Salmos 18:30-40
Salmos 18:30-40 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
El camino de Dios es perfecto; la palabra del SEÑOR es intachable. Escudo es Dios a los que se refugian en él. Pues ¿quién es Dios sino el SEÑOR? ¿Quién es la Roca sino nuestro Dios? Es él quien me arma de valor y hace perfecto mi camino; da a mis pies la ligereza del venado y me mantiene firme en las alturas; adiestra mis manos para la batalla y mis brazos para tensar un arco de bronce. Tú me cubres con el escudo de tu salvación y con tu diestra me sostienes; tu ayuda me ha hecho prosperar. Has despejado el paso de mi camino, para que mis tobillos no se tuerzan. Perseguí a mis enemigos, les di alcance y no retrocedí hasta verlos aniquilados. Los aplasté. Ya no pudieron levantarse. ¡Cayeron debajo de mis pies! Tú me armaste de valor para el combate; doblegaste ante mí a los rebeldes. Hiciste retroceder a mis enemigos y así exterminé a los que me odiaban.
Salmos 18:28-40 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
28-30 (29-31) Dios mío, tú alumbras mi vida, tú iluminas mi oscuridad. Con tu ayuda venceré al enemigo y podré conquistar sus ciudades. Tus enseñanzas son perfectas, tu palabra no tiene defectos. Tú proteges como un escudo a los que buscan refugio en ti. 31 (32) Dios de Israel, solo tú eres Dios, ¡solo tú puedes protegernos! 32 (33) ¡Solo tú me llenas de valor y me guías por el buen camino! 33 (34) ¡Tú me das fuerzas para correr con la velocidad de un venado! Cuando ando por las altas montañas, tú no me dejas caer. 34 (35) Tú me enseñas a enfrentarme a mis enemigos; tú me das valor para vencerlos. 35 (36) Tú me das tu protección; me salvas con tu gran poder y me concedes la victoria. 36 (37) Me despejas el camino para que no tenga yo tropiezos. 37 (38) Perseguí a mis enemigos y los alcancé, y no volví hasta haberlos destruido. 38 (39) Los derroté por completo; ¡los aplasté bajo mis pies, y no volvieron a levantarse! 39 (40) Tú me llenaste de valor para entrar en combate; tú hiciste que los rebeldes cayeran derrotados a mis pies. 40 (41) Me hiciste vencer a mis enemigos, y acabé con los que me odiaban.
Salmos 18:30-40 Reina Valera Contemporánea (RVC)
El camino de Dios es perfecto; la palabra del Señor, acrisolada; Dios es el escudo de los que en él confían. ¡Aparte del Señor, no hay otro Dios! ¡Aparte de nuestro Dios, no hay otra Roca! Dios es quien me infunde fuerzas; Dios es quien endereza mi camino; Dios es quien me aligera los pies y me hace correr como un venado; Dios es quien me afirma en las alturas; Dios adiestra mis manos para el combate, y me da fuerzas para tensar el arco de bronce. Tú me diste el escudo de tu salvación, me sostuviste con tu mano derecha, y con tu bondad me engrandeciste. Me pusiste sobre un terreno espacioso, para que mis pies no resbalaran, y así pude perseguir y alcanzar a mis adversarios; ¡no volví hasta haberlos exterminado! Los herí, y ya no se levantaron; ¡quedaron tendidos debajo de mis pies! Tú me infundiste fuerzas para la batalla, para vencer y humillar a mis adversarios. Tú los hiciste ponerse en retirada, y así acabé con los que me odiaban.
