Salmos 71:1-10
Salmos 71:1-10 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Señor, en ti busco refugio; ¡Jamás permitas que sea yo avergonzado! ¡Ven a socorrerme, y líbrame, pues tú eres justo! ¡Dígnate escucharme, y ven a salvarme! ¡Sé para mí una roca de refugio, en donde siempre pueda resguardarme! Solo tú puedes decretar mi salvación, porque tú eres mi roca y mi fortaleza. Dios mío, líbrame del poder de los impíos, del poder de los perversos y violentos. Tú, Señor mi Dios, eres mi esperanza; tú me has dado seguridad desde mi juventud. Desde el vientre de mi madre me has sostenido; ¡tú me sacaste de las entrañas de mi madre, y para ti será siempre mi alabanza! Muchos se sorprenden al verme, porque tú eres para mí un sólido refugio. Mis labios rebosan con tu alabanza, y proclaman tu gloria todo el día. No me deseches cuando llegue a la vejez; no me desampares cuando mis fuerzas se acaben. Mis enemigos hablan siempre mal de mí; se junta el grupo de los que quieren matarme
Salmos 71:1-10 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
En ti, SEÑOR, busco refugio; jamás permitas que me avergüencen. Por tu justicia, rescátame y líbrame. Inclina a mí tu oído y sálvame. Sé tú mi roca de refugio adonde pueda yo siempre acudir; da la orden de salvarme, porque tú eres mi roca y mi fortaleza. Líbrame, Dios mío, de manos de los malvados, del poder de los perversos y crueles. Tú, Soberano SEÑOR, has sido mi esperanza; en ti he confiado desde mi juventud. Desde el vientre de mi madre dependo de ti; desde el seno materno me has sostenido. ¡Por siempre te alabaré! Para muchos, soy motivo de asombro, pero tú eres mi refugio inconmovible. Mi boca rebosa de tu alabanza y todo el día proclama tu grandeza. No me rechaces cuando llegue a viejo; no me abandones cuando me falten las fuerzas. Porque mis enemigos murmuran contra mí; los que me acechan se confabulan.
Salmos 71:1-10 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Dios mío, en ti he puesto mi confianza; no me pongas jamás en vergüenza. Tú eres un Dios justo; ¡rescátame y ponme a salvo! ¡Préstame atención y ayúdame! ¡Protégeme como una roca donde siempre pueda refugiarme! Da la orden, y quedaré a salvo, pues tú eres esa roca; ¡tú eres mi fortaleza! Dios mío, tú eres mi esperanza; no permitas que yo caiga en poder de gente malvada y violenta. Desde que era joven puse mi confianza en ti; desde antes de nacer ya dependía de ti. ¡Fuiste tú quien me hizo nacer! ¡Por eso te alabaré siempre! Muchos se asombran al verme, pero tú eres para mí un refugio seguro. A todas horas te alabo; todo el día anuncio tu grandeza. No me desprecies cuando llegue yo a viejo; no me abandones cuando ya no tenga fuerzas. Mis enemigos hablan mal de mí; me vigilan y piensan hacerme daño.
Salmos 71:1-10 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
Señor, en ti busco protección; ¡no me defraudes jamás! ¡Líbrame, ponme a salvo, pues tú eres justo! Dígnate escucharme, y sálvame. Sé tú mi roca protectora, ¡sé tú mi castillo de refugio y salvación! ¡Tú eres mi roca y mi castillo! Dios mío, líbrame de las manos del malvado, de las manos del criminal y del violento, pues tú, Señor, desde mi juventud eres mi esperanza y mi seguridad. Aún estaba yo en el vientre de mi madre y ya me apoyaba en ti. ¡Tú me hiciste nacer! ¡Yo te alabaré siempre! He sido motivo de asombro para muchos, pero tú eres mi refugio. Todo el día están llenos mis labios de alabanzas a tu gloria; no me desprecies cuando ya sea viejo; no me abandones cuando ya no tenga fuerzas. Mis enemigos, los que quieren matarme, se han aliado y hacen planes contra mí.
Salmos 71:1-10 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
En ti, oh Jehová, me he refugiado; No sea yo avergonzado jamás. Socórreme y líbrame en tu justicia; Inclina tu oído y sálvame. Sé para mí una roca de refugio, adonde recurra yo continuamente. Tú has dado mandamiento para salvarme, Porque tú eres mi roca y mi fortaleza. Dios mío, líbrame de la mano del impío, De la mano del perverso y violento. Porque tú, oh Señor Jehová, eres mi esperanza, Seguridad mía desde mi juventud. En ti he sido sustentado desde el vientre; De las entrañas de mi madre tú fuiste el que me sacó; De ti será siempre mi alabanza. Como prodigio he sido a muchos, Y tú mi refugio fuerte. Sea llena mi boca de tu alabanza, De tu gloria todo el día. No me deseches en el tiempo de la vejez; Cuando mi fuerza se acabare, no me desampares. Porque mis enemigos hablan de mí, Y los que acechan mi alma consultaron juntamente
Salmos 71:1-10 La Biblia de las Américas (LBLA)
En ti, oh SEÑOR, me refugio; jamás sea yo avergonzado. Líbrame en tu justicia, y rescátame; inclina a mí tu oído, y sálvame. Sé para mí una roca de refugio, a la cual pueda ir continuamente; tú has dado mandamiento para salvarme, porque tú eres mi roca y mi fortaleza. Dios mío, rescátame de la mano del impío, de la mano del malhechor y del implacable, porque tú eres mi esperanza; oh Señor DIOS, tú eres mi confianza desde mi juventud. De ti he recibido apoyo desde mi nacimiento; tú eres el que me sacó del seno de mi madre; para ti es continuamente mi alabanza. ¶He llegado a ser el asombro de muchos, porque tú eres mi refugio fuerte. Llena está mi boca de tu alabanza y de tu gloria todo el día. No me rechaces en el tiempo de la vejez; no me desampares cuando me falten las fuerzas. Porque mis enemigos han hablado de mí; y los que acechan mi vida han consultado entre sí
Salmos 71:1-10 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Oh SEÑOR, a ti acudo en busca de protección; no permitas que me avergüencen. Sálvame y rescátame, porque tú haces lo que es correcto. Inclina tu oído para escucharme y ponme en libertad. Sé tú mi roca de seguridad, donde siempre pueda esconderme. Da la orden de salvarme, porque tú eres mi roca y mi fortaleza. Dios mío, rescátame del poder de los perversos, de las garras de los crueles opresores. Oh Señor, solo tú eres mi esperanza; en ti he confiado, oh SEÑOR, desde mi niñez. Así es, estás conmigo desde mi nacimiento; me has cuidado desde el vientre de mi madre. ¡Con razón siempre te alabo! Mi vida es un ejemplo para muchos, porque tú has sido mi fuerza y protección. Por eso nunca puedo dejar de alabarte; todo el día declaro tu gloria. Y ahora, en mi vejez, no me hagas a un lado; no me abandones cuando me faltan las fuerzas. Pues mis enemigos murmuran contra mí y juntos confabulan matarme.