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Sofonías 1:2-18

Sofonías 1:2-18 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)

«Arrasaré por completo cuanto hay sobre la faz de la tierra», afirma el SEÑOR. «Arrasaré con hombres y animales, con las aves del cielo, con los peces del mar y con los ídolos que hacen caer a los malvados. »Destruiré a toda la humanidad de sobre la faz de la tierra», afirma el SEÑOR. «Extenderé mi mano contra Judá y contra todos los habitantes de Jerusalén. Exterminaré de este lugar todo rastro de Baal y hasta el nombre de sus sacerdotes idólatras; a los que en las azoteas se postran en adoración ante al ejército del cielo; a los que, postrados en adoración, juran lealtad al SEÑOR y al mismo tiempo a Moloc; a los que se apartan del SEÑOR y no lo buscan ni lo consultan. »¡Silencio ante el SEÑOR y Dios, porque cercano está el día del SEÑOR; ha preparado el SEÑOR un sacrificio y ha consagrado a sus invitados! »En el día del sacrificio del SEÑOR castigaré a los oficiales y los hijos del rey, y a cuantos se visten según modas extrañas. En aquel día castigaré a cuantos evitan pisar el umbral, a los que llenan de violencia y engaño la casa de sus dioses. »Aquel día se oirán gritos de auxilio, desde la puerta del Pescado, quejidos desde el Barrio Nuevo, y gran quebranto desde las colinas», afirma el SEÑOR. «¡Giman, habitantes del Barrio del Mercado! Aniquilados serán todos sus mercaderes, exterminados cuantos comercian con plata. En aquel tiempo registraré Jerusalén con lámparas para castigar a los que reposan tranquilos como vino en su sedimento, a los que piensan: “El SEÑOR no va a hacer nada, ni para bien ni para mal”. En botín se convertirán sus riquezas; sus casas quedarán en ruinas: “Edificarán casas, pero no las habitarán; plantarán viñas, pero del vino no beberán”. SEÑOR »Ya se acerca el gran día del SEÑOR; a toda prisa se acerca. El clamor del día del SEÑOR será amargo y aun el más valiente gritará. Día de ira será aquel día, día de aflicción y angustia, día de ruina y destrucción, día de tinieblas y penumbra, día de niebla y densa oscuridad, día de trompeta y grito de batalla contra las ciudades fortificadas, contra las torres altas. »Traeré tal angustia a todo el pueblo que andarán como ciegos, porque pecaron contra el SEÑOR. Su sangre será derramada como polvo y sus entrañas como estiércol. No los podrán librar ni su plata ni su oro en el día de la ira del SEÑOR.

Sofonías 1:2-18 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

Nuestro Dios dice: «Voy a destruir por completo todo lo que hay sobre la tierra. Destruiré a la humanidad entera, y también a los animales, a las aves y a los peces. ¡Voy a hacer que tropiecen los malvados! Yo soy el Dios de Israel, y juro que así lo haré. »Castigaré a los habitantes de Judá; quitaré de Jerusalén a los ídolos; quitaré a sus sacerdotes, a los que adoran a las estrellas en los techos de sus casas, y a los que me adoran a mí, pero también adoran al dios Milcom. Y voy a destruir igualmente a los que se han apartado de mí y jamás buscan mis consejos. »¡Silencio! ¡Ya se acerca el día del castigo! ¡Todo está preparado! ¡Los invitados ya están aquí! ¡Voy a destruir a mi pueblo! »Ese día castigaré a los hijos del rey, a los jefes principales y a los que siguen el mal ejemplo de los que no creen en mí. Ese día castigaré también a los que adoran a otros dioses y llenan los templos de esos dioses con riquezas conseguidas mediante el engaño y la violencia. »Ese día gritarán pidiendo ayuda desde la Puerta de los Pescados; un gran clamor se escuchará desde el Segundo Barrio y desde las colinas. ¡Griten también ustedes, vecinos del Barrio del Mortero! ¡Ese día morirán los comerciantes y los que cambian dinero! »Cuando llegue ese día, tomaré una lámpara y buscaré en la ciudad de Jerusalén a los que viven tranquilos; cuando los encuentre, los castigaré. Se parecen al vino que se pone a reposar, y hasta se atreven a decir: “¡Dios no hace nada bueno, pero tampoco hace nada malo!” Construyeron casas, pero no habitarán en ellas; cultivaron viñas, pero no beberán el vino; ¡sus riquezas les serán quitadas, y sus casas serán destruidas! »¡Ya se acerca el gran día en que vendré a castigarlos! ¡Se acerca con gran rapidez! ¡Ese día se oirán gritos tan horribles que hasta los más valientes llorarán! Será un día de gran enojo, un día de aflicción y angustia, un día de completa destrucción, un día de grandes nubarrones, un día de profunda oscuridad. Entre gritos y toques de trompeta, ese día se dará la orden de ataque contra las ciudades amuralladas y contra sus altas torres. »Todos han pecado contra mí. Por eso haré que se angustien y que caminen como ciegos. Su sangre se esparcirá como el polvo, y sus cuerpos se volverán estiércol. El día que yo me enoje, le prenderé fuego a la tierra. No habrá nada que los salve; ¡ni siquiera su oro y su plata! ¡En un instante serán destruidos todos los que habitan este mundo!»