Salmos 18:30-40 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
30 (31) El camino de Dios es perfecto; la promesa del Señor es digna de confianza; ¡Dios protege a cuantos en él confían! 31 (32) ¿Quién es Dios, fuera del Señor? ¿Qué otro dios hay que pueda protegernos? 32 (33) Dios es quien me da fuerzas, quien hace intachable mi conducta, 33 (34) quien me da pies ligeros, como de ciervo, quien me hace estar firme en las alturas, 34 (35) quien me entrena para la batalla, quien me da fuerzas para tensar arcos de bronce. 35 (36) Tú me proteges y me salvas, me sostienes con tu mano derecha; tu bondad me ha hecho prosperar. 36 (37) Has hecho fácil mi camino, y mis pies no han resbalado. 37 (38) Perseguí a mis enemigos y los alcancé, y sólo volví después de destruirlos. 38 (39) Los hice pedazos. Ya no se levantaron. ¡Cayeron debajo de mis pies! 39 (40) Tú me diste fuerza en la batalla; hiciste que los rebeldes se inclinaran ante mí, 40 (41) y que delante de mí huyeran mis enemigos. Así pude destruir a los que me odiaban.
Salmos 18:30-40 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
En cuanto a Dios, perfecto es su camino, Y acrisolada la palabra de Jehová; Escudo es a todos los que en él esperan. Porque ¿quién es Dios sino solo Jehová? ¿Y qué roca hay fuera de nuestro Dios? Dios es el que me ciñe de poder, Y quien hace perfecto mi camino; Quien hace mis pies como de ciervas, Y me hace estar firme sobre mis alturas; Quien adiestra mis manos para la batalla, Para entesar con mis brazos el arco de bronce. Me diste asimismo el escudo de tu salvación; Tu diestra me sustentó, Y tu benignidad me ha engrandecido. Ensanchaste mis pasos debajo de mí, Y mis pies no han resbalado. Perseguí a mis enemigos, y los alcancé, Y no volví hasta acabarlos. Los herí de modo que no se levantasen; Cayeron debajo de mis pies. Pues me ceñiste de fuerzas para la pelea; Has humillado a mis enemigos debajo de mí. Has hecho que mis enemigos me vuelvan las espaldas, Para que yo destruya a los que me aborrecen.
Salmos 18:30-40 La Biblia de las Américas (LBLA)
¶En cuanto a Dios, su camino es perfecto; acrisolada es la palabra del SEÑOR; Él es escudo a todos los que a Él se acogen. Pues, ¿quién es Dios, fuera del SEÑOR? ¿Y quién es roca, sino solo nuestro Dios, el Dios que me ciñe de poder, y ha hecho perfecto mi camino? Él hace mis pies como de ciervas, y me afirma en mis alturas. El adiestra mis manos para la batalla, y mis brazos para tensar el arco de bronce. Tú me has dado también el escudo de tu salvación; tu diestra me sostiene, y tu benevolencia me engrandece. Ensanchas mis pasos debajo de mí, y mis pies no han resbalado. ¶Perseguí a mis enemigos y los alcancé; y no me volví hasta acabarlos. Los destrocé y no pudieron levantarse; cayeron debajo de mis pies. Pues tú me has ceñido con fuerza para la batalla; has subyugado debajo de mí a los que contra mí se levantaron. También has hecho que mis enemigos me vuelvan las espaldas, y destruí a los que me odiaban.
Salmos 18:30-40 Nueva Traducción Viviente (NTV)
El camino de Dios es perfecto. Todas las promesas del SEÑOR demuestran ser verdaderas. Él es escudo para todos los que buscan su protección. Pues ¿quién es Dios aparte del SEÑOR? ¿Quién más que nuestro Dios es una roca sólida? Dios me arma de fuerza y hace perfecto mi camino. Me hace andar tan seguro como un ciervo para que pueda pararme en las alturas de las montañas. Entrena mis manos para la batalla; fortalece mi brazo para tensar un arco de bronce. Me has dado tu escudo de victoria. Tu mano derecha me sostiene; tu ayuda me ha engrandecido. Has trazado un camino ancho para mis pies a fin de evitar que resbalen. Perseguí a mis enemigos y los alcancé; no me detuve hasta verlos vencidos. Los herí de muerte para que no pudieran levantarse; cayeron debajo de mis pies. Me has armado de fuerza para la batalla; has sometido a mis enemigos debajo de mis pies. Pusiste mi pie sobre su cuello; destruí a todos los que me odiaban.