Salmos 40:1-8
Salmos 40:1-8 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Yo puse mi esperanza en el Señor, y él inclinó su oído y escuchó mi clamor; me sacó del hoyo de la desesperación, me rescató del cieno pantanoso, y plantó mis pies sobre una roca; ¡me hizo caminar con paso firme! Puso en mis labios un nuevo canto, un canto de alabanza a nuestro Dios. Muchos vieron esto y temieron, y pusieron su esperanza en el Señor. Dichoso el hombre que confía en el Señor y no en gente soberbia y mentirosa. Tú, Señor mi Dios, has pensado en nosotros, y has realizado grandes maravillas; no es posible hablar de todas ellas. Quisiera contarlas, hablar de cada una, pero su número es incontable. Las ofrendas y los sacrificios no te agradan; tú no pides holocaustos ni ofrendas de expiación, pero me has abierto los oídos. Por eso dije: «Aquí vengo ya.» En el pergamino se habla de mí. Hacer tu voluntad, Dios mío, me agrada; tu ley la llevo dentro de mí.
Salmos 40:1-8 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Con paciencia esperé que el SEÑOR me ayudara, y él se fijó en mí y oyó mi clamor. Me sacó del foso de desesperación, del lodo y del fango. Puso mis pies sobre suelo firme y a medida que yo caminaba, me estabilizó. Me dio un canto nuevo para entonar, un himno de alabanza a nuestro Dios. Muchos verán lo que él hizo y quedarán asombrados; pondrán su confianza en el SEÑOR. Ah, qué alegría para los que confían en el SEÑOR, los que no confían en los orgullosos ni en aquellos que rinden culto a ídolos. Oh SEÑOR mi Dios, has realizado muchas maravillas a nuestro favor. Son tantos tus planes para nosotros que resulta imposible enumerarlos. No hay nadie como tú. Si tratara de mencionar todas tus obras maravillosas, no terminaría jamás. No te deleitas en los sacrificios ni en las ofrendas. Ahora que me hiciste escuchar, finalmente comprendo: tú no exiges ofrendas quemadas ni ofrendas por el pecado. Entonces dije: «Aquí estoy. Como está escrito acerca de mí en las Escrituras: me complace hacer tu voluntad, Dios mío, pues tus enseñanzas están escritas en mi corazón».
Salmos 40:1-8 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
Puse en el SEÑOR toda mi esperanza; él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor. Me sacó de la fosa fatal, del lodo y del pantano; puso mis pies sobre una roca, y me plantó en terreno firme. Puso en mis labios un cántico nuevo, un himno de alabanza a nuestro Dios. Al ver esto, muchos tuvieron miedo y pusieron su confianza en el SEÑOR. Dichoso quien pone su confianza en el SEÑOR y no recurre a los soberbios ni a los que se pierden tras la mentira. Muchas son, SEÑOR mi Dios, las maravillas que tú has hecho. No es posible enumerar tus planes en favor nuestro. Si quisiera anunciarlos y proclamarlos, serían más de lo que puedo contar. A ti no te complacen sacrificios ni ofrendas, pero has abierto mis oídos para oírte; tú no has pedido holocaustos ni sacrificios por el pecado. Por eso dije: «Aquí me tienes —como el libro dice de mí—. Me agrada, Dios mío, hacer tu voluntad; tu Ley la llevo dentro de mí».
Salmos 40:1-8 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
1 (2) Toda mi esperanza la tengo puesta en Dios, pues aceptó atender mis ruegos. 2 (3) Mi vida corría peligro, y él me libró de la muerte; me puso sobre una roca, me puso en lugar seguro. 3 (4) Me enseñó un nuevo himno para cantarle alabanzas. Muchos, al ver esto, se sintieron conmovidos y confiaron en mi Dios. 4 (5) Dios bendice a los que en él confían, a los que rechazan a los orgullosos que adoran dioses falsos. 5 (6) Mi Señor y Dios, me faltan palabras para contar los muchos planes y maravillas que has hecho en nuestro favor. Quisiera mencionarlos todos, pero me resulta imposible. 6 (7) Tú no pides sacrificios a cambio de tu perdón; tan solo nos pides obediencia. 7 (8) Por eso te he dicho: «Aquí me tienes». Así me lo enseña la Ley de Moisés. 8 (9) Dios mío, cumplir tu voluntad es mi más grande alegría; ¡tus enseñanzas las llevo muy dentro de mí!
Salmos 40:1-8 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
1 (2) Puse mi esperanza en el Señor, y él se inclinó para escuchar mis gritos; 2 (3) me salvó de la fosa mortal, me libró de hundirme en el pantano. Afirmó mis pies sobre una roca; dio firmeza a mis pisadas. 3 (4) Hizo brotar de mis labios un nuevo canto, un canto de alabanza a nuestro Dios. Muchos, al ver esto, se sintieron conmovidos y pusieron su confianza en el Señor. 4 (5) ¡Feliz el hombre que confía en el Señor y no busca a los insolentes ni a los que adoran a dioses falsos! 5 (6) Señor y Dios mío, muchas son las maravillas que tú has hecho y las consideraciones que nos tienes. ¡Nada es comparable a ti! Quisiera anunciarlas, hablar de ellas, pero son más de las que puedo contar. 6 (7) Tú no te complaces en los sacrificios ni en las ofrendas de cereales; tampoco has pedido holocaustos ni ofrendas para quitar el pecado. En cambio, me has abierto los oídos. 7 (8) Por eso he dicho: Aquí estoy, tal como el libro dice de mí. 8 (9) A mí me agrada hacer tu voluntad, Dios mío; ¡llevo tu enseñanza en el corazón!
Salmos 40:1-8 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Pacientemente esperé a Jehová, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, Y confiarán en Jehová. Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza, Y no mira a los soberbios, ni a los que se desvían tras la mentira. Has aumentado, oh Jehová Dios mío, tus maravillas; Y tus pensamientos para con nosotros, No es posible contarlos ante ti. Si yo anunciare y hablare de ellos, No pueden ser enumerados. Sacrificio y ofrenda no te agrada; Has abierto mis oídos; Holocausto y expiación no has demandado. Entonces dije: He aquí, vengo; En el rollo del libro está escrito de mí; El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, Y tu ley está en medio de mi corazón.
Salmos 40:1-8 La Biblia de las Américas (LBLA)
Al SEÑOR esperé pacientemente, y Él se inclinó a mí y oyó mi clamor. Me sacó del hoyo de la destrucción, del lodo cenagoso; asentó mis pies sobre una roca y afirmó mis pasos. Puso en mi boca un cántico nuevo, un canto de alabanza a nuestro Dios; muchos verán esto, y temerán, y confiarán en el SEÑOR. ¶Cuán bienaventurado es el hombre que ha puesto en el SEÑOR su confianza, y no se ha vuelto a los soberbios ni a los que caen en falsedad. Muchas son, SEÑOR, Dios mío, las maravillas que tú has hecho, y muchos tus designios para con nosotros; nadie hay que se compare contigo; si los anunciara, y hablara de ellos, no podrían ser enumerados. ¶Sacrificio y ofrenda de cereal no has deseado; has abierto mis oídos; holocausto y ofrenda por el pecado no has requerido. Entonces dije: He aquí, vengo; en el rollo del libro está escrito de mí; me deleito en hacer tu voluntad, Dios mío; tu ley está dentro de mi corazón.