Sofonías 1:2-18 Reina Valera Contemporánea (RVC)

«Voy a destruir por completo todo lo que hay sobre la faz de la tierra. —Palabra del Señor. »Voy a destruir a los seres humanos y a las bestias. Voy a destruir a las aves del cielo y a los peces del mar. Eliminaré a los impíos, y borraré de la faz de la tierra a la humanidad entera. —Palabra del Señor. »Voy a extender mi mano contra Judá, y contra todos los habitantes de Jerusalén. Voy a borrar de este lugar los restos de Baal, lo mismo que el recuerdo de sus ministros idólatras y de sus sacerdotes, esos que en las azoteas rinden culto al ejército del cielo, y que de rodillas juran en el nombre del Señor y también en el nombre de Milcón. Voy a acabar con los que se apartan de mis caminos, y no me buscan ni me consultan.» Guardemos silencio en presencia de nuestro Señor y Dios. Ya está cerca el día del Señor. Ya el Señor ha preparado el sacrificio, y ha purificado a sus convidados. «En el día del sacrificio, yo, el Señor, castigaré a los magnates y a los hijos del rey, y a todos los que visten como extranjeros. Ese día castigaré también a todos los que dan un salto al cruzar la puerta, y a los que llenan de robo y de engaño las casas de sus amos. »Cuando llegue ese día, se escuchará un gran clamor desde la puerta del Pescado, graves gemidos desde la segunda puerta, y dolientes quejas desde las colinas.» —Palabra del Señor. Lloren, habitantes de Mactes, porque todo el pueblo de mercaderes ha sido destruido. ¡Han sido destruidos todos los que traían dinero! «Cuando llegue el momento, yo examinaré con linterna a Jerusalén, y castigaré a los que se hallan en tranquilo reposo y asentados como el vino. Castigaré a esos que dentro de sí piensan: “El Señor no hace bien ni hace mal.” Por pensar así, sus bienes serán saqueados y sus casas serán derribadas. Construirán casas, pero no llegarán a habitarlas; plantarán viñas, pero no llegarán a beber su vino.» Ya está cerca el gran día del Señor. Ya está cerca, muy cerca. Será un día de amargura y de gran estrépito, en el que hasta los valientes pedirán ayuda. Será un día de ira, de angustia y de estrechez; día de alboroto y destrucción, día de oscuridad y tinieblas, día nublado y sombrío, día de sonido de trompetas, de gritos de guerra contra las ciudades fortificadas y contra las desafiantes torres. »Yo afligiré a los mortales. Por haber pecado contra mí andarán como ciegos; su sangre será esparcida como el polvo, y su carne será como estiércol.» En el día de la ira del Señor, nada podrá librarlos. Ni su plata ni su oro, porque toda la tierra será consumida por el fuego de su enojo. En un abrir y cerrar de ojos, el Señor destruirá a todos los habitantes de la tierra.

Sofonías 1:2-18 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)

