Salmos 116:1-12
Salmos 116:1-12 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
Yo amo al SEÑOR porque él escucha mi voz de súplica. Por cuanto él inclina a mí su oído, lo invocaré toda mi vida. Los lazos de la muerte me enredaron; me sorprendió la angustia del sepulcro y caí en la ansiedad y la aflicción. Entonces clamé al SEÑOR: «¡Te ruego, SEÑOR, que me salves la vida!». El SEÑOR es misericordioso y justo; nuestro Dios es compasivo. El SEÑOR protege a la gente sencilla; estaba yo muy débil, y él me salvó. ¡Ya puedes, alma mía, estar tranquila, porque el SEÑOR ha sido bueno contigo! Tú, SEÑOR, me has librado de la muerte, has enjugado mis lágrimas, no me has dejado tropezar. Por eso andaré siempre delante del SEÑOR en esta tierra de los vivientes. Yo creí, aunque dije: «Estoy muy afligido». En mi angustia llegué a decir: «Todos son unos mentirosos». ¿Cómo puedo pagarle al SEÑOR por tanta bondad que me ha mostrado?
Salmos 116:1-12 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Yo amo a mi Dios porque él escucha mis ruegos. Toda mi vida oraré a él porque me escucha. La muerte me tenía atrapado; me dominaba el miedo de morir. ¡Sentí una angustia terrible! Entonces le rogué a Dios que me salvara la vida. Mi Dios es justo y compasivo; es un Dios tierno y cariñoso que protege a los indefensos. Yo no tenía quien me defendiera, y él vino en mi ayuda. Dios mío, tú has sido bueno conmigo; ya puedo dormir tranquilo. Me libraste de la muerte, me secaste las lágrimas, y no me dejaste caer. Mientras tenga yo vida, siempre te obedeceré. Confío en ti, mi Dios, aunque reconozco que estoy muy afligido. Demasiado pronto he dicho que no hay nadie en quien confiar. ¿Cómo podré, mi Dios, pagarte todas tus bondades?
Salmos 116:1-12 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Yo amo al Señor porque él me escucha, porque oye mi voz cargada de súplicas. El Señor se digna escucharme; por eso lo invocaré mientras viva. Los lazos de la muerte me envolvieron, y me angustié al verme tan cerca del sepulcro; mi vida era de angustia y de aflicción constante. Pero en el nombre del Señor clamé: «Señor, ¡te ruego que me salves la vida!» El Señor es justo y compasivo; nuestro Dios es todo bondad. El Señor protege a la gente sencilla. Yo estuve muy enfermo, y él me levantó. ¡Alma mía, ya puedes estar tranquila, porque el Señor me ha tratado con bondad. Tú, Señor, me libraste de la muerte, enjugaste mis lágrimas y no me dejaste caer. Por eso, Señor, mientras tenga vida, viviré según tu voluntad. Yo tenía fe, aun cuando dije: «¡Es muy grande mi aflicción!» Era tal mi desesperación, que exclamé: «¡No hay nadie digno de confianza!» ¿Con qué voy a pagarle al Señor tantas bendiciones que de él he recibido?
Salmos 116:1-12 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
Amo al Señor porque ha escuchado mis súplicas, porque me ha prestado atención. ¡Toda mi vida lo invocaré! La muerte me enredó en sus lazos, la angustia del sepulcro me alcanzó y me hallé preso del miedo y del dolor. Entonces invoqué el nombre del Señor y le rogué que me salvara la vida. El Señor es justo y compasivo; nuestro Dios es todo ternura. El Señor cuida de los sencillos. Cuando yo estaba sin fuerzas, me salvó. Ahora sí, puedo volver a sentirme tranquilo porque el Señor ha sido bueno conmigo, porque me ha librado de la muerte, porque me ha librado de llorar y de caer. Seré obediente al Señor en el mundo de los que viven. Yo tenía fe, a pesar de que decía que era grande mi aflicción. Desesperado, afirmé que todo hombre es mentiroso. ¿Cómo podré pagar al Señor todo el bien que me ha hecho?
Salmos 116:1-12 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Amo a Jehová, pues ha oído Mi voz y mis súplicas; Porque ha inclinado a mí su oído; Por tanto, le invocaré en todos mis días. Me rodearon ligaduras de muerte, Me encontraron las angustias del Seol; Angustia y dolor había yo hallado. Entonces invoqué el nombre de Jehová, diciendo: Oh Jehová, libra ahora mi alma. Clemente es Jehová, y justo; Sí, misericordioso es nuestro Dios. Jehová guarda a los sencillos; Estaba yo postrado, y me salvó. Vuelve, oh alma mía, a tu reposo, Porque Jehová te ha hecho bien. Pues tú has librado mi alma de la muerte, Mis ojos de lágrimas, Y mis pies de resbalar. Andaré delante de Jehová En la tierra de los vivientes. Creí; por tanto hablé, Estando afligido en gran manera. Y dije en mi apresuramiento: Todo hombre es mentiroso. ¿Qué pagaré a Jehová Por todos sus beneficios para conmigo?
Salmos 116:1-12 La Biblia de las Américas (LBLA)
Amo al SEÑOR, porque oye mi voz y mis súplicas. Porque a mí ha inclinado su oído; por tanto le invocaré mientras yo viva. Los lazos de la muerte me rodearon, y los terrores del Seol vinieron sobre mí; angustia y tristeza encontré. Invoqué entonces el nombre del SEÑOR, diciendo: Te ruego, oh SEÑOR: salva mi vida. ¶Clemente y justo es el SEÑOR; sí, compasivo es nuestro Dios. El SEÑOR guarda a los sencillos; estaba yo postrado y me salvó. Vuelve, alma mía, a tu reposo, porque el SEÑOR te ha colmado de bienes. Pues tú has rescatado mi alma de la muerte, mis ojos de lágrimas, mis pies de tropezar. Andaré delante del SEÑOR en la tierra de los vivientes. Yo creía, aun cuando decía: Estoy muy afligido. Dije alarmado: Todo hombre es mentiroso. ¶¿Qué daré al SEÑOR por todos sus beneficios para conmigo?
Salmos 116:1-12 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Amo al SEÑOR porque escucha mi voz y mi oración que pide misericordia. Debido a que él se inclina para escuchar, ¡oraré mientras tenga aliento! La muerte me envolvió en sus cuerdas; los terrores de la tumba se apoderaron de mí. Lo único que veía era dificultad y dolor. Entonces invoqué el nombre del SEÑOR: «¡SEÑOR, por favor, sálvame!». ¡Qué bondadoso es el SEÑOR! ¡Qué bueno es él! ¡Tan misericordioso, este Dios nuestro! El SEÑOR protege a los que tienen fe como de un niño; estuve frente a la muerte, y él me salvó. Que mi alma descanse nuevamente, porque el SEÑOR ha sido bueno conmigo. Me rescató de la muerte; quitó las lágrimas de mis ojos, y libró a mis pies de tropezar. ¡Así que camino en la presencia del SEÑOR mientras vivo aquí en la tierra! Creí en ti, por tanto dije: «SEÑOR, estoy muy afligido». En mi ansiedad clamé a ti: «¡Estas personas son todas mentirosas!». ¿Qué puedo ofrecerle al SEÑOR por todo lo que ha hecho a mi favor?