Zacarías 11:7-16
Zacarías 11:7-16 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
Así que me dediqué a pastorear las ovejas que habían sido destinadas al matadero, las oprimidas del rebaño. Tomé dos varas de pastor: a una le puse por nombre Gracia y a la otra Unión. Luego me dediqué a cuidar del rebaño. En un solo mes me deshice de tres pastores. Pero las ovejas me detestaron y yo me cansé de ellas. Así que les dije: «Ya no voy a ser su pastor. Las que se vayan a morir, que se mueran; las que deban perecer, que perezcan; y las que queden con vida, que se devoren unas a otras». Tomé entonces la vara a la que había llamado Gracia y la quebré. De ese modo anulé el pacto que había hecho con todas las naciones. En aquel mismo día, el pacto quedó anulado. Las ovejas oprimidas que me observaban supieron que se trataba de la palabra del SEÑOR. Les dije: «Si les parece bien, páguenme mi salario; de lo contrario, quédense con él». Y me pagaron solo treinta piezas de plata. Entonces el SEÑOR me dijo: «¡Vaya precio con el que me han valorado! Entrega eso al alfarero». Así que tomé las treinta piezas de plata y se las di al alfarero del Templo del SEÑOR. Quebré luego la segunda vara, a la que había llamado Unión, y anulé el vínculo fraternal entre Judá e Israel. El SEÑOR me dijo entonces: «Vístete ahora como uno de esos pastores insensatos, porque voy a levantar sobre el país a un pastor que no se preocupará por las ovejas moribundas, ni buscará a las ovejas pequeñas, ni curará a las ovejas heridas, ni dará de comer a las ovejas sanas, sino que devorará a las más gordas y les arrancará las pezuñas».
Zacarías 11:7-16 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Yo me dediqué a cuidar de las ovejas que irían al matadero, y di especial atención a las ovejas más débiles. Tenía yo dos varas de pastor; a una de ellas la llamé «Bondad», y a la otra la llamé «Unión». Como los pastores no me querían, ni yo los quería a ellos, en un mes despedí a tres. A las ovejas les dije: «¡Ya no quiero ser su pastor! ¡No me importa si se mueren o las matan! ¡Tampoco me importa si se comen las unas a las otras!» Después tomé la vara llamada «Bondad», y la rompí. Con eso di a entender a los que estaban allí que Dios había roto su pacto con todas las naciones. Los comerciantes de ovejas vieron lo que hice, y entendieron que eso era un mensaje de Dios para ellos, en el que yo representaba a Dios y las ovejas representaban al pueblo. Luego les dije a los comerciantes: «Quiero que me paguen mi sueldo. Pero si no quieren pagarme, no lo hagan». Entonces ellos me pagaron treinta monedas de plata. Dios me dijo: «¡Treinta monedas de plata es muy poco por todo lo que yo he hecho a favor de mi pueblo! ¡Toma las monedas, y tíralas en el cofre de las ofrendas!» Tomé entonces las monedas, y cumplí con lo que Dios me ordenó hacer. Después de eso, rompí la vara llamada «Unión», y así se rompió el lazo fraternal que unía a Israel con Judá. Dios me dio este otro mensaje: «Ahora vas a representar a esos pastores que no se preocupan por sus ovejas. Porque voy a poner este país al cuidado de un rey que no se preocupará por su pueblo. Será como un pastor descuidado: no se preocupará por las ovejas que se apartan del camino, ni buscará a las ovejas perdidas, ni curará a las ovejas lastimadas, ni alimentará a las ovejas hambrientas. Ese rey solo se ocupará de los ricos y poderosos que le dan de comer.
