Salmos 95:6-8
Salmos 95:6-8 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
¡Vengan, postrémonos reverentes! Doblemos la rodilla ante el SEÑOR nuestro Hacedor! Porque él es nuestro Dios y nosotros somos el pueblo de su prado; somos un rebaño bajo su cuidado. Si ustedes oyen hoy su voz, no endurezcan sus corazones, como en Meribá, como aquel día en Masá, en el desierto
Salmos 95:6-8 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
¡Vamos, adoremos de rodillas a nuestro Dios y creador! Pertenecemos a Dios; nosotros somos su pueblo. Él es nuestro pastor, y nosotros somos su rebaño; ¡estamos bajo su cuidado! Si hoy escuchamos su voz, no seamos tercos, como cuando nos rebelamos en el desierto, cerca de Masá.
Salmos 95:6-8 Reina Valera Contemporánea (RVC)
¡Vengan, y rindámosle adoración! ¡Arrodillémonos delante del Señor, nuestro Creador! El Señor es nuestro Dios, y nosotros somos el pueblo de su prado; ¡somos las ovejas de su mano! «Si hoy escuchan ustedes mi voz, no endurezcan su corazón, como en Meriba, como en el día de Masah, en el desierto.
Salmos 95:6-8 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
Vengan, adoremos de rodillas; arrodillémonos delante del Señor, pues él nos hizo. Él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo; somos ovejas de sus prados. Escuchen hoy lo que él les dice: «No endurezcan su corazón, como en Meribá; como aquel día en Masá, en el desierto
Salmos 95:6-8 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Venid, adoremos y postrémonos; Arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor. Porque él es nuestro Dios; Nosotros el pueblo de su prado, y ovejas de su mano. Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestro corazón, como en Meriba, Como en el día de Masah en el desierto
Salmos 95:6-8 La Biblia de las Américas (LBLA)
Venid, adoremos y postrémonos; doblemos la rodilla ante el SEÑOR nuestro Hacedor. Porque Él es nuestro Dios, y nosotros el pueblo de su prado y las ovejas de su mano. Si oís hoy su voz, no endurezcáis vuestro corazón como en Meriba, como en el día de Masah en el desierto
Salmos 95:6-8 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Vengan, adoremos e inclinémonos. Arrodillémonos delante del SEÑOR, nuestro creador, porque él es nuestro Dios. Somos el pueblo que él vigila, el rebaño a su cuidado. ¡Si tan solo escucharan hoy su voz! El SEÑOR dice: «No endurezcan el corazón como lo hizo Israel en Meriba, como lo hizo el pueblo en el desierto de Masá.