Salmos 56:8-13
Salmos 56:8-13 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
Toma en cuenta mis lamentos; registra mi llanto en tu libro. ¿Acaso no lo tienes anotado? Cuando yo te pida ayuda, mis enemigos retrocederán. Una cosa sé: ¡Dios está de mi parte! Confío en Dios y alabo su palabra; confío en el SEÑOR y alabo su palabra; confío en Dios y no siento miedo. ¿Qué puede hacerme un simple mortal? He hecho promesas delante de ti, oh Dios, y te presentaré mis ofrendas de gratitud. Tú, oh Dios, me has librado de tropiezos, me has librado de la muerte, para que siempre, en tu presencia, camine en la luz de la vida.
Salmos 56:8-13 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
8 (9) Anota en tu libro todas las veces que he huido; tú bien sabes las veces que he llorado. 9 (10) Cuando yo te pida ayuda, mis enemigos saldrán huyendo. Yo estoy seguro, Dios mío, que cuento con tu apoyo. 10 (11) Confío en ti, mi Dios, y te alabo por tus promesas. Confío en ti, Señor, y te alabo por tus promesas. 11 (12) Confío en ti, mi Dios, y ya no siento miedo. ¡Nadie podrá hacerme daño jamás! 12 (13) Yo te prometo, Dios mío, que te cumpliré mis promesas, y delante de tu altar te daré las gracias. 13 (14) Tú, mi Dios, me libraste de caer, me libraste de morir, para que nunca deje yo de andar en tu presencia que es la luz de la vida.
Salmos 56:8-13 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Tú llevas la cuenta de mis huidas; tú has puesto mis lágrimas en tu redoma; más bien, las has anotado en tu libro. El día que yo te pida ayuda mis enemigos serán puestos en fuga, pues yo sé que tú, mi Dios, estás de mi parte. Dios mío, en ti confío y alabo tu palabra; Señor, en ti confío y alabo tu palabra. Confío en ti, mi Dios, y no tengo miedo; ¿qué me puede hacer un simple mortal? Dios mío, yo tengo presentes mis votos, y habré de tributarte alabanzas, porque me libraste de la muerte y evitaste que mis pies tropezaran para que ante ti camine en la luz de la vida.
Salmos 56:8-13 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
8 (9) Tú llevas la cuenta de mis huidas; tú recoges cada una de mis lágrimas. ¿Acaso no las tienes anotadas en tu libro? 9 (10) Mis enemigos se pondrán en retirada cuando yo te pida ayuda. Yo sé muy bien que Dios está de mi parte. 10 (11) Confío en Dios y alabo su palabra; confío en el Señor y alabo su palabra; 11 (12) confío en Dios y no tengo miedo. ¿Qué me puede hacer el hombre? 12 (13) Las promesas que te hice, oh Dios, te las cumpliré con alabanzas, 13 (14) porque me has salvado de la muerte, porque me has librado de caer, a fin de que yo ande en la luz de la vida, en la presencia de Dios.
Salmos 56:8-13 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Mis huidas tú has contado; Pon mis lágrimas en tu redoma; ¿No están ellas en tu libro? Serán luego vueltos atrás mis enemigos, el día en que yo clamare; Esto sé, que Dios está por mí. En Dios alabaré su palabra; En Jehová su palabra alabaré. En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre? Sobre mí, oh Dios, están tus votos; Te tributaré alabanzas. Porque has librado mi alma de la muerte, Y mis pies de caída, Para que ande delante de Dios En la luz de los que viven.
Salmos 56:8-13 La Biblia de las Américas (LBLA)
¶Tú has tomado en cuenta mi vida errante; pon mis lágrimas en tu redoma; ¿acaso no están en tu libro? Entonces mis enemigos retrocederán el día en que yo te invoque. Esto sé: que Dios está a favor mío. En Dios, cuya palabra alabo, en el SEÑOR, cuya palabra honro; en Dios he confiado, no temeré. ¿Qué puede hacerme el hombre? Están sobre mí, oh Dios, los votos que te hice; ofrendas de acción de gracias te ofreceré. Pues tú has librado mi alma de la muerte, y mis pies de tropiezo, para que yo pueda andar delante de Dios en la luz de la vida.
Salmos 56:8-13 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Tú llevas la cuenta de todas mis angustias y has juntado todas mis lágrimas en tu frasco; has registrado cada una de ellas en tu libro. Mis enemigos emprenderán la retirada cuando yo clame a ti por ayuda. Una cosa sé: ¡Dios está de mi lado! Alabo a Dios por lo que ha prometido; sí, alabo al SEÑOR por lo que ha prometido. En Dios confío, ¿por qué habría de tener miedo? ¿Qué pueden hacerme unos simples mortales? Cumpliré los votos que te hice, oh Dios, y ofreceré un sacrificio de gratitud por tu ayuda. Pues me rescataste de la muerte; no dejaste que mis pies resbalaran. Así que ahora puedo caminar en tu presencia, oh Dios, en tu luz que da vida.