Romanos 4:3-8
Romanos 4:3-8 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
Pues, ¿qué dice la Escritura? «Creyó Abraham a Dios y esto se le tomó en cuenta como justicia». Ahora bien, cuando alguien trabaja, no se le toma en cuenta el salario como un favor, sino como una deuda. Sin embargo, al que no trabaja, sino que cree en el que justifica al impío, se le toma en cuenta la fe como justicia. David dice lo mismo cuando habla de la dicha de aquel a quien Dios le atribuye justicia sin la mediación de las obras: «¡Dichosos aquellos a quienes se les perdonan las transgresiones, cuyos pecados son cubiertos! ¡Dichoso aquel cuyo pecado el Señor no tomará en cuenta!».
Romanos 4:3-8 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
La Biblia dice: «Dios aceptó a Abraham porque Abraham confió en Dios.» Ahora bien, el dinero que se le paga a alguien por un trabajo no es ningún regalo, sino algo que se le debe. En cambio, Dios declara inocente al pecador, aunque el pecador no haya hecho nada para merecerlo, porque Dios le toma en cuenta su confianza en él. David nos habla de la felicidad de aquellos a los que, sin hacer nada para merecerlo, Dios declara inocentes por confiar en él. Así lo dice en la Biblia: «¡Qué felices son aquellos a los que Dios perdona! ¡Dios ya se ha olvidado de los pecados que cometieron! »¡Qué felices son aquellos a los que Dios perdona de todo lo malo que han hecho!»
Romanos 4:3-8 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Pues ¿qué es lo que dice la Escritura? Que Abrahán le creyó a Dios, y esto se le tomó en cuenta como justicia. Ahora bien, para el que trabaja, su salario no es un regalo sino algo que tiene merecido; pero al que no trabaja, sino que cree en aquel que justifica al pecador, su fe se le toma en cuenta como justicia. David también se refiere a la felicidad del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras, cuando dice: «¡Dichoso aquel cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos! ¡Dichoso aquel a quien el Señor no culpa de pecado!»
Romanos 4:3-8 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
Pues la Escritura dice: «Abraham creyó a Dios, y por eso Dios le tuvo esto en cuenta y lo reconoció como justo.» Ahora bien, si alguno trabaja, el pago no se le da como un regalo sino como algo merecido. En cambio, si alguno cree en Dios, que hace justo al pecador, Dios le tiene en cuenta su fe para reconocerlo como justo, aunque no haya hecho nada que merezca su favor. David mismo habló de la dicha de aquel a quien Dios reconoce como justo sin tomarle en cuenta sus hechos. Dijo David: «¡Dichosos aquellos a quienes Dios perdona sus maldades y pasa por alto sus pecados! ¡Dichoso el hombre a quien el Señor no toma en cuenta su pecado!»
Romanos 4:3-8 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Porque ¿qué dice la Escritura? Creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia. Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda; mas al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia. Como también David habla de la bienaventuranza del hombre a quien Dios atribuye justicia sin obras, diciendo: Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, Y cuyos pecados son cubiertos. Bienaventurado el varón a quien el Señor no inculpa de pecado.
Romanos 4:3-8 La Biblia de las Américas (LBLA)
Porque ¿qué dice la Escritura? Y CREYó ABRAHAM A DIOS, Y LE FUE CONTADO POR JUSTICIA. Ahora bien, al que trabaja, el salario no se le cuenta como favor, sino como deuda; mas al que no trabaja, pero cree en aquel que justifica al impío, su fe se le cuenta por justicia. Como también David habla de la bendición que viene sobre el hombre a quien Dios atribuye justicia aparte de las obras: BIENAVENTURADOS AQUELLOS CUYAS INIQUIDADES HAN SIDO PERDONADAS, Y CUYOS PECADOS HAN SIDO CUBIERTOS. BIENAVENTURADO EL HOMBRE CUYO PECADO EL SEÑOR NO TOMARá EN CUENTA.
Romanos 4:3-8 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Pues las Escrituras nos dicen: «Abraham le creyó a Dios, y Dios lo consideró justo debido a su fe». Cuando la gente trabaja, el salario que recibe no es un regalo sino algo que se ha ganado; pero la gente no es considerada justa por sus acciones sino por su fe en Dios, quien perdona a los pecadores. David también habló de lo mismo cuando describió la felicidad de los que son declarados justos sin hacer esfuerzos para lograrlo: «Oh, qué alegría para aquellos a quienes se les perdona la desobediencia, a quienes se les cubren los pecados. Sí, qué alegría para aquellos a quienes el SEÑOR les borró el pecado de su cuenta».