Salmos 104:19-35
Salmos 104:19-35 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
Él hizo la luna, que marca las estaciones, y el sol, que sabe cuándo ocultarse. Tú traes la oscuridad, cae la noche y en sus sombras se arrastran los animales del bosque. Los leones rugen, reclamando su presa, pidiendo a Dios que les dé su alimento. Pero al salir el sol se retiran y vuelven a echarse en sus guaridas. Sale entonces la gente a cumplir sus tareas, a hacer su trabajo hasta la tarde. ¡Oh SEÑOR, cuán numerosas son tus obras! Todas ellas las hiciste con sabiduría. Rebosa la tierra con todas tus criaturas. Allí está el mar, ancho y vasto, que abunda en animales, grandes y pequeños, cuyo número es imposible conocer. Allí navegan los barcos, y ese Leviatán que tú creaste para jugar con él. Todos ellos esperan de ti que a su tiempo les des su alimento. Tú les das y ellos recogen; abres tu mano y se colman de bienes. Si escondes tu rostro, se aterran; si les quitas el aliento, mueren y vuelven al polvo. Pero si envías tu Espíritu, son creados, y así renuevas la faz de la tierra. Que la gloria del SEÑOR perdure eternamente; que el SEÑOR se regocije en sus obras. Él mira la tierra y la hace temblar; toca los montes y los hace echar humo. ¡Cantaré al SEÑOR toda mi vida! ¡Cantaré salmos a mi Dios mientras exista! Quiera él agradarse de mi meditación; yo, por mi parte, me regocijo en el SEÑOR. Que desaparezcan de la tierra los pecadores y que los malvados dejen de existir.
Salmos 104:19-35 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Tú hiciste la luna para medir los meses, y le enseñaste al sol a qué hora debe ocultarse. En cuanto el sol se pone, llega la oscuridad. Es la hora en que rondan todos los animales del bosque. A esa hora rugen los leones, y te reclaman su comida. Pero en cuanto sale el sol corren de nuevo a sus cuevas, y allí se quedan dormidos. Entonces nos levantamos para hacer nuestro trabajo, hasta que llega la noche. Dios nuestro, tú has hecho muchas cosas, y todas las hiciste con sabiduría. ¡La tierra entera está llena con todo lo que hiciste! Allí está el ancho mar, con sus grandes olas; en él hay muchos animales, grandes y pequeños; ¡es imposible contarlos! Allí navegan los barcos y vive el monstruo del mar, con el que te diviertes. Todos estos animales dependen de ti, y esperan que llegue la hora en que tú los alimentes. Tú les das, y ellos reciben; abres la mano, y comen de lo mejor. Si les das la espalda, se llenan de miedo; si les quitas el aliento, mueren y se vuelven polvo; pero envías tu espíritu y todo en la tierra cobra nueva vida. Dios nuestro, ¡que tu poder dure para siempre!, ¡que todo lo que creaste sea para ti fuente de alegría! Cuando miras la tierra, ella se pone a temblar; cuando tocas los cerros, ellos echan humo. Que los pecadores desaparezcan de la tierra, y que los malvados dejen de existir.
Salmos 104:19-35 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Tú hiciste la luna para medir los tiempos; el sol sabe cuándo debe ocultarse. Dejas caer las sombras, y anochece; y entonces corretean los animales salvajes. Rugen los leones que van tras su presa, y reclaman la comida que Dios les provee. Cuando sale el sol, corren a sus cuevas y satisfechos se tienden a descansar. Sale entonces el hombre a sus labores, y trabaja hasta que cae la noche. ¡Tus obras, Señor, son innumerables! ¡Todas las hiciste con gran sabiduría! ¡La tierra está llena de tus criaturas! ¡Vean el vasto mar! ¡Contemplen su grandeza! En él se mueven incontables seres vivos, lo mismo grandes que pequeños. Allí navegan las grandes naves; allí está Leviatán, que creaste para jugar con él. Todos los seres esperan de ti que a su tiempo les des de comer. Si abres tu mano y les das su pan, ellos lo toman y quedan satisfechos. Si te escondes de ellos, se desconciertan; si les retiras su espíritu, mueren y vuelven al polvo. Pero si envías tu espíritu, vuelven a la vida, y así renuevas la faz de la tierra. ¡Sea tu gloria eterna, Señor! ¡Que te regocijen las obras que has hecho! Si miras la tierra, esta tiembla; si tocas los montes, estos echan humo. Señor, ¡toda mi vida te cantaré! Dios mío, ¡yo te cantaré salmos mientras viva! Señor, dígnate agradarte de mis pensamientos, pues yo hallo en ti mi alegría. Que sean borrados de la tierra los malvados; ¡que dejen de existir los malhechores!
Salmos 104:19-35 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
Hiciste la luna para medir el tiempo; el sol sabe cuándo debe ocultarse. Tiendes el manto oscuro de la noche, y entonces salen los animales del bosque. Los leones rugen por la víctima; piden que Dios les dé su comida. Pero al salir el sol, se van y se acuestan en sus cuevas. Entonces sale el hombre a su labor y trabaja hasta la noche. ¡Cuántas cosas has hecho, Señor! Todas las hiciste con sabiduría; ¡la tierra está llena de todo lo que has creado! Allí está el mar, ancho y extenso, donde abundan incontables animales, grandes y pequeños; allí navegan los barcos, allí está el Leviatán, el monstruo que hiciste para jugar con él. Todos ellos esperan de ti que les des su comida a su tiempo. Tú les das, y ellos recogen; abres la mano, y se llenan de lo mejor; si escondes tu rostro, se espantan; si les quitas el aliento, mueren y vuelven a ser polvo. Pero si envías tu aliento de vida, son creados, y así renuevas el aspecto de la tierra. ¡La gloria del Señor es eterna! ¡El Señor se alegra en su creación! La tierra tiembla cuando él la mira; ¡echan humo los montes cuando él los toca! Mientras yo exista y tenga vida, cantaré himnos al Señor mi Dios. Quiera el Señor agradarse de mis pensamientos, pues solo en él encuentro mi alegría. ¡Que desaparezcan de la tierra los pecadores! ¡Que dejen de existir los malvados!
