Salmos 95:1-10
Salmos 95:1-10 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
¡Vengan, cantemos con júbilo al SEÑOR; aclamemos alegres a la Roca de nuestra salvación! Lleguemos ante él con acción de gracias; aclamémoslo con cánticos. Porque el SEÑOR es el gran Dios, el gran Rey sobre todos los dioses. En sus manos están los abismos de la tierra; suyas son las cumbres de los montes. Suyo es el mar, porque él lo hizo; con sus manos formó la tierra seca. ¡Vengan, postrémonos reverentes! Doblemos la rodilla ante el SEÑOR nuestro Hacedor! Porque él es nuestro Dios y nosotros somos el pueblo de su prado; somos un rebaño bajo su cuidado. Si ustedes oyen hoy su voz, no endurezcan sus corazones, como en Meribá, como aquel día en Masá, en el desierto, cuando sus antepasados me tentaron, cuando me pusieron a prueba, a pesar de haber visto mis obras. Cuarenta años estuve enojado con aquella generación y dije: «Son un pueblo que siempre se aleja de mí, que no reconoce mis caminos».
Salmos 95:1-10 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
¡Vamos, cantemos con alegría! ¡Alabemos a nuestro Dios! ¡Él nos salva y nos protege! ¡Vayamos a darle gracias! ¡Cantémosle himnos de alabanza! Nuestro Dios es poderoso, ¡es el rey de todos los dioses! Nuestro Dios tiene en sus manos lo más profundo de la tierra; suyas son las montañas más altas. Suyos son el mar y la tierra, pues él mismo los creó. ¡Vamos, adoremos de rodillas a nuestro Dios y creador! Pertenecemos a Dios; nosotros somos su pueblo. Él es nuestro pastor, y nosotros somos su rebaño; ¡estamos bajo su cuidado! Si hoy escuchamos su voz, no seamos tercos, como cuando nos rebelamos en el desierto, cerca de Masá. Dios dice: «En aquella ocasión, sus antepasados me pusieron a prueba, a pesar de que vieron lo que hice. Durante cuarenta años estuve muy enojado contra ellos, y al fin les hice ver que vivían en el error, pues no obedecían mis mandamientos.
Salmos 95:1-10 Reina Valera Contemporánea (RVC)
¡Vengan y con alegría aclamemos al Señor! ¡Cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación! ¡Lleguemos ante su presencia con alabanza! ¡Aclamémosle con cánticos! ¡Grande es el Señor, nuestro Dios! ¡Gran Rey es él sobre todos los dioses! En su mano están las profundidades de la tierra, y las alturas de los montes son suyas. Suyo es también el mar, pues él lo hizo, y sus manos formaron la tierra seca. ¡Vengan, y rindámosle adoración! ¡Arrodillémonos delante del Señor, nuestro Creador! El Señor es nuestro Dios, y nosotros somos el pueblo de su prado; ¡somos las ovejas de su mano! «Si hoy escuchan ustedes mi voz, no endurezcan su corazón, como en Meriba, como en el día de Masah, en el desierto. Allí los padres de ustedes me tentaron; me pusieron a prueba, aunque vieron mis obras. Cuarenta años estuve disgustado con esa gente, y me dije: “El corazón de este pueblo divaga; no han conocido mis caminos.”
Salmos 95:1-10 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
Vengan, cantemos al Señor con alegría; cantemos a nuestro protector y Salvador. Entremos a su presencia con gratitud, y cantemos himnos en su honor. Porque el Señor es Dios grande, el gran Rey de todos los dioses. Él tiene en su mano las regiones más profundas de la tierra; suyas son las más altas montañas. El mar le pertenece, pues él lo formó; ¡con sus propias manos formó la tierra seca! Vengan, adoremos de rodillas; arrodillémonos delante del Señor, pues él nos hizo. Él es nuestro Dios, y nosotros su pueblo; somos ovejas de sus prados. Escuchen hoy lo que él les dice: «No endurezcan su corazón, como en Meribá; como aquel día en Masá, en el desierto, cuando me pusieron a prueba sus antepasados, aunque habían visto mis obras. Cuarenta años estuve enojado con aquella generación, y dije: “Esta gente anda muy descarriada; ¡no obedecen mis mandatos!”
Salmos 95:1-10 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Venid, aclamemos alegremente a Jehová; Cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación. Lleguemos ante su presencia con alabanza; Aclamémosle con cánticos. Porque Jehová es Dios grande, Y Rey grande sobre todos los dioses. Porque en su mano están las profundidades de la tierra, Y las alturas de los montes son suyas. Suyo también el mar, pues él lo hizo; Y sus manos formaron la tierra seca. Venid, adoremos y postrémonos; Arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor. Porque él es nuestro Dios; Nosotros el pueblo de su prado, y ovejas de su mano. Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestro corazón, como en Meriba, Como en el día de Masah en el desierto, Donde me tentaron vuestros padres, Me probaron, y vieron mis obras. Cuarenta años estuve disgustado con la nación, Y dije: Pueblo es que divaga de corazón, Y no han conocido mis caminos.
Salmos 95:1-10 La Biblia de las Américas (LBLA)
Venid, cantemos con gozo al SEÑOR, aclamemos con júbilo a la roca de nuestra salvación. Vengamos ante su presencia con acción de gracias; aclamémosle con salmos. Porque Dios grande es el SEÑOR, y Rey grande sobre todos los dioses, en cuya mano están las profundidades de la tierra; suyas son también las cumbres de los montes. Suyo es el mar, pues Él lo hizo, y sus manos formaron la tierra firme. ¶Venid, adoremos y postrémonos; doblemos la rodilla ante el SEÑOR nuestro Hacedor. Porque Él es nuestro Dios, y nosotros el pueblo de su prado y las ovejas de su mano. Si oís hoy su voz, no endurezcáis vuestro corazón como en Meriba, como en el día de Masah en el desierto, cuando vuestros padres me tentaron, me probaron, aunque habían visto mi obra. Por cuarenta años me repugnó aquella generación, y dije: Es un pueblo que se desvía en su corazón y no conocen mis caminos.
Salmos 95:1-10 Nueva Traducción Viviente (NTV)
¡Vengan, cantemos al SEÑOR! Aclamemos con alegría a la Roca de nuestra salvación. Acerquémonos a él con acción de gracias. Cantémosle salmos de alabanza, porque el SEÑOR es Dios grande, un gran Rey sobre todos los dioses. En sus manos sostiene las profundidades de la tierra y las montañas más imponentes. El mar le pertenece, pues él lo creó; sus manos también formaron la tierra firme. Vengan, adoremos e inclinémonos. Arrodillémonos delante del SEÑOR, nuestro creador, porque él es nuestro Dios. Somos el pueblo que él vigila, el rebaño a su cuidado. ¡Si tan solo escucharan hoy su voz! El SEÑOR dice: «No endurezcan el corazón como lo hizo Israel en Meriba, como lo hizo el pueblo en el desierto de Masá. Allí sus antepasados me tentaron y pusieron a prueba mi paciencia, a pesar de haber visto todo lo que hice. Durante cuarenta años estuve enojado con ellos y dije: “Son un pueblo cuyo corazón se aleja de mí; rehúsan hacer lo que les digo”.