Esto afirma el Señor: «Voy a destruir completamente todo lo que hay sobre la tierra. Destruiré a los hombres y los animales, destruiré las aves y los peces, pondré tropiezo a los malvados y eliminaré de la tierra al hombre.» Esto afirma el Señor: «Extenderé mi mano contra el pueblo de Judá y contra todos los que viven en Jerusalén. Borraré de este lugar todo rastro del falso dios Baal, y hasta el nombre de sus sacerdotes. Destruiré a los que suben a las azoteas para adorar a los astros, y a los que se arrodillan jurando al mismo tiempo por mi nombre y por el nombre del dios Milcom. También destruiré a los que se apartan de mí, a los que no me buscan ni acuden a consultarme.» ¡Guarden silencio en presencia del Señor, porque el día del Señor está cerca! ¡El Señor ha dispuesto un sacrificio y ha consagrado a sus invitados! «En el día del sacrificio castigaré a los jefes —dice el Señor—, a los hijos del rey y a todos los que visten ropa extraña. También castigaré en aquel día a los que saltan sobre los umbrales, y a los que llenan de violencia y engaños la casa de sus amos.» Esto afirma el Señor: «En aquel día se oirán gritos de socorro desde la Puerta de los Pescados. Gritará la gente en el Segundo Barrio y habrá gran ruido de derrumbes desde las colinas. ¡Aúllen ustedes, habitantes del Barrio del Mortero, porque todos los comerciantes van a morir, todos los que trafican con dinero van a ser destruidos! »En aquel tiempo tomaré una lámpara y registraré Jerusalén. Castigaré entonces a la gente que se siente tranquila como el vino reposado, y que se dice a sí misma: “¡El Señor no hará nada, ni bueno ni malo!” Por eso, sus tesoros serán saqueados y sus casas destruidas. Construirán casas, pero no vivirán en ellas; plantarán viñas, pero no beberán de su vino.» ¡Ya está cerca el gran día del Señor! ¡Ya está cerca, viene de prisa! El estruendo del día del Señor será amargo: ¡hasta los más valientes gritarán entonces! Será un día de ira, de angustia y aflicción, de ruina y desolación, de oscuridad y tinieblas, de nublado y sombras profundas; será un día de trompeta y de clamor contra las ciudades fortificadas y sus altas torres. Dice el Señor: «Pondré en apuros a la gente. Caminarán como ciegos, porque pecaron contra mí. Su sangre será derramada como polvo, y su carne amontonada como estiércol.» En el día de la ira del Señor, no salvará a la gente ni su plata ni su oro, porque el fuego del enojo del Señor consumirá todo el país. ¡Todos los habitantes de la tierra quedarán destruidos en un solo instante!

Sofonías 1:2-18 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)

Destruiré por completo todas las cosas de sobre la faz de la tierra, dice Jehová. Destruiré los hombres y las bestias; destruiré las aves del cielo y los peces del mar, y cortaré a los impíos; y raeré a los hombres de sobre la faz de la tierra, dice Jehová. Extenderé mi mano sobre Judá, y sobre todos los habitantes de Jerusalén, y exterminaré de este lugar los restos de Baal, y el nombre de los ministros idólatras con sus sacerdotes; y a los que sobre los terrados se postran al ejército del cielo, y a los que se postran jurando por Jehová y jurando por Milcom; y a los que se apartan de en pos de Jehová, y a los que no buscaron a Jehová, ni le consultaron. Calla en la presencia de Jehová el Señor, porque el día de Jehová está cercano; porque Jehová ha preparado sacrificio, y ha dispuesto a sus convidados. Y en el día del sacrificio de Jehová castigaré a los príncipes, y a los hijos del rey, y a todos los que visten vestido extranjero. Asimismo castigaré en aquel día a todos los que saltan la puerta, los que llenan las casas de sus señores de robo y de engaño. Y habrá en aquel día, dice Jehová, voz de clamor desde la puerta del Pescado, y aullido desde la segunda puerta, y gran quebrantamiento desde los collados. Aullad, habitantes de Mactes, porque todo el pueblo mercader es destruido; destruidos son todos los que traían dinero. Acontecerá en aquel tiempo que yo escudriñaré a Jerusalén con linterna, y castigaré a los hombres que reposan tranquilos como el vino asentado, los cuales dicen en su corazón: Jehová ni hará bien ni hará mal. Por tanto, serán saqueados sus bienes, y sus casas asoladas; edificarán casas, mas no las habitarán, y plantarán viñas, mas no beberán el vino de ellas. Cercano está el día grande de Jehová, cercano y muy próximo; es amarga la voz del día de Jehová; gritará allí el valiente. Día de ira aquel día, día de angustia y de aprieto, día de alboroto y de asolamiento, día de tiniebla y de oscuridad, día de nublado y de entenebrecimiento, día de trompeta y de algazara sobre las ciudades fortificadas, y sobre las altas torres. Y atribularé a los hombres, y andarán como ciegos, porque pecaron contra Jehová; y la sangre de ellos será derramada como polvo, y su carne como estiércol. Ni su plata ni su oro podrá librarlos en el día de la ira de Jehová, pues toda la tierra será consumida con el fuego de su celo; porque ciertamente destrucción apresurada hará de todos los habitantes de la tierra.

Sofonías 1:2-18 La Biblia de las Américas (LBLA)