Salmos 104:19-35 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Hizo la luna para los tiempos; El sol conoce su ocaso. Pones las tinieblas, y es la noche; En ella corretean todas las bestias de la selva. Los leoncillos rugen tras la presa, Y para buscar de Dios su comida. Sale el sol, se recogen, Y se echan en sus cuevas. Sale el hombre a su labor, Y a su labranza hasta la tarde. ¡Cuán innumerables son tus obras, oh Jehová! Hiciste todas ellas con sabiduría; La tierra está llena de tus beneficios. He allí el grande y anchuroso mar, En donde se mueven seres innumerables, Seres pequeños y grandes. Allí andan las naves; Allí este leviatán que hiciste para que jugase en él. Todos ellos esperan en ti, Para que les des su comida a su tiempo. Les das, recogen; Abres tu mano, se sacian de bien. Escondes tu rostro, se turban; Les quitas el hálito, dejan de ser, Y vuelven al polvo. Envías tu Espíritu, son creados, Y renuevas la faz de la tierra. Sea la gloria de Jehová para siempre; Alégrese Jehová en sus obras. Él mira a la tierra, y ella tiembla; Toca los montes, y humean. A Jehová cantaré en mi vida; A mi Dios cantaré salmos mientras viva. Dulce será mi meditación en él; Yo me regocijaré en Jehová. Sean consumidos de la tierra los pecadores, Y los impíos dejen de ser. Bendice, alma mía, a Jehová. Aleluya.
Salmos 104:19-35 La Biblia de las Américas (LBLA)
Él hizo la luna para medir las estaciones; el sol conoce el lugar de su ocaso. Tú ordenas la oscuridad y se hace de noche, en ella andan todas las bestias del bosque. Rugen los leoncillos tras su presa, y buscan de Dios su comida. Al salir el sol se esconden, y se echan en sus guaridas. Sale el hombre a su trabajo, y a su labor hasta el atardecer. ¶¡Cuán numerosas son tus obras, oh SEÑOR! Con sabiduría las has hecho todas; llena está la tierra de tus posesiones. He allí el mar, grande y anchuroso, en el cual hay un hervidero innumerable de animales tanto pequeños como grandes. Allí surcan las naves, y el Leviatán que hiciste para jugar en él. ¶Todos ellos esperan en ti, para que les des su comida a su tiempo. Tú les das, ellos recogen; abres tu mano, se sacian de bienes. Escondes tu rostro, se turban; les quitas el aliento, expiran, y vuelven al polvo. Envías tu Espíritu, son creados, y renuevas la faz de la tierra. ¶¡Sea para siempre la gloria del SEÑOR! ¡Alégrese el SEÑOR en sus obras! Él mira a la tierra, y ella tiembla; toca los montes, y humean. Al SEÑOR cantaré mientras yo viva; cantaré alabanzas a mi Dios mientras yo exista. Séale agradable mi meditación; yo me alegraré en el SEÑOR. Sean consumidos de la tierra los pecadores, y los impíos dejen de ser. Bendice, alma mía, al SEÑOR. ¡Aleluya!
Salmos 104:19-35 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Creaste la luna para que marcara las estaciones, y el sol sabe cuándo ponerse. Envías la oscuridad, y se hace de noche, la hora en que merodean los animales del bosque. Los leones jóvenes rugen por su presa; acechan en busca del alimento que Dios les provee. Al amanecer, se escabullen y se meten en sus guaridas para descansar. Entonces la gente sale a trabajar y realiza sus labores hasta el anochecer. Oh SEÑOR, ¡cuánta variedad de cosas has creado! Las hiciste todas con tu sabiduría; la tierra está repleta de tus criaturas. Allí está el océano, ancho e inmenso, rebosando de toda clase de vida, especies tanto grandes como pequeñas. Miren los barcos que pasan navegando, y al Leviatán, al cual hiciste para que juegue en el mar. Todos dependen de ti para recibir el alimento según su necesidad. Cuando tú lo provees, ellos lo recogen. Abres tu mano para alimentarlos, y quedan sumamente satisfechos. Pero si te alejas de ellos, se llenan de pánico. Cuando les quitas el aliento, mueren y vuelven otra vez al polvo. Cuando les das tu aliento, se genera la vida y renuevas la faz de la tierra. ¡Que la gloria del SEÑOR continúe para siempre! ¡El SEÑOR se deleita en todo lo que ha creado! La tierra tiembla ante su mirada; las montañas humean cuando él las toca. Cantaré al SEÑOR mientras viva. ¡Alabaré a mi Dios hasta mi último suspiro! Que todos mis pensamientos le agraden, porque me alegro en el SEÑOR. Que todos los pecadores desaparezcan de la faz de la tierra; que dejen de existir para siempre los perversos.