Zacarías 11:7-16 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Me dediqué, entonces, a cuidar de las ovejas para el matadero, es decir, de los pobres del rebaño. Me hice dos cayados; a uno de ellos lo llamé «Gracia», y al otro «Ataduras»; y me dediqué a cuidar de las ovejas. En un mes destruí a tres pastores, pues perdí la paciencia con ellos, y también ellos se cansaron de mí. Entonces les dije: «Ya no voy a cuidar de ustedes. La que deba morir, que se muera; la que haya de perderse, que se pierda; y las que queden con vida, que cada una se coma la carne de su compañera.» Luego tomé mi cayado «Gracia», y lo quebré, para romper así el pacto que había concertado con todos los pueblos. Ese día el pacto quedó deshecho, y así los pobres del rebaño que me miraban se dieron cuenta de que esta era palabra del Señor. Entonces les dije: «Si les parece bien, denme mi salario. De lo contrario, déjenlo así.» Y el pago que me dieron fue de treinta monedas de plata. Y el Señor me dijo: «¡Vaya precio el que me han puesto! ¡Échalo al tesoro!» Y yo tomé las treinta monedas de plata y las eché al tesoro del templo del Señor. Luego quebré el otro cayado, es decir, «Ataduras», con lo que rompí la relación de hermanos entre Judá e Israel. Después el Señor me dijo: «Ponte ahora la vestimenta de un pastor con poca inteligencia, pues voy a hacer que se levante en la tierra un pastor que no se preocupará por las ovejas perdidas, ni irá en busca de las pequeñas, ni curará a las que se rompan una pata, ni llevará a cuestas a la que se canse, sino que se comerá a las ovejas más gordas, y les romperá las pezuñas.»
Zacarías 11:7-16 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
Entonces me puse a cuidar las ovejas destinadas al matadero. Lo hice por cuenta de los tratantes. Y me conseguí dos bastones: al uno lo llamé «Bienestar» y al otro «Unión». Y en un solo mes despedí a tres pastores que habían agotado mi paciencia y que me odiaban. Y a las ovejas les dije: «¡No volveré a ser el pastor de ustedes! ¡Si alguna ha de morir, que muera! ¡Si a alguna la matan, que la maten! ¡Y las que queden, que se coman unas a otras!» Tomé entonces mi bastón llamado «Bienestar» y lo rompí en señal de que quedaba anulada la alianza que Dios había hecho con todas las naciones. Aquel día quedó anulada la alianza, y los tratantes de ovejas, que me estaban observando, comprendieron que era el Señor quien hablaba por medio de lo que yo hacía. Les dije entonces: «Si les parece bien, páguenme mi salario; y si no, déjenlo.» Y me pagaron treinta monedas de plata. El Señor me dijo: «Toma esas monedas, el espléndido precio que me han puesto, y échalas en el tesoro del templo.» Yo tomé las treinta monedas y las eché en el tesoro del templo. Rompí después el segundo bastón, el llamado «Unión», y así quedó destruida la hermandad entre Judá e Israel. El Señor me dijo: «Y ahora hazte pasar por un pastor irresponsable. Porque voy a poner sobre este país un pastor que no se preocupará por la oveja descarriada, ni buscará a la perdida, ni curará a la herida, ni dará de comer a la debilitada, sino que se comerá la carne de las más gordas y no dejará de ellas ni las pezuñas.
Zacarías 11:7-16 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Apacenté, pues, las ovejas de la matanza, esto es, a los pobres del rebaño. Y tomé para mí dos cayados: al uno puse por nombre Gracia, y al otro Ataduras; y apacenté las ovejas. Y destruí a tres pastores en un mes; pues mi alma se impacientó contra ellos, y también el alma de ellos me aborreció a mí. Y dije: No os apacentaré; la que muriere, que muera; y la que se perdiere, que se pierda; y las que quedaren, que cada una coma la carne de su compañera. Tomé luego mi cayado Gracia, y lo quebré, para romper mi pacto que concerté con todos los pueblos. Y fue deshecho en ese día, y así conocieron los pobres del rebaño que miraban a mí, que era palabra de Jehová. Y les dije: Si os parece bien, dadme mi salario; y si no, dejadlo. Y pesaron por mi salario treinta piezas de plata. Y me dijo Jehová: Échalo al tesoro; ¡hermoso precio con que me han apreciado! Y tomé las treinta piezas de plata, y las eché en la casa de Jehová al tesoro. Quebré luego el otro cayado, Ataduras, para romper la hermandad entre Judá e Israel. Y me dijo Jehová: Toma aún los aperos de un pastor insensato; porque he aquí, yo levanto en la tierra a un pastor que no visitará las perdidas, ni buscará la pequeña, ni curará la perniquebrada, ni llevará la cansada a cuestas, sino que comerá la carne de la gorda, y romperá sus pezuñas.
