evangelio y la edificación de sus miembros, esos dones son variados y son una forma pastoral de contextualizar el don mayor que es el δωρεά (doreá), la salvación. La iglesia debe ir desarrollando esos dones de acuerdo con su dinámica y su contexto histórico; pero hay que marcar la diferencia entre el χάρισμα (járisma) y el δωρεά (doreá), que es un regalo único y supremo, el don de la salvación. de la salvación del Espíritu Santo. 39Porque la promesa también es para ustedes, para sus hijos, para los que están lejos, y para todos a los que el Señor nuestro Dios llame.
40Y con muchas otras palabras seguía profundizando la enseñanza, testificaba solemnemente y exhortaba a la gente diciendo:
– ¡Sean salvos de esta generación perversa!
La comunidad de los creyentes
41Así pues, las personas que fueron convencidas por la Palabra de Dios, fueron bautizadas; y en aquel día, tres mil almas fueron añadidas a la comunidad de los creyentes. 42Y se mantenían constantemente en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión fraternal, en el partir del pan, y en las oraciones#προσευχαῖς (proseujaís), sustantivo femenino, primera declinación, tercera sección, caso dativo, plural, traduce: en las oraciones. Viene del nominativo προσευχή (proseujé), una nueva palabra que Jesucristo pronunció para hablar de la oración. Vocablo que no se encuentra en el léxico del griego clásico, porque es una de las palabras que conforman el 5% de términos propios del cristianismo y del Nuevo Testamento. En su etimología προσευχή (proseujé), tiene tres raíces: 1. πρός (prós) indica intimidad e identidad, cuando se usa esta partícula da a entender una unidad entre dos partes, por eso, cuando la persona ora se identifica con Dios en Cristo Jesús. La persona que ora va adquiriendo el carácter de Cristo en su vida. 2. εὑ (eu) viene de εὑρίσκω (jeurísko), que significa encontrar la transformación de la existencia, es decir, que a medida que la persona ora, experimenta una transformación y renovación, es un proceso terapéutico. 3. χή (jé) viene de χάρις (járis) significa gracia, que era la máxima condecoración que el rey daba a un soldado que había sido héroe en la batalla, compartiendo la vida con él. La gracia es que Dios comparte su vida con el creyente en Cristo Jesús. En griego hay dos términos para vida, βίος (bíos) significa la vida fisiológica, y ζωή (zoé) el desarrollo pleno de la vida biológica. El creyente por medio de la oración recibe esta vida plena compartida por Dios a través de la gracia. Por lo tanto, χή (jé) significa recibir la plenitud de vida en Dios. Con todo lo mencionado podemos concluir que Jesús, cuando habla de oración, hace referencia a un encuentro de intimidad con Dios en el que vamos adquiriendo la identidad de Cristo a través de un proceso terapéutico de renovación y transformación para vivir plenamente la vida en Cristo Jesús..
43Todos sentían un profundo respeto y los apóstoles hacían muchas maravillas y señales milagrosas.
44Todos los que creyeron, tenían todas las cosas en común y se apoyaban mutuamente. 45Incluso vendían sus propiedades y bienes para repartirlos entre todos según las necesidades de cada uno.
46Día tras día, se reunían fiel e íntimamente unidos en el templo, y constantemente partían el pan en las casas, compartiendo la comida con sencillez de corazón, 47alabando a Dios; y el pueblo los quería. Y cada día el Señor añadía a la comunidad de creyentes a los que iban siendo salvos.

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