Proverbios 17:21-23
Proverbios 17:21-23 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
Engendrar a un hijo necio es causa de pesar; ser padre de un necio no es ninguna alegría. El corazón alegre es un buen remedio, pero el ánimo decaído seca los huesos. El malvado acepta soborno en secreto, con lo que tuerce el curso de la justicia.
Proverbios 17:21-23 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
¡Qué triste es tener un hijo falto de entendimiento! No es motivo de alegría ser el padre de un tonto. No hay mejor medicina que tener pensamientos alegres. Cuando se pierde el ánimo, todo el cuerpo se enferma. El malvado se vende por dinero; ¡por eso hay tanta injusticia!
Proverbios 17:21-23 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Ser padre de un necio es motivo de tristeza; ser padre de un necio no es motivo de alegría. Un corazón alegre es la mejor medicina; un ánimo triste deprime a todo el cuerpo. El impío acepta soborno y se lo guarda para corromper las sendas de la justicia.
Proverbios 17:21-23 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
Ser padre de un necio trae solo dolor; ser padre de un tonto no es ninguna alegría. Buen remedio es el corazón alegre, pero el ánimo triste resta energías. El malvado acepta soborno en secreto, para torcer el curso de la justicia.
Proverbios 17:21-23 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
El que engendra al insensato, para su tristeza lo engendra; Y el padre del necio no se alegrará. El corazón alegre constituye buen remedio; Mas el espíritu triste seca los huesos. El impío toma soborno del seno Para pervertir las sendas de la justicia.
Proverbios 17:21-23 La Biblia de las Américas (LBLA)
El que engendra un necio, para su tristeza lo engendra, y el padre del necio no tiene alegría. El corazón alegre es buena medicina, pero el espíritu quebrantado seca los huesos. El impío recibe soborno bajo el manto, para pervertir las sendas del derecho.
Proverbios 17:21-23 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Los padres de un necio sufren; no hay alegría para el padre de un rebelde. El corazón alegre es una buena medicina, pero el espíritu quebrantado consume las fuerzas. Los perversos aceptan sobornos a escondidas para pervertir el curso de la justicia.