Zacarías 11:7-16 La Biblia de las Américas (LBLA)
Apacenté, pues, las ovejas destinadas para la matanza, esto es, los afligidos del rebaño. Y tomé para mí dos cayados: a uno lo llamé Gracia y al otro lo llamé Unión; y apacenté las ovejas. Y destruí a los tres pastores en un mes, pues mi alma se impacientó con ellos y su alma también se cansó de mí. Entonces dije: No os apacentaré más. La que ha de morir, que muera; y la que ha de ser destruida, que sea destruida; y las que queden, cómanse la carne unas a otras. Y tomé mi cayado Gracia y lo quebré para romper el pacto que yo había hecho con todos los pueblos. Y fue roto aquel día; así los afligidos del rebaño que me observaban, conocieron que era la palabra del SEÑOR. Y les dije: Si os parece bien, dadme mi paga; y si no, dejadla. Y pesaron como mi salario treinta piezas de plata. Entonces el SEÑOR me dijo: Arrójalo al alfarero (ese magnífico precio con que me valoraron). Tomé pues, las treinta piezas de plata y las arrojé al alfarero en la casa del SEÑOR. Y quebré mi segundo cayado, Unión, para romper la hermandad entre Judá e Israel. Y el SEÑOR me dijo: Toma otra vez los aperos de un pastor insensato. Porque he aquí, yo voy a levantar en la tierra un pastor que no se preocupará de la que perece, ni buscará a la descarriada, ni curará a la herida, ni sustentará a la fuerte, sino que comerá la carne de la cebada y arrancará sus pezuñas.
Zacarías 11:7-16 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Así que cuidé el rebaño destinado al matadero, el rebaño que fue oprimido. Entonces tomé dos varas de pastor y a una nombré Favor y a la otra Unión. En un solo mes me deshice de los tres pastores malvados. Sin embargo, perdí la paciencia con estas ovejas y ellas también me odiaron. Así que les dije: «Ya no seré su pastor. Si se mueren, que se mueran. Si las matan, que las maten. ¡Y que las sobrevivientes se devoren unas a otras!». Entonces tomé mi vara llamada Favor y la partí en dos para mostrar que había revocado el pacto que había hecho con todas las naciones. Así terminó mi pacto con ellas. El sufrido rebaño me miraba y sabían que el SEÑOR hablaba por medio de mis acciones. Así que les dije: «Si les parece bien, páguenme lo que consideren que merezco; pero solo si quieren». Entonces ellos valuaron mi pago en treinta piezas de plata. Luego el SEÑOR me dijo: «Arrójalas al alfarero», ¡esta magnífica cantidad con que me valuaron! Así que tomé las treinta monedas y las lancé al alfarero en el templo del SEÑOR. Después tomé mi otra vara, Unión, y la partí en dos para mostrar que el lazo de unidad entre Judá e Israel estaba roto. Entonces el SEÑOR me dijo: «Ve nuevamente e interpreta el papel de pastor irresponsable. Así ilustrarás que le daré a esta nación un pastor que no cuidará de las que están muriendo, ni protegerá a las pequeñas, ni sanará a las heridas, ni alimentará a las sanas. Al contrario, este pastor se comerá la carne de las ovejas más gordas y les arrancará las pezuñas.