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:1-18 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)

Un gobernante sabio instruye a su pueblo; el gobierno del prudente es ordenado. Según el gobernante, así son sus ministros; según el jefe de la ciudad, así son sus habitantes. Un rey licencioso arruina a una ciudad; si los gobernantes son sensatos, la ciudad crece. En manos de Dios está el gobierno del mundo; a su tiempo le da el jefe que le hace falta. En manos de Dios está el gobierno de todos los hombres, y él da su propia autoridad al gobernante. Por ninguna ofensa devuelvas mal al prójimo, ni sigas el camino de los orgullosos. El orgullo es odioso al Señor y a los hombres; tanto Dios como los hombres aborrecen la opresión. El poder pasa de una nación a otra por causa de la violencia y del orgullo. ¿Quién puede sentir orgullo siendo polvo y ceniza, si aun en vida se pudre ya su cuerpo? Achaque ligero, médico optimista; pero el que hoy es rey, mañana será cadáver. Cuando el hombre muere, se apoderan de él los gusanos, los insectos y la podredumbre. El comienzo del orgullo es el poder, que hace que el hombre se olvide de su Creador. El pecador es un pozo lleno de orgullo, del cual brotan las malas acciones. Por eso, Dios lo llena de castigos y lo hiere hasta terminar con él. Dios derriba del trono a los orgullosos, y en lugar de ellos pone a los humildes. El Señor arranca de raíz a las naciones, y en lugar de ellas hace crecer a los humildes. Dios no dejó ni el rastro de las naciones paganas; las cortó de raíz hasta no dejar ni rastro. Las borró de la tierra, las destruyó; suprimió de la tierra incluso su recuerdo. El orgullo no es digno del hombre, ni tampoco la arrogancia.

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