Eliminaré por completo todo de la faz de la tierra —declara el SEÑOR. Eliminaré hombres y animales, eliminaré las aves del cielo y los peces del mar, y haré tropezar a los impíos; extirparé al hombre de la faz de la tierra —declara el SEÑOR. Extenderé mi mano contra Judá y contra todos los habitantes de Jerusalén; cortaré de este lugar al remanente de Baal y los nombres de los ministros idólatras junto con sus sacerdotes; a los que se postran en las terrazas ante el ejército del cielo, a los que se postran y juran por el SEÑOR y juran también por Milcom, a los que han dejado de seguir al SEÑOR, y a los que no han buscado al SEÑOR ni le han consultado. ¡Calla delante del Señor DIOS!, porque el día del SEÑOR está cerca, porque el SEÑOR ha preparado un sacrificio, ha consagrado a sus invitados. Y sucederá que en el día del sacrificio del SEÑOR castigaré a los príncipes, a los hijos del rey y a todos los que visten ropa extranjera. Aquel día castigaré a todos los que saltan sobre el umbral, a los que llenan la casa de su señor de violencia y de engaño. Y habrá aquel día —declara el SEÑOR— gritos de auxilio desde la puerta del Pescado, y gemidos desde el segundo distrito, y gran estruendo desde las colinas. Gemid, habitantes del Mortero, porque será silenciado todo el pueblo de Canaán, exterminados todos los que pesan plata. Y sucederá en aquel tiempo que yo escudriñaré a Jerusalén con lámparas, y castigaré a los hombres que reposan como el vino en sus heces, los que dicen en su corazón: «Ni bien ni mal hará el SEÑOR». Sus riquezas se convertirán en despojos, y sus casas en desolación; edificarán casas, mas no las habitarán, plantarán viñas, mas no beberán su vino. Cercano está el gran día del SEÑOR, cercano y muy próximo. El clamor del día del SEÑOR es amargo; allí gritará el guerrero. Día de ira aquel día, día de congoja y de angustia, día de destrucción y desolación, día de tinieblas y lobreguez, día nublado y de densa oscuridad, día de trompeta y grito de guerra contra las ciudades fortificadas y contra los torreones de las esquinas. Traeré angustia sobre los hombres, y andarán como ciegos, porque han pecado contra el SEÑOR; su sangre será derramada como polvo, y su carne como estiércol. Ni su plata ni su oro podrán librarlos en el día de la ira del SEÑOR, cuando por el fuego de su celo toda la tierra sea consumida; porque Él hará una destrucción total y terrible de todos los habitantes de la tierra.

Sofonías 1:2-18 Nueva Traducción Viviente (NTV)

«Arrasaré con todo lo que hay sobre la faz de la tierra —dice el SEÑOR—. Arrasaré con personas y animales por igual; arrasaré con las aves de los cielos y con los peces del mar. Reduciré a los malvados a un montón de escombros y borraré a la humanidad de la faz de la tierra —dice el SEÑOR—. Aplastaré a Judá y a Jerusalén con mi puño y destruiré todo rastro del culto a Baal. Acabaré con todos los sacerdotes idólatras, para que se borre hasta el recuerdo de ellos. Pues ellos suben a las azoteas y se postran ante el sol, la luna y las estrellas. Dicen seguir al SEÑOR, pero al mismo tiempo rinden culto a Moloc. Destruiré a los que antes me adoraban pero ahora dejaron de hacerlo. Ya no piden el consejo del SEÑOR ni buscan mis bendiciones». Guarden silencio en presencia del SEÑOR Soberano, porque se acerca el imponente día del juicio del SEÑOR. El SEÑOR ha preparado a su pueblo para una gran matanza y ha seleccionado a sus verdugos. «En ese día del juicio —dice el SEÑOR—, castigaré a los líderes y a los príncipes de Judá y a todos los que siguen costumbres paganas. Sí, castigaré a los que toman parte en cultos paganos y a los que llenan las casas de sus amos con violencia y engaño. »En ese día —dice el SEÑOR— vendrá un grito de alarma desde la puerta del Pescado y el eco resonará por todo el Barrio Nuevo de la ciudad. Un gran estrépito se oirá desde las colinas. Giman de dolor los que viven en la zona del mercado, porque todos los comerciantes y negociantes serán destruidos. »Buscaré con linternas en los rincones más oscuros de Jerusalén para castigar a quienes descansen cómodos con sus pecados. Piensan que el SEÑOR no les hará nada, ni bueno ni malo. Por eso serán despojados de sus posesiones, y sus casas serán saqueadas. Construirán nuevas casas, pero nunca vivirán en ellas. Plantarán viñedos, pero nunca beberán su vino. »Ese terrible día del SEÑOR está cerca. Viene de prisa, un día de llanto amargo, un día cuando aun los hombres fuertes clamarán. Será un día cuando el SEÑOR derramará su ira, un día de terrible aflicción y angustia, un día de ruina y desolación, un día de oscuridad y penumbra, un día de nubes y de negrura, un día de sonido de trompeta y gritos de batalla. ¡Caen las ciudades amuralladas y las más sólidas fortificaciones! »Por haber pecado contra el SEÑOR, los haré andar a tientas como el ciego. Su sangre será vertida en el polvo y sus cuerpos quedarán pudriéndose sobre la tierra». Ni su plata ni su oro los salvará en el día de la ira del SEÑOR. Pues toda la tierra será devorada por el fuego de su celo. Él dará un final aterrador a toda la gente de la tierra.

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