Proverbios 29:5-27
Proverbios 29:5-27 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
El que adula a su prójimo le tiende una trampa ante sus pies. Al malvado lo atrapa su propia maldad, pero el justo puede cantar de alegría. El justo se ocupa de la causa del desvalido; el malvado ni sabe de qué se trata. Los insolentes agitan la ciudad, pero los sabios aplacan la ira. Cuando el sabio entabla pleito contra un necio, aunque se enoje o se ría, no logrará la paz. Los asesinos aborrecen a los íntegros y tratan de matar a los justos. El necio da rienda suelta a su ira, pero el sabio sabe dominarla. Cuando un gobernante se deja llevar por mentiras, todos sus oficiales se corrompen. Algo en común tienen el pobre y el opresor: a los dos el SEÑOR les ha dado la vista. El rey que juzga al pobre según la verdad afirma su trono para siempre. La vara de la disciplina imparte sabiduría, pero el joven malcriado avergüenza a su madre. Cuando aumentan los impíos, también aumenta el pecado, pero los justos presenciarán su caída. Disciplina a tu hijo, y te traerá tranquilidad; te dará muchas satisfacciones. Donde no hay visión, el pueblo se extravía; ¡dichosos los que son obedientes a la ley! No solo con palabras se corrige al siervo; aunque entienda, no obedecerá. ¿Te has fijado en los que hablan sin pensar? ¡Más se puede esperar de un necio que de gente así! El criado consentido desde niño se convertirá en una persona insolente. El hombre iracundo provoca peleas; el hombre violento multiplica sus crímenes. El altivo será humillado, pero el de espíritu humilde será enaltecido. El cómplice del ladrón atenta contra sí mismo; aunque esté bajo juramento, no testificará. Temer a los hombres resulta una trampa, pero el que confía en el SEÑOR sale bien librado. Muchos buscan el favor del gobernante, pero solo el SEÑOR hace justicia. Los justos aborrecen a los malvados y los malvados aborrecen a los justos.
Proverbios 29:5-27 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Quien mucho alaba al amigo, mucho lo engaña. El malvado cae en su propia trampa; pero el que es bueno vive con gran alegría. La gente buena se preocupa por defender al indefenso; pero a los malvados eso ni les preocupa. Los que aman la intriga enredan a todos en pleitos, pero los sabios siembran la paz. Solo burlas y enojos saca el sabio que discute con un tonto. Los asesinos desean la muerte de la gente buena y honrada. El necio no esconde su enojo; el sabio sabe controlarse. El gobernante que presta atención a toda clase de mentiras, vivirá rodeado de ayudantes malvados. Al pobre y al que lo maltrata Dios les ha dado la vida. El rey afirma su reinado cuando gobierna bien a los pobres. Los golpes y la disciplina enseñan a ser sabio, pero el que es malcriado solo avergüenza a su madre. Donde aumentan los malvados, aumenta la maldad; ¡pero la gente buena los verá fracasar! Corrige a tu hijo y vivirás tranquilo y satisfecho. Donde no hay un buen gobernante, el pueblo no sabe qué hacer; pero Dios bendice a los que obedecen su ley. Cuando el esclavo es necio, no bastan las palabras; solo con golpes obedece. Fíjate en la gente que no piensa lo que dice: ¡más puedes esperar de un tonto que de esa clase de gente! Si empiezas por consentir a tu sirviente, al final tendrás que lamentarlo. La gente que fácilmente se enoja siempre provoca peleas; la gente violenta comete muchos errores. El orgulloso será humillado, y el humilde será alabado. Si te juntas con ladrones no aprecias en nada tu vida; pues cuando ellos sean acusados, no podrás negar que eres culpable. Si tienes miedo de la gente, tú mismo te tiendes una trampa; pero si confías en Dios estarás fuera de peligro. No busques la amistad del gobernante para que él te haga justicia; mejor confía en Dios, pues él es justo con todos. Ni el hombre justo soporta al malvado, ni el malvado soporta al hombre justo.
Proverbios 29:5-27 Reina Valera Contemporánea (RVC)
El que prodiga lisonjas a su prójimo solo está tendiéndole una trampa. El pecado del malvado es su propia trampa, pero el justo canta y vive feliz. El justo hace suya la causa de los pobres; de esto, el impío no entiende nada. Los burlones pueden azuzar a toda una ciudad, pero los sabios saben calmar los ánimos. Cuando el sabio entra en pleito con el necio, el necio no deja de reírse ni de burlarse. Los homicidas odian al hombre cabal, pero los hombres honrados buscan su bien. El necio da rienda suelta a su enojo, pero el sabio sabe cómo calmarlo. Cuando un gobernante hace caso de mentiras, todos sus servidores se vuelven corruptos. El pobre y el usurero coinciden en algo: el Señor da luz a los ojos de ambos. El trono del rey se afirma para siempre, si este juzga a los pobres con la verdad. La vara y la corrección imparten sabiduría, pero el hijo consentido avergüenza a su madre. Si aumentan los impíos, aumenta el pecado, pero los justos los verán fracasar. Corrige a tu hijo, y vivirás tranquilo, y a ti mismo te dará grandes alegrías. Cuando no hay visión, el pueblo se desvía; ¡dichoso aquel que obedece la ley! Al siervo no se le corrige con palabras, porque entiende pero no hace caso. Fíjate en la gente que habla a la ligera: ¡más se espera del necio que de esa gente! Si desde niño el amo consiente al siervo, al final el siervo será su amo. El hombre irascible suscita contiendas, y el hombre violento comete muchos pecados. La soberbia humilla al hombre; al humilde de espíritu lo sostiene la honra. El cómplice del ladrón se odia a sí mismo, pues oye la imprecación y guarda silencio. El miedo a los hombres es una trampa, pero el que confía en el Señor es exaltado. Muchos buscan el favor del gobernante, pero la sentencia de cada uno viene del Señor. Para los justos, los malvados son repugnantes; para los malvados, los repugnantes son los justos.
Proverbios 29:5-27 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
El que siempre alaba a su amigo, en realidad le está tendiendo una trampa. La trampa del malvado son sus propios pecados; pero el hombre honrado vive alegre y feliz. El justo toma en cuenta los derechos del pobre, pero al malvado nada le importa. Los alborotadores agitan a una ciudad; los sabios saben calmar los ánimos. El sabio que entabla pleito contra un necio, se enoja, recibe burlas y no arregla nada. Los asesinos y desalmados odian a muerte al hombre honrado. El necio da rienda suelta a sus impulsos, pero el sabio acaba por refrenarlos. El gobernante que hace caso de mentiras corrompe a todos sus servidores. El oprimido y el opresor tienen algo en común: el Señor les ha dado la vista a ambos. El rey que gobierna a los pobres con lealtad, afirma su trono para siempre. A golpes y reprensiones se aprende, pero el hijo consentido avergüenza a su madre. Si los malvados abundan, abunda el pecado; pero los hombres honrados los verán fracasar. Corrige a tu hijo y te hará vivir tranquilo, y te dará muchas satisfacciones. Donde no hay dirección divina, no hay orden; ¡feliz el pueblo que cumple la ley de Dios! Con palabras no se corrige al esclavo, porque entiende pero no hace caso. Más se puede esperar de un necio que de quien habla sin pensar. El que consiente a su esclavo desde pequeño, al final tendrá que lamentarlo. El que es violento e impulsivo, provoca peleas y comete muchos errores. Al que es orgulloso se le humilla, pero al que es humilde se le honra. El cómplice del ladrón es enemigo de sí mismo, pues aunque oye maldiciones no confiesa. El miedo a los hombres es una trampa, pero el que confía en el Señor estará protegido. Muchos buscan el favor del gobernante, pero solo el Señor hace justicia. Los hombres honrados no soportan a los malvados, y los malvados no soportan a los honrados.
Proverbios 29:5-27 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
El hombre que lisonjea a su prójimo, Red tiende delante de sus pasos. En la transgresión del hombre malo hay lazo; Mas el justo cantará y se alegrará. Conoce el justo la causa de los pobres; Mas el impío no entiende sabiduría. Los hombres escarnecedores ponen la ciudad en llamas; Mas los sabios apartan la ira. Si el hombre sabio contendiere con el necio, Que se enoje o que se ría, no tendrá reposo. Los hombres sanguinarios aborrecen al perfecto, Mas los rectos buscan su contentamiento. El necio da rienda suelta a toda su ira, Mas el sabio al fin la sosiega. Si un gobernante atiende la palabra mentirosa, Todos sus servidores serán impíos. El pobre y el usurero se encuentran; Jehová alumbra los ojos de ambos. Del rey que juzga con verdad a los pobres, El trono será firme para siempre. La vara y la corrección dan sabiduría; Mas el muchacho consentido avergonzará a su madre. Cuando los impíos son muchos, mucha es la transgresión; Mas los justos verán la ruina de ellos. Corrige a tu hijo, y te dará descanso, Y dará alegría a tu alma. Sin profecía el pueblo se desenfrena; Mas el que guarda la ley es bienaventurado. El siervo no se corrige con palabras; Porque entiende, mas no hace caso. ¿Has visto hombre ligero en sus palabras? Más esperanza hay del necio que de él. El siervo mimado desde la niñez por su amo, A la postre será su heredero. El hombre iracundo levanta contiendas, Y el furioso muchas veces peca. La soberbia del hombre le abate; Pero al humilde de espíritu sustenta la honra. El cómplice del ladrón aborrece su propia alma; Pues oye la imprecación y no dice nada. El temor del hombre pondrá lazo; Mas el que confía en Jehová será exaltado. Muchos buscan el favor del príncipe; Mas de Jehová viene el juicio de cada uno. Abominación es a los justos el hombre inicuo; Y abominación es al impío el de caminos rectos.
Proverbios 29:5-27 La Biblia de las Américas (LBLA)
El hombre que adula a su prójimo tiende una red ante sus pasos. El hombre malo es atrapado en la transgresión, pero el justo canta y se regocija. El justo se preocupa por la causa de los pobres, pero el impío no entiende tal preocupación. Los escarnecedores agitan la ciudad, pero los sabios alejan la ira. Cuando un sabio tiene controversia con un necio, este se enoja o se ríe, y no hay sosiego. Los hombres sanguinarios odian al intachable, pero los rectos se preocupan por su alma. El necio da rienda suelta a su ira, pero el sabio la reprime. Si un gobernante presta atención a palabras mentirosas, todos sus servidores se vuelven impíos. El pobre y el opresor tienen esto en común: el SEÑOR da la luz a los ojos de ambos. El rey que juzga con verdad a los pobres afianzará su trono para siempre. La vara y la reprensión dan sabiduría, pero el niño consentido avergüenza a su madre. Cuando aumentan los impíos, aumenta la transgresión, pero los justos verán su caída. Corrige a tu hijo y te dará descanso, y dará alegría a tu alma. Donde no hay visión, el pueblo se desenfrena, pero bienaventurado es el que guarda la ley. Un siervo no se corrige solo con palabras; aunque entienda, no responderá. ¿Ves a un hombre precipitado en sus palabras? Más esperanza hay para el necio que para él. Él que mima a su siervo desde la niñez, al final lo tendrá por hijo. El hombre airado suscita rencillas, y el hombre violento abunda en transgresiones. El orgullo del hombre lo humillará, pero el de espíritu humilde obtendrá honores. Él que se asocia con un ladrón aborrece su propia vida; oye el juramento, pero no dice nada. El temor al hombre es un lazo, pero el que confía en el SEÑOR estará seguro. Muchos buscan el favor del gobernante, pero del SEÑOR viene la justicia para el hombre. Abominación para los justos es el inicuo, y abominación para el impío el recto en su camino.
Proverbios 29:5-27 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Adular a un amigo es tenderle una trampa para los pies. La gente malvada queda atrapada por el pecado, pero los justos escapan con gritos de alegría. Los justos se preocupan por los derechos del pobre; al perverso no le importa en absoluto. Los burlones pueden alborotar a toda una ciudad, pero los sabios calman los ánimos. Si un sabio lleva a un necio a juicio, habrá alboroto y burlas pero no se solucionará nada. Los sanguinarios odian a las personas intachables, pero los honrados procuran ayudarlas. Los necios dan rienda suelta a su enojo, pero los sabios calladamente lo controlan. Si un gobernante presta atención a los mentirosos, todos sus consejeros serán perversos. El pobre y el opresor tienen esto en común: el SEÑOR les da la vista a ambos. Si un rey juzga al pobre con justicia, su trono perdurará para siempre. Disciplinar a un niño produce sabiduría, pero un hijo sin disciplina avergüenza a su madre. Cuando los perversos están en autoridad, el pecado abunda, pero los justos vivirán para verlos caer. Disciplina a tus hijos, y te darán tranquilidad de espíritu y alegrarán tu corazón. Cuando la gente no acepta la dirección divina, se desenfrena. Pero el que obedece la ley es alegre. No solo con palabras se disciplina a un sirviente; podrá entender las palabras, pero no hará caso. Hay más esperanza para un necio que para la persona que habla sin pensar. El sirviente mimado desde pequeño se volverá un rebelde. La persona enojada comienza pleitos; el que pierde los estribos con facilidad comete todo tipo de pecados. El orgullo termina en humillación, mientras que la humildad trae honra. Si ayudas a un ladrón, solo te perjudicas a ti mismo; juras decir la verdad, pero no testificarás. Temer a la gente es una trampa peligrosa, pero confiar en el SEÑOR significa seguridad. Muchos buscan el favor del gobernante, pero la justicia proviene del SEÑOR. Los justos desprecian a los injustos; los perversos desprecian